Promesa de niños

Capítulo: 6

Naomi

Limpio con pesar la herida que tiene Thomas en la nariz, este sonríe feliz mientras yo estoy muriendo por dentro, tenía tantas ganas de gritar que sí, que me pegaba, pero no pude, en sus ojos pude leer la amenaza, me quitaría a mis hijos, Thomas tiene demasiadas cosas contra mí, lo sé, en el pasado me ayudó, pero ahora con eso me puede destruir por completo, si no hubiera hijos de por medio lo decía, jamás hubiese permitido un solo golpe, pero no puedo pensar en una vida lejos de mis niños, mis ojos se llenan de lágrimas pensando en eso.

—Sonríe —masculla él sin dejar de sonreír —Gael nos mira —yo sonrío un poco

—No sabes cuanto te odio

—Eso cambiará Naomi, lo prometo

—¿Con golpes? —miro sus ojos —Thomas

—No volveré a pegarte —él se aleja y toma mi mano, entramos así a la habitación —no volveré a hacerlo mientras cumplas conmigo como debes Naomi, eres mi esposa —besa mis labios mientras yo permanezca inmóvil —pero pon de tu parte —toma los tirantes de mi vestido y los baja —por favor —él sonríe y comienza a besar mi cuello, yo cierro con fuerza mis ojos tratando de recordar otras cosas, otros momentos, otros lugares.

La hermana de Thomas me abraza riendo, está radiante y feliz, cuando se separa de mí abraza a los gemelos, los cuales ríen y la abrazan con cariño, a pesar de conocerlos poco ella les demuestra mucho amor y lo mismo pasa con mis hijos, ¿cómo es posible que Gael y Fernanda sean tan distintos de Thomas? No parecen familia.

—Has estado callada —dice ella mientras estamos en la piscina, nuestros pies tocan el agua y los niños corren detrás de nosotras.

—No tengo mucho que contar, en cambio, tú sí, te casas rápido —la miro y ríe

—Amo a Álvaro, eso es todo —asiento, mi mirada viaja hacia Gael que está a unos metros conversando con sus padres, apuesto a que de lo sucedido esta mañana, sé que Thomas me mira, este está detrás de nosotras cocinando en la parrilla, fueron rápidos al preparar algo para celebrar la llegada de Fernanda, la cual no estaba en el país. 

—Me alegra, cambiaste la fecha

—Sí, se me presentó un evento al cual no podía dejar de ir y bueno, Álvaro también tiene sus líos —ella suspira, ser modelo no debe ser muy fácil aunque las personas no lo crean, Álvaro sé que es cantante, por lo que ambos se ven bastante poco debido al trabajo —creo que lo dejaré

—¿Qué dejarás? —la miro, ella está mirando la piscina

—El trabajo, necesito tiempo para mí y para Álvaro, él también viajará menos

—Eso es bueno

—Cuéntame algo de ti cuñada —sonríe mirándome —sé que no trabajas, pero qué te gusta hacer? —suspiro

—Me gusta pintar —sus cejas se alzan

—nunca te he visto hacerlo

—A Thomas no le gusta, dice que ensucio todo y que el olor le molesta —ella rueda los ojos —lo hacía en casa, pero ahora aquí no he podido

—Thomas es imbécil, mañana iremos a comprar lo necesario para que lo hagas, estarás bastante tiempo acá 

—Viviré aquí, Thomas así quiere —ella asiente algo pensativa

—Bueno, la casa es grande, hay habitaciones de sobra, por lo que cogeremos una para eso, a mis padres no les va a molestar —comenta mientras sus padres y Gael se acercan

—No le digas a Thomas —ella se pone de pie y hago lo mismo

—No te preocupes, secreto de cuñis —me abraza riendo y también río

—Ya esto está —grita Thomas señalando la parrilla.

—Pues yo necesito un trago —Fernanda toma una botella de vino y comienza a servir, cuando acaba viene hacia mí con dos copas en sus manos y me entrega una, tomo esta sonriendo pero Thomas la quita de mis manos.

—Mi amor, no bebas —él deja un beso en mi boca

—¿Por qué no hijo? —su madre se acerca y él pasa un brazo por mi cintura pegándome a su cuerpo, la mirada de Gael choca con la mía

—Naomi y yo estamos intentando tener otro hijo —el mundo se detiene para mí y lo miro, nuestros hijos también dejan de jugar —queremos hacer que la familia crezca

—¿Otro hermano? —bufa Owen —para qué? 

—Porque si Owen —espeta Thomas mirando a este

—No quiero un hermano —grita, sujeto la mano de Thomas cuando iba hacia él

—A tu habitación Owen —masculla Thomas señalando la casa —a papá no se le grita, tu también castigada Laia

—Pero si no hice nada —esta cruza sus brazos

—Thomas, por favor —me mira cuando hablo

—¿Que Naomi? Los tienes muy malcriados, ya va siendo hora de que alguien los eduque —él se aleja de mí, yo veo a los niños caminar hacia la casa, doy un paso para seguirlos, pero Thomas me mira y niega, su mandíbula está tensa, no debo retarlo o sé que la pasaré mal, así como mis hijos, simplemente me quedo quieta en mi sitio y al parecer nadie se ha dado cuenta de nada, respiro hondo, toda la felicidad del principio se ha ido y ahora ni siquiera puedo beber.

Las horas pasan y la tarde cae sobre nosotros, el día no ha estado tan mal, Fernanda alegra siempre todo con sus risas y sus palabras, la he visto bailar con cada hombre de la familia incluso con empleados, yo simplemente permanecí en mi lugar mirándolos ser felices y ahora estoy mirando el agua de la piscina deseando lanzarme a ella, Thomas me prohibió ir a ver a los gemelos hasta la noche, la única razón por la que acepté eso fue para no perjudicarlos a ellos, no quiero que les pegue o los maltrate.

—¿Un refresco? —volteo al escucharlo, Gael está extendiendo un vaso hacia mí con refresco, lo tomo mirando sus ojos.

—Gracias —susurro dando un suspiro

—Naomi —lo miro —prometí no volver a meterme en asuntos que no son míos, pero lo que Thomas hizo hoy no me gustó —el se acerca más, yo miro hacia todos lados, pero no veo a Thomas —está con papá en su despacho —miro los ojos de Gael —es claro que le tienes miedo

—Gael —suspiro —Thomas no me pega —sonrío un poco —pensé que el tema estaba olvidado

—Solo quiero que sepas que aquí estoy, puedes decirme cualquier cosa



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En el texto hay: pasado, niños, amor

Editado: 01.11.2024

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