Podía decirse que al menos algo se mantenía normal en el fin del mundo, se trataba de las nubes. Ellas seguían volando por lo alto en el cielo, parecidas a algodones de azúcar y de color blanco; era una lástima que casi todo lo demás no se mantuviera igual de normal que ellas. Sobre las cabezas el cielo perdió su característico celeste para volverse completamente gris, por las mañanas era un gris claro y por las noches uno más oscuro.
Todo lo demás parecía querer imitar la normalidad de las nubes, podía notarse ese intento fallido ya que absolutamente todo era blanco. No había nada alrededor que no se hubiera teñido de blanco, claro a excepción del agua que también era gris e intomable ahora… y por un par de personas que recorrían el páramo blanco.
Ya habían pasado cuatro horas desde el último descanso que había tomado, bueno tal vez eran cinco o un poco más, la verdad es que Noah no podía medir bien el tiempo porque su celular se había roto y no tenía ningún reloj a su alcance. Pero lo que si podía saber era como su cuerpo le imploraba por volver a tomarse otro descanso.
–Me duelen las piernas G1 –dijo con pesadez, él quería dejar bien en claro lo agotado que estaba.
Caminando a su costado pero unos pasos más adelante estaba su mejor amigo llevando una mochila, aunque en realidad Noah había descubierto hace poco que se trataba de un clon de su mejor amigo y también que trabajaba para una organización secreta tipo hombres de negro o expedientes X. –¿De nuevo? Pero si llevamos muy poco tiempo desde la última parada que hicimos.
Enserio le ardían y temblaban las piernas, no podría soportar mucho más estar parado. –¡Mentira! Ya estoy cansado, enserio hagamos otra parada.
G1 volteó la cabeza para mirarlo y comprobar su estado físico para saber si era verdad, los ojos verdes y brillantes como esmeraldas del clon lo analizaron de arriba abajo. –Para tener mucho musculo pensé que también tendrías más resistencias.
Noah podía notar con claridad que se trataba de un clon y no se verdadero mejor amigo original porque difícilmente este le diría algo asi, para su suerte el joven de cabello gris también podía jugar con ese mazo de cartas. –Si la tendría si no hubiera sido por lo que pasó. –Al terminar de decir esas palabras sus ojos de rubí y zafiro apuntaron al brazo izquierdo, en su totalidad toda la extremidad se había vuelto igual de blanca que el entorno que les rodeaba y tampoco podía moverlo a su voluntad.
Ese fue un golpe que pareció dolerle a G1 ya que su rostro se desarmó a uno afligido. –Tienes razón, todavía me siento muy mal por eso. Otra vez, perdóname.
–Tampoco es para tanto, aunque llegaste tarde si te hubieras tardado unos segundos más ahora estaría peor. –El joven de pelo gris tenia puesta una remera musculosa y conectada a la piel de su pecho podía verse un dispositivo similar a una estrella de mar metálica–. Pero eso sí, tomemos otro descanso ahora. –Noah intentaba mantener la calma, restarle importancia a su situación para que su mejor amigo no se desesperara más, pero en el fondo estaba demasiado preocupado por lo que le ocurrió y tenía miedo. Aunque con quien estaba ahora era un clon también podía notar su miedo.
–Lo haremos, descasaremos en el siguiente lugar que encontremos.
–Está bien. –Eso le parecía mejor a nada y no podía discutirlo, después de todo detenerse fuera de algún lugar seguro en este gran y desolado mundo blanco no parecía una buena idea, había una extraña sensación detrás de su cuello que le provocaba una desconfianza e inseguridad tremendas.
Después de eso y para no quedarse caminando solos y en silencio Noah le preguntó a G1 si podía cargarlo hasta que encontraran un lugar, al principio el clon se negó pero luego de volver a sacar la carta trampa de su brazo este terminó aceptando. Noah tomó la mochila y G1 lo tomó a Noah.
De esa forma siguieron caminando por un largo rato, aproximadamente una hora más, hasta que llegaron al costado de una ruta en la cual había muchos autos abandonados. El lugar era como el interior de una nevera, todo blanco y congelado en su último momento; observar los autos chocados en la ruta y las puertas abiertas provocaban que Noah casi pudiera escuchar los gritos de desesperación de la gente saliendo y corriendo cuando todo inició.
Pero tenía que distraer su mente, no podía pensar en eso y dejarse sucumbir. –Oye, oye ¿De qué color crees que eran esos autos? –le preguntó a G1 mientras este lo cargaba caminando al lado de la ruta.
–Pues son blancos.
–No tarado jajaja. Antes de volverse blancos.
–La verdad que no se me ocurre una idea del color.
Antes de que Noah pudiera seguir molestando a G1 para distraerse, y distraerlo a él también, el clon se detuvo de repente y los dos se quedaron quietos. Cerca de los autos se notaban figuras similares a estatuas de personas: había mujeres, hombres y niños. Todos estaban congelados en sus últimos movimientos de desesperación y terror, solo que ahora eran completamente blancos a excepción de sus cabellos que se volvieron grises; y sus rostros porque lo único que conservaban en ellos era una gran sonrisa tétrica, no había ojos, nariz, cejas ni nada más.
Luego de atravesar toda la ruta los dos llegaron a un barrio que todavía se encontraba en construcción, no parecía ser un lugar muy grande pero ambos concordaron en que serviría para descansar. Noah se bajó de la espalda de G1 y le volvió a entregar la mochila, de su interior el clon sacó unas pinzas industriales y cortó la reja que separaba la construcción de la ruta para que pudieran entrar.
Los dos se pusieron a caminar por el interior, todo era demasiado silencioso y quieto. Buscaron una casa a casi terminar y se metieron allí. G1 uno acercó unas cajas de madera blanca para que se sentaran y volvió a revisar su mochila. –¿Quieres algo de agua? –preguntó sacando una botella cuyo liquido interior no se había vuelto gris.
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Editado: 20.03.2024