Lunes 10 de noviembre.
Era el momento de la clase de programación, el profesor es alguien que podría llamársele bueno y gracioso; en realidad depende de a quien se le pregunte. Para A3, quien tenía una profunda conexión con el progenitor ese era el caso. La gran mayoría de sus compañeros lo verían como alguien que siempre se burla para lastimar a la otra persona y que llega a ser insoportable.
Todos los estudiantes de quinto año ya estaban sentados en sus respectivos lugares cuando acabó el recreo, cada uno esperaba la llegada del profesor y sin que se llegaran a dar cuenta este entró. Con su clásica sonrisa el profesor los saludó a todos y la gran mayoría le devolvió el saludo, fue directo a su escritorio y dio una declaración contundente. –Pongan sus tablets en modo de evaluación. –Todos se quedaron en silencio, confundidos pensando que escucharon mal y esperando el remate, como si el profesor estuviera diciendo un chiste. Pero a pesar de su sonrisa parecía ir muy en serio–. Rápido, si no se apresuran ustedes se perjudican al perder tiempo.
Al terminar esa oración las quejas no se hicieron esperar, todos le recriminaban que él nunca avisó que haría un examen sorpresa hoy. El profesor en todo momento tenía su sonrisa, daba la impresión de que disfrutaba ese sufrimiento y furia de sus alumnos, casi como un demonio que se alimentaba de eso. –¿Pero por qué se ponen así? Cuando llegamos el sábado les avisé a todos mientras bajábamos del tren.
–Sí, pero profe todos pensamos que lo decía en broma –dijo una compañera.
–Yo lo escuché con un tono sarcástico –agregó otro.
El profesor fingió sorprenderse. –¿En serio soné así? Uh que macanita, bueno ahora siéntense y hagan lo que les dije que siguen perdiendo tiempo.
Mientras que algunos estudiantes intentaban salvar la situación, coincidentemente eran los estudiantes de promedio más bajo en el curso, los de mejores notas ya estaban comenzando a revisar sus apuntes y borradores para repasar lo más posible. Al final de cuentas era alumnos contra un profesor, y se trataba sobre un examen; no importa que fueran 10, 20 o 30 no iban a poder hacerlo cambiar de opinión. –Pensaba tomar una prueba que involucrara temas tanto de programación como del viaje, pero para que se me calmen serán solo cosas del viaje. –Fue lo máximo que lograron conseguir.
Desde ese momento el lunes que recién daba inicio pasó de ir todo bien a volverse una mierda, A3 y Noah no sabían casi nada y compartían los mismos rostros vacíos al leer cada pregunta y consigna. En cambio, Iris y Micaela sonreían al leerlo, la primera se la pasó tomando fotos y notas del viaje y las había compartido con su mejor amiga cuando regresaron.
Al sonar el timbre para el segundo recreo un ambiente pesado desbordó del aula tal como una presa rompiéndose y cediendo ante el agua, no había sido solo malo sino que el profesor se encargó de hacerlo incluso peor. –Qué hijo de puta el profe ¿Por qué mierda tenía que corregir todos los exámenes apenas se los dimos? –se quejaba Noah. Desde el punto de vista de A3 este era muy bipolar respecto a su relación con el profesor, podían encantarle u odiarlo a muerte como ahora.
–Al menos la gran mayoría del curso desaprobó –intentó consolarlo A3, eso en realidad no era algo bueno solo que no tenía nada más “positivo” que usar.
–Eso no sirve de nada, él sabe que los lunes se envían los correos a los padres con el progreso de cada semana. Nos quiso arruinar por todos lados.
Al lado de los dos ambas chicas caminaban mucho más tranquilas. –Ahí concuerdo con Noah, hizo eso último en especial para fastidiar creo –comentó Iris.
Acto seguido las chicas les dijeron que iban al baño y el chico de cabello gris aprovechó eso para decirle a A3 que iría al kiosco a comprar. El clon se quedó solo por un momento y fue justo cuando Basil se le acercó. –Ey ¿Cuánto te sacaste en la prueba?
–Un cuatro, ni cerca.
–Wooah, pensé que si recordarías más cosas.
–En esos breves momentos de repaso me puse a ver la teoría de programación –confesó con una sonrisa incomoda.
–Que embole ¿acaso tus hermanos no te dijeron cosas del viaje que pudieras recordar?
La pregunta desencadenó en el Modelo Académico recuerdos sobre sus hermanos luchando contra Onyx Rojo en Córdoba, las incursiones fuera de la ciudad de TCC y otros para sabotear a la misma compañía y Nox intentando recuperar unas cosas robadas. Nada de eso le servía, y aunque hubiera podido solicitar información por la red I1 no se lo hubiera dejado. Su maldito hermano mayor lo estaba obligando más a estudiar por su cuenta y no ser tan dependiente.
Solo que A3 no sabía cómo decirle todo eso a Basil. –Pasa que es algo complicado, veras… es que…
De repente una chica se interpuso entre ambos, por su cabello castaño anaranjado y pecas rojizas ambos sabían que se trataba de la presidenta del consejo estudiantil. Lois llegó de golpe para darla la espalda a su compañero pandillero. –Lo siento dame un momento, esto es importante –se limitó a decirle para luego concentrarse en Julián. Este último no sabía cómo reaccionar y sus ojos intentaban mirar para cualquier lado menos a ella, había sido notificado sobre lo que ocurrió con sus hermanos informáticos el otro día.
–¿Qué sucede? –preguntó rápido para intentar sacársela de encima lo antes posible. Ya rogaba que sus amigas o Noah regresaran pronto.
–Que hoy a las cinco de la tarde habrá una reunión, no faltes. –A la par que ella hablaba A3 pudo notar como Basil se marchaba por detrás.
–¿Sabes que tema se tratara?
Esa pregunta pareció descolocar a la chica. –Sobre la tarjeta que me diste ayer. –Ella se puso muy colorada al decir eso, recordando algo–. Nos comunicamos con el hombre y resultó ser algo muy interesante.
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Editado: 20.03.2024