POV Jungkook.
Mire los aretes sobre la mesita de la sala, recordando las veces que mi papá me gritaba con que me los quitara, amenazándome de matarme a golpes si no le obedecía.
Seh. Eran buenos tiempos. Tiempos donde era un simple crio de 15 años, rebelde y con ganas de comerme el mundo de un solo mordisco, queriendo hacer todo... creyendo saberlo todo.
Pero en realidad no saber nada.
El reloj de la pared parecía jugar conmigo, porque cada vez que lo veía estaba en el mismo sitio. Los segundos me parecían eternos, y el pasar de los días solo me pesaba más. Porque no podía simplemente concentrarme en solo una cosa y estar bien, siempre algo me hacía pensar en lo que no quería pensar.
Querer lo que no tenía que desear. Extrañando lo que no tenía que amar. Y para evitar eso, he estado bloqueándome a mí mismo, Poniendo fijamente mi atención a una cosa. Como el reloj de la pared, los aretes de mis orejas, el color de la mesa, la bombilla del techo, el perturbador silencio a mi alrededor y mi desordenado crecimiento de cabello.
Fueron los tres meses más largos de mi vida, y jamás me di cuenta que el cabello ya me había crecido hasta el cuello.
Tapándome las orejas, casi a los hombros. Aunque ni siquiera me molestaba en lo absoluto, ya estaba extrañada mente acostumbrado a él.
Mi mamá me hizo ir a la peluquería con ella, obligándome a teñírmelo nuevamente a mi color natural, debido a mis feas raíces que dejaban al olvido mis mechones rubios, que me había pintado Daniela.
Daniela...
Apoye mi mentón sobre mi palma, dejando salir un pesado, pero ahogante suspiro. Queriendo ignorar la sensación que dejaba en mi cuerpo cada vez que decía su nombre en mi cabeza.
En estos tres meses, nada ha sido fácil. No he tenido contacto con Jimin, ni con nadie. Tampoco he tenido ganas de responder los mensajes que me dejaban los estudiantes en mi correo. No quería hacer nada.
Absolutamente nada.
Tengo miedo de abrir el buzón y ver un mensaje de ella. Porque no voy a tener el valor de abrirlo y responderle.
O quizás sí, pero responderle no.
Lo cual me torturare más si llego a leer un mensaje suyo, sabiendo de ante mano que no le voy a responder. Me sentiré más mierda de lo que ya me siento.
Saque el teléfono de mi bolsillo al sentirlo vibrar, recibiendo una notificación de memoria llena.
"debe liberar espacio en el dispositivo para recibir los nuevos mensajes y archivos"
Me relaje en el sofá, no tenía nada que hacer después de todo. Entre a la bandeja de entrada y elimine todos los mensajes, los cuales la mayoría eran de Jessica.
Ni siquiera los abría, Siempre era lo mismo todos los días, "¿Cómo estás? ¿Ya estas mejor?" "Me gustaría invitarte a un café" "deberíamos salir" y yo siempre terminaba rechazándola.
Lo menos que me apetece ahora es salir con alguien más...
Mi pulgar cayo como por instinto hacia la galería, dejándome ver varias carpetas y una en especial con un candado.
No recordaba haber hecho eso.
Di click, y enseguida me pedía una contraseña. Perfecto.
-CU-CA-LAN-DIA –Teclee, dando contraseña incorrecta.
Rasque mi cráneo intentando recordar, pero nada me llegaba. Sinceramente no le veía un puto sentido el que le haya puesto candado a una carpeta.
A lo mejor son nudes de chicas que me enviaron en la universidad.
-Jungkook.
Escuche la voz de mi mamá, quien me ofrecía una taza de chocolate caliente. Le sonreí en gesto de agradecimiento y me dispuse a colocar otra palabra.
Error de contraseña.
-Sé que no quieres decirme exactamente lo que te pasa, pero... -Mi mamá hizo una pausa bastante dramática para mi gusto, y yo no paraba de teclear palabras sin sentido en la pantalla de mi teléfono.
Algún día tendré que acertar.
-Me gustaría mucho que te abrieras y digas lo que sientes.
Aquí vamos de nuevo.
-Ma, ya te lo dije, estoy bien –Le sonreí, dejando el teléfono en la mesa- perfectamente bien ¿Por qué te parece raro que haya venido? –Le pregunte, ella me miro con los ojos entrecerrados- Solo quise venir a verlos.
-Jungkook, te conozco, y sé que no solo viniste para hacer el papel de familia feliz.
-Me nació el sentimiento.
-Jungkook.
-Me preocupe mucho por mi papá, tenía miedo de que le pasara algo más.
-Tu papá ha estado perfectamente bien desde que salió del hospital. Y tú has estado actuando muy extraño desde que llegaste hace tres meses, sin avisar, y sin dar explicación alguna. Así que empieza a hablar Jeon Jungkook, o me harás llamar a Jimin y le preguntare que le hicieron a mi hijo.
Suspire rendido, sabía que era capaz de eso y mucho más.
Me he sentido muy atrapado conmigo mismo en estos tres meses, y la única que he sentido que está allí para mí, es ella. Tal vez la única manera de sentirme bien es contarle lo que pasa...
Quizás ella tenga la respuesta.
- ¿Vas a decirme ahora?
O quizás no...
-Soy un cobarde, mamá.
-Hm, Yo no parí a un niño cobarde.
-Entonces no merezco ser tu hijo.
-Jungkook –mi mamá levanto mi barbilla con sus manos, mirándome con esos ojitos brillantes y mirada tranquilizadora. Ya hasta sentía que iba a llorar, ¿Cómo las madres pueden tener ese poder? Es tan malditamente doloroso y tranquilizador.
Me da la paz para poder respirar nuevamente, pero a la vez me quita el aire y no sé qué hacer.
No sé cómo soltar lo que siento.
- insultándote a ti mismo y minimizarte, no te hará resolver nada.
Apreté los labios, Queriendo ser más fuerte...
Pero no puedo.
-Es que no se hacerlo, mamá.
Ella me sonrió.
-Empieza por aclararte a ti mismo, que es lo que realmente quieres.
¿Lo que realmente quiero?
Editado: 31.03.2020