Capítulo 4

Nadya

Como regalo de graduación me regalaron un viaje a donde quisiera ir ese era mi deseo a los 15, poder viajar no dije a donde, ahora me estaban dando la oportunidad Arisha y Roselyne también viajarían conmigo.

Ya habíamos planeado lo que haríamos, aunque aún con Roselyne no nos acostumbrábamos a todo el tiempo escuchar señorita a donde sea que fuéramos, pero gracias a que ella ha viajado era más fácil ir a los diferentes sitios sin sentirnos incomodas.

Esta era una de las mejores semanas no solo fuimos a conocer la historia de Francia, su cultura aprovechamos ir a todos los restaurantes, también de fiestas, salimos con personas del círculo de Roselyne al club donde tuvimos competencias deportivas hasta de canto entre más.

Era una experiencia nunca imaginada pero aquí estaba en el cuarto ya eran con las 11 p.m. Mirando lo increíble de la ciudad mientras una lagrima cae de mí. No sabía qué hacer.

Días después...

Hoy era 24 de diciembre estaba aquí al pie de la torre Eiffel con miedo de todo y de nada a la vez.

Ya había pasado 4 años desde la última vez que hable con Andrius por teléfono, ni siquiera estaba segura de venir pueda que haya olvidado nuestra promesa ya que solo éramos niños, pero aun así decidí aceptar el resultado.

Seria al fin, el momento ya habían pasado 10 años desde entonces, pero y si solo era una ilusión; el miedo quiere ser presencia más no puedo permitir eso, tanto tiempo como para ahora llegar a dudar, mi mente pensaba las excusas, pero mi corazón sabía lo que tenía que hacer tome el valor. En cada paso que daba en cada uno de los escalones mi mente gritaba que volviera, pero miraba el cielo nocturno debía apurarme en subir para llegar a medianoche a enfrentar a eso que tanto miedo da en mí.

Cuando al fin pude subir empecé a mirar a mi alrededor, buscando aquello por lo que vine empecé a dar pasos lentos hasta mirar al frente; ahí estaba a pesar de los años mi corazón me guiaba al estar a una distancia prudente.

- ¿Eres tú Andrius? - dije con miedo en mi voz no quería que sonara así

Lo miro sin saber si es solo mi imaginación o de verdad es él.

- Estas muy hermosa – le escucho decir mientras él se semiarrodillaba delante de mí, con una mirada que veía mi alma completa, lo confirmé, lo amo como a nadie más mirando fijamente sus ojos

- Eres tú - dije mientras sentía mis ojos humedecerse de las lágrimas que se querían escapar

- Perdóname, Nadya – dijo

Me acerqué a rodearlo con mis brazos en su cuello

Pero nunca espere lo que él, me pidió después…