Lo cierto es, que soy una hipócrita. Sí, una hipócrita, no solo con otros, muchas veces, también conmigo misma, me avergüenzo de ello pero es así como siempre fui.
Si tu me conocieras, dirías que soy muy tímida y que cuando me hablas soy la más amable, la mas humilde, la que nunca se creería superior a tí y la buena amiga que siempre te da el mejor consejo, algo así como un personaje de dibujos animados, aunque la verdad es que muchas veces me pasa lo opuesto, si me agradas, sí, seré amable contigo con toda la sinceridad del mundo, y si no lo haces, mi amabilidad será la mas falsa.... por tanto la mas peligrosa, no me detendré hasta destruirte, y te tendré la mas horrenda envidia si tú me destruyes a mi.
Estaba a poco mas de la mitad del estudio de mi carrera:psicología, cuando mi vida cambió para siempre. Siempre quise dedicarme al teatro, son los dones que Dios nos da, el teatro era oxígeno para mi, aún lo sigue siendo. El problema es que... para ahorrar tiempo, basta con decir que en la carrera yo me sentía asfixiada. Mi profesión era preciosa, pero me aburría en sobre manera, no sirvo para estar sentada leyendo todo el día, estudiando conceptos y esas cosas, me encanta leer, pero no podría hacerlo por demasiadas horas seguidas.
Esa carrera era lo mas cercano a algo que me gustara además del teatro, pero fui básicamente obligada a estudiarla, quiero decir, en mi medio, y en mi país, Bolivia en general, el teatro le importa a la gente tanto como la contaminación ambiental: nada. Así que mis padres habrían preferido morir antes que dejarme ir a hacer teatro al extranjero: "morirás de hambre y es muy peligroso", decían, hasta cierto punto lo entiendo, pero correría cualquier riesgo y moriría de hambre feliz si hago lo que amo hacer y no algo que "me dé de comer". O mejor dicho, si hago lo que hago bien y no lo que me fuerzo a hacer cuando claramente no nací para ser psicóloga, a pesar de que soy inteligente, me sacaba buenas notas y puedo defenderme defenderme como tal, a comparación de mis compañeros... yo soy una rana ignorante.
En fin, mi historia comienza cuando tenía 9 o 10 años y veía una serie llamada "Chispas" sobre unos chicos de secundaria que cantaban y bailaban, gracias a ellos me enamoré del teatro. Ya para cuando estuve en secundaria, participé del teatro de la escuela, donde destaqué por mucho sobre los demás gracias a mi capacidad actoral. Ahí fue cuando conocí a Fedra, ella era una gran amiga del teatro, era un año mayor que yo en la escuela y nos llevábamos muy bien, era la persona mas dulce que jamás conocí, hasta que llegó la última obra teatral que hubo en la escuela, donde no solo actuaríamos sino también bailaríamos y cantaríamos, yo fallé en la parte de canto. No se porque siempre que canto en la comodidad de mi hogar me salen bellezas de canciones, y lo contrario ocurre cuando canto en público, debe ser psicológico.
Fedra me ganó el estelar, y en ese momento ella cambió, bueno, yo creo que no cambió, sino que mostró su verdadero yo, una creída con ares de superioridad que me veía desde arriba, supongo que siempre se sintió opacada por mí y ahora que me ganó en algo, se sentía la opacadora, la vencedora. Lo peor es que su verdadero yo sólo me lo mostró a mí, los demás la seguían viendo como un ángel mientras que a mi, hasta el saludo me cortó.
Esa obra fue un fracaso así que la escuela ya no quiso dar presupuesto otro año más y yo tuve que buscar hacer teatro en otros lados, muchas veces en algunos talleres ya sea de canto, baile o actuación me topaba con Fedra, o yo entraba el año que ella se salía de un determinado taller o ella ingresaba cuando yo me salía de otro taller, como si nos estuviéramos "persiguiendo", y vaya que me atormentaría incluso en la universidad, cabe recalcar que ambas estudiábamos en la misma carreras diferentes (gracias al cielo).
Al menos luego de que la obra de la escuela fracasó ya me hablaba e intentaba interactuar conmigo como si nada hubiera pasado, pero yo no olvido como me miraba.
Lo que me enorgullece, es que en todos los talleres a los que me inscribía a lo largo de los años destaqué por mi empeño y mi talento, excepto en canto, nuevamente, Fedra me ganaba. Lo que me da pena, es que inscribirme a talleres salía muy caro, la economía de mi familia definitivamente no era la mejor, a diferencia de la de Fedra, así que hubieron muchos talleres a los que no pude asistir y luego veía a Fedra posteando en sus redes sociales sus presentaciones en esos talleres.
Olvidándola un poco a ella, porque no es lo que prioriza en vida, de hecho, si tuviera que hacer una lista de las cosas que más me importan, ella y su voz cantora estarían hasta abajo, o al menos de eso me quiero convencer. Regresemos a la historia, cuando cursaba poco más allá de la mitad de la carrera, el destino intervino para impedir que recunciara a mi sueño y que me limitara a estar en talleres menores.
Salía de un examen que por poco estaba por reprobar, cuando el maestro Palazuelos me llamó a parte una vez que la mayoría de mis compeñaros se habían retirado.
Editado: 08.12.2019