Brooke
Este sujeto definitivamente estaba acabando con mi paciencia, y hacía que fuera difícil realizar lo que se me había pedido, a este paso terminaré con mi puño contra su cara y sin trabajo.
Intenté mantener la calma, así que respiré pausadamente, así le llamaba yo a respirar fuerte al igual que un toro a punto de embestir a alguien. Comenzaba a calmarme cuando el desagradable sujeto hizo que mi calma se fuera y la situación se pusiera fea para él.
¿Estás sorda, mocosa? No entiendo por qué contratan niñas inútiles, no sirves para nada, apestas, todo este lugar apesta – dijo el sujeto, tambaleándose al dar unos pasos y tomar una silla y tirarla.
Te sugiero que no me vuelvas a hablar de esa manera – dije tornándome más seria.
¿O qué, niña? ¿acaso me vas a golpear con tu puño de niña, mocosa? – dijo el sujeto mientras se reía escandalosamente.
Solo eso necesité para desechar cualquier pensamiento de autocontrol y cambiarlo por las ganas de golpear ese horrible rostro; así que apreté mis puños y tiré mi libreta lejos. Mientras el tipejo seguía burlándose, no lo pensé dos veces y levanté mi puño y lo estampé contra su rostro, seguido de otro puñetazo en el abdomen, lo que causó que se doblara a la mitad, retorciéndose; tras unos segundos intentó reponerse y golpearme, pero utilizando mi baja estatura, me escabullí debajo de su brazo, el cual tomé y doblé detrás de su espalda en una llave, él solo gemía de dolor; pedía que lo soltara, pero definitivamente yo tenía otros planes.
Más te vale no volver a pisar este lugar, porque si lo haces, ten por seguro que no tendré piedad – dije arrastrando al hombre fuera del lugar.
Volví a entrar al local, tomé mi libreta, acomodé la silla en su lugar y caminé hacia donde estaban Charlotte y Jeff, quienes habían observado todo lo sucedido, al igual que el resto de las personas que estaban ahí, los demás clientes me observaban con cierto nerviosismo.
Jeff, yo… lo siento, no qui… - Jeff me interrumpió.
Lo hiciste asombroso, ¡Dios! Eso fue épico – dijo maravillado.
Espere ¡¿qué?!, no entiendo – dije ceñuda- ¿está feliz de que haya golpeado y arrastrado a ese sujeto? – pregunté incrédula.
¡Claro que sí! Eso fue asombroso. Definitivamente tienes el trabajo Brooke.
¿Está hablando en serio? – definitivamente esto no lo veía venir.
Completamente en serio- sonrió Jeff – ahora ve y atiende a aquel muchacho – sonrió aún más si eso era posible.
De acuerdo, gracias – sonreí sin poder creerlo, Charlotte me dio sus pulgares arriba y sonrió.
Tras dar un gran suspiro, me dirigí hacia el chico pelinegro, que estaba a una mesa de distancia de donde sucedió el altercado con el borracho; ni siquiera había notado que él estuviera ahí.
Buenas, ¿qué te puedo ofrecer? – sonreí algo incomoda, esperaba con toda mi alma que no resultara ser como el anterior.
Bueno, en realidad esperaba que tú me ayudaras con eso, no soy de aquí y no sé qué ofrecen aquí, aparte de café – rio, viéndome atento.
Emmmm, bueno, pues tenemos unos cupcakes que son muy buenos – dije recordando lo que me ofreció Charlotte hace un rato.
Pues bien, entonces tráeme un café y esos famosos cupcakes – dijo mientras se apoyaba contra la mesa.
Vuelvo en un minuto – dije y salí de ahí rápidamente
Charlotte, dame café y los cupcakes, fue lo único que pude recomendarle, necesito estudiar el menú. – dije recostando mi cabeza en el mostrador.
Aquí tienes – dijo ella riendo – lo estás haciendo muy bien.
Si tú lo dices – dije suspirando. Tomé la bandeja y fui hacia el chico.
Aquí tienes tu pedido – dije colocando el café y los cupcakes sobre la mesa.
Gracias – el chico tomó un sorbo de café – sí que está muy bueno – sonrió observándome.
Simplemente asentí, el chico no dejaba de mirarme atentamente, y eso lograba que me pusiera algo nerviosa e inquieta.
¿Quieres algo más? – dije recelosa ante su mirada fija.
El chico no contestó, solamente me siguió observando, eso me estaba molestando sinceramente. – mira chico, no sé qué demonios estés tramando, pero tu estúpida mirada fija sobre mí me está cansando, así que, si no se te ofrece algo más, me voy. – esperé unos segundos su respuesta, pero no llegó, así que sin más me di la vuelta y comencé a caminar hacia la cocina, pero la voz del chico me detuvo.
Oye, espera – me di vuelta para verlo de frente, alcé una ceja en señal de que estaba esperando que dijera algo más. – la verdad es que necesito algo.
¿Y eso sería? – arrugué mi entrecejo.
Quiero charlar contigo cuando termines tu turno aquí – dijo serio.
¿Qué? Este tipo está loco si cree que voy a hablar con él, primero, porque ni siquiera sé a qué hora cierra este lugar, segundo, aunque lo supiera, lo conozco apenas de hace unos minutos, jamás lo he visto, ¿quién sabe y resulte ser un asesino que planee matarme detrás del local y tirarme a uno de los basureros? Por la forma tan minuciosa en la que me miraba, algo debió haber tramado. Y lo siento, no estoy de ánimos para pelear con alguien más.
Pues déjame decirte que no se va a poder, no pienso hablar con desconocidos. – dije cruzándome de brazos.
El chico sonrió y estiró su mano hacia mí – Azael Harrison.