Hoy me levante con ánimos de hacer nada. Y es que la verdad me siento muy mal.
Cuando volví de la casa de Jungkook, empezó a llover. Aunque siempre ha sido muy difícil enfermarme, siento que dentro de algunas horas si lo estaré.
Me siento débil, y mi corazón duele.
No pude evitar pensar en que estarían haciendo esos dos. Incluso llore cuando me los imagine teniendo sexo, Jungkook teniendo sexo con esa vieja.
Igual puede hacer lo que quiera, soy una simple estudiante y él mi profesor. Entre él y yo no puede haber algo de más.
Había olvidado que era miércoles y tocaba el uniforme completo -Falda braga- Y tuve que rogarle a al portero de que me dejara pasar, eran las 8:30, Sí que iba tarde, Y de seguro el profesor de Ed. Física, Yoongi, No me deje ver clases.
Los pasillos estaban solos, debido a que todos estaban en sus aulas. El clima era un poco frió, y las nubes avisaban que al igual que ayer en la tarde llovería.
No traje suéter, ni tampoco las medias que me compro Jungkook.
Solo traje una sucia venda que encontré en mi mesita de noche. La misma venda que uso después de recibir los golpes de mi mamá.
Tengo pensado en devolverle todas las cosas que él me compro. Y decirle que me devuelva mi falda-Aquella cuya me ha causado muchos problemas- Junto con mi camisa y corbata. No me importa si no me dejan venir por ese uniforme. No quiero nada que tenga que ver con Jungkook.
Después de todo, no está bien recibir regalos tan caros de tu profesor.
Los alumnos y los profesores deberían odiarse. Yo debería odiar a Jungkook.
Al llegar a mi salón todos se encontraban escribiendo lo que estaba anotado en la pizarra. O lo que estaba anotando un profesor...
Jungkook.
Y es que solo vería clases con él a última hora debido a que nos dará pre-militar. Así que no entiendo por que está aquí.
Kimi al notar mi presencia me hizo un hueco en su pequeña silla. Ya que no había ni mesas ni sillas disponibles. Camine rápidamente hasta su lado y estaba a punto de sentarme cuando...
-Así pasan los perros por mi casa...
Jungkook dejo de escribir y giro para encararme.
-¿Cuándo te di permiso para que pasaras a mi clase? -Pregunto.
Antes de que explotara en llanto allí mismo, volví a guindarme el bolso sobre el hombro y me dirigí a la puerta.
No debí venir a clases hoy.
-¿A dónde vas?
Su voz sonó tan fuerte que me erizo toda mi piel.
-Estaré afuera -Respondí, intentando salir de esta situación lo más rápido posible.
Editado: 31.03.2020