Estudiaba la universidad cuando conocí a Fernanda, la chica más popular en el salón. Hasta el día de hoy es una mujer muy guapa y en ese entonces pretendía tener buen corazón, tanto así que me quedé perdidamente enamorado de ella.
Siempre salíamos juntos, teníamos mucho en común, o al menos eso me hacía creer. Cuando fue el momento de hacer las prácticas profesionales, me pidió que la ayudará pues ella no quería hacerlas, por medio de un conocido conseguí que le aprobaran las horas de trabajo y de esta manera evitó el agobiante trabajo de oficina.
El que no se libró de cumplir las prácticas fui yo, pues tuve que trabajar doble para cubrir el total de horas exigido para ambos. Cuando uno está enamorado no Ie importan esas cosas.
AI graduarnos decidimos casarnos. Mis padres no estaban de acuerdo con nuestro matrimonio, pero por el contrario, los padres de ella estaban encantados y nos apoyaron con todo Io referente a la boda. Creían que se habían sacado Ia lotería conmigo.
Con resignación, mis padres asistieron a la boda, y como regalo nos obsequiaron a cada uno un puesto en su empresa, el cual incluía un salario generoso para que pudiéramos mantenernos.
A Fernanda ese regalo Ie pareció una ofensa, ¿cómo era posible que le regalaran un trabajo? Ella esperaba un viaje a Fiji o las Islas Griegas.
Nos fuimos a vivir a un departamento que me prestó mi hermana, el cual no era del agrado de mi mujer porque se encontraba en un fraccionamiento de clase media. Ella soñaba con vivir en una de las zonas más exclusivas de la ciudad.
Acordamos que mientras fuera posible, sería yo quien iría a trabajar y ella ayudaría en las labores del hogar. Después de todo era su sueño: ser ama de casa.
Los primeros años trabajé muy duro, y a escondidas comencé a ahorrar dinero para abrir mi propio negocio, no tenia idea de Io que quería, pero estaba seguro de que no me gustaba el trabajo de oficina.
En un catering conocí a Pierre, fue él quien me enseñó el fantástico mundo del restaurante. Me fascinó Ia idea de poder mover tu lugar de trabajo hacia donde vayas.
AI año de casados me di cuenta de que nuestra luna de miel se iba apagando, la escasez económica en la que vivíamos era la causa. Ella solo me hablaba para exigirme dinero, según ella siempre había algo que comprar o reparar en la casa. Un amigo me contó que mi esposa se pasaba el día en salones de belleza, desayuno con sus amigas o el club social de moda. Le cuestioné a mi esposa de dónde obtenía el dinero para esos lujos y lo que conseguí fue que me echara en cara que sus padres aún tenían que mantenerla. Por otra parte, comencé a sospechar que tenía un amante que Ie financiaba sus caprichos.
Me negaba a divorciarme y aceptar que mis padres tenían razón al decirme que no me casara tan joven.
Por ello decidí dedicarme al mundo de la hostelería como segundo empleo. Nunca se lo dije, simplemente comencé a llegar más tarde a casa, en varias ocasiones ella no estaba y no llegaba a dormir.
Mantenerme ocupado en algo que me apasionaba me ayudó a enfrentar Ia crisis que tenía en mi matrimonio.
Una noche, llegué a casa y mi esposa me sorprendió con una cena romántica que según ella, había preparado. Hablamos de nuestra crisis, nos sinceramos y prometimos hacer Io posible por salvar nuestro matrimonio.
Hicimos el amor después de mucho tiempo de abstinencia, no me protegí pues ella tomaba las precauciones necesarias y yo en el fondo quería un hijo.
Los días posteriores a la cena transcurrieron como si hubiéramos regresado en el tiempo al inicio de nuestra relación, cuando nos amábamos cada noche y en cualquier lugar.
Tres semanas más tarde, después de Ia cena de reconciliación, me dio Ia noticia de que estaba embarazada.
Fue la mejor noticia que pude recibir, me encontraba feliz por la llegada de mi primer hijo. Solo de saberlo en la panza de su madre ya Io amaba.
Esta noticia desconcertó a mis padres, a mi hermana e incluso a Pierre y mis amigos, pues estaban seguros de que ese bebé no era hijo mío.
Me enojé mucho con ellos por la desconfianza que mostraban ante la llegada de mi primer hijo. Renuncié a la empresa de mi padre y abrí un negocio food truck de comida mexicana.