Ha llegado el día.
Ha llegado el día del desfile y mis nervios están a flor de piel mientras veo a todos esos modelos correr de un lado a otro en ropa interior. Me siento sumamente nervioso y el miedo que estoy atravesando me tiene perpleja y estática en mi lugar; lugar del cual no me he movido en media hora desde que entre aquí.
No puedo evitar que esa pizca de inseguridad se cuele en mis venas mientras veo a estas chicas de cuerpo perfectos, sonrisas alegres y descaradas. Yo solía tener mucha seguridad en mi antes de que toda esta pesadilla comenzara, ahora me siento tan diferente. Siento que un poco de piel expuesta es algo atroz ya que me verán con asco o con lujuria y esas son dos cosas que ya odio.
No se me puede culpar, descubrí la sexualidad a través de una violación y nunca me ha gustado que Benjamín me toque, nunca me sentí bien, nunca sentí placer y, sobre todo; Nunca me gustó.
Algunas chicas me sonríen con amabilidad mientras otras murmuran sobre quién demonios soy y de dónde salí. Traigo mi usual falda larga que llega hasta mis tobillos, mi camisa antes muy ancha, ahora menos, pero sigue siendo ancha.
—Chicas, las estilistas llegaron así que vayan para que las arreglen—Sam, un gay de lo más cariñoso es quien va a dirigirnos. He trabajado en una ocasión con él y es bastante bueno en su trabajo.
La señora Eva aparece detrás de él con una sonrisa mientras amable nos mira a todas, luego detiene su mirada en mí.
—Allen, sígueme—eso hago bajo la atenta mirada de todas las modelos.
La sigo hasta el único vestido que permanece alejado del resto. Su color rojo vino con tonalidades negras es de lo más llamativo. Es muy sensual, aún me sorprende que aceptara hacer esta locura, ahora estoy muy aterrada.
Siento la palidez en mi rostro al caer en cuenta de que estará frente a muchísimas personas y un paso en falso y puedo estropear no solo este vestido que cuesta más de lo que ganaría en cinco años, sino también el evento. Porque si me caigo no sabría reaccionar y arruinarlo todo.
—Allen—levanto la mirada a la señora Lewis. Ella intuye mis pensamientos por lo que me regala una sonrisa amable—todo saldrá bien—eso quiero creer.
—Estoy aterrada—confieso—pero esto será una demostración para mí misma de que puedo ser una mujer normal—miro sus ojos respirando hondo—de que puedo seguir adelante y completar todo lo que me proponga—ella me sonríe.
—Si quieres le digo a Jasper que venga, sé que su presencia te tranquiliza de alguna manera—muerdo mis labios mientras niego—recuerda que eres una mujer normal Allen, una mujer sumamente talentosa—le regalo una sonrisa nerviosa.
—Jasper siempre me ha sido de ayuda, pero quiero hacerlo sola. Puedo hacer todo lo que me proponga—mi labio tiembla un poco y ella me abraza.
—Yo sé que si—suspiro tranquilizándome—quiero que, así como nosotros vemos lo especial que eres tú también puedes verlo. Eres una mujer sumamente valiosa—respiro hondo.
—Te puedo pedir un favor—Eva asiente y juego con mis manos—quiero que coloquen una canción cuando sea yo que salga, sé que tal vez es un poco extraño, pero es importante para mí—ella me sonríe con cariño.
—¿Cuál cariño?—le digo cual y ella asiente—está bien, ahora vendrán para arreglarte. Le pediré a Sam que sea tu estilista personalmente. Sé que te cae bien y que de esa manera te sentirás más cómodo—le sonrío, una sonrisa sincera.
Ella está tratando de que me sienta lo más cómodo posible y no sabe cuánto le agradezco. Asiento abrazándome y la veo salir. Miro el vestido que es ceñido al cuerpo mientras tiene escote en la parte frontal y en la espalda. Este no lleva sujetador y eso me tiene nervioso. Estaré muy expuesto. Mi piel estará muy expuesta y ese pensamiento me hace sentir incómodo.
—Aquí estas, angelito hermoso—Sam entra—bien, hagamos que tu belleza sobrepase los límites permitidos en este mundo—le doy una sonrisa tensa
Sam me hace reír mientras me arregla impidiendo que me vea en algún espejo. Es fácil estar a su alrededor. Horas más tarde y que ya el evento ha comenzado es cuando él termina.
Mi cabello cae en una coleta alta y perfectamente peinada sobre mi espalda y lacia.
Justo ahora ya llevo puesto el vestido y me estoy mirando en el espejo. Veo una persona completamente diferente que el reflejo al que estoy acostumbrada a ver. Mi respiración desaparece. La persona de este reflejo brilla. Se ve viva y se ve hermosa. Es una persona completamente diferente a la que habitualmente mira. Es como si me viese tan inalcanzable en este momento que no puedo evitar mirarme mucho en el espejo aun cuando Sam se mantiene sonriéndole a mi reflejo.
Aun con tanta piel expuesta y un poco de incomodidad no puedo evitar sentir que por primera vez en la vida estoy logrando algo de lo que me propongo. Sam está detrás de mi admirando su trabajo. Mis ojos verdes parecen más grandes y brillosos, mi piel se ve inalcanzable.
—Esa... ¿soy yo?—la pregunta se pierde en el aire mientras me miro sin despegar la vista del reflejo.
—Esa siempre has sido tú, eres hermosa Allen y tienes un cuerpo precioso. Solo que te escondías del mundo y es hora de que tus pétalos se abran y le muestren la grandeza de la rosa que eres—él coloca sus manos en mis hombros—es hora de que vean la rosa más fuerte y bella—me sonríe a través del espejo y le devuelvo la sonrisa.
—Muchas gracias—él me sonríe.
—No hay porqué agradecer, ahora sí, vamos porque casi llega tu turno—me hace colocarme unos tacones y camino a su lado. Varios modelos me miran de manera extraña y puedo decir que sorprendidas.
—Tienes un cuerpo hermoso, ¿Por qué lo ocultos?—una de ellas se acerca y me siento tímida.
—No me gusta mostrarlo—es mi respuesta antes de ser arrastrada por Sam.
Escucho la melodía de la canción que elegí y veo como varios modelos comienzan a salir. Elegí una canción que me representa tanto que cuando la escuché no pude evitar llorar, muchas lágrimas se deslizaron por mis ojos porque en esta lucha que estoy viviendo contra una bestia y contra mí misma, esa canción me ha dado fuerzas. No vales más que yo de La Oreja de Van Gogh.
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Editado: 09.12.2024