Capítulo 2: Primera misión

Nos dedicamos a entrenar al aire libre con Santi un buen calentamiento nos puede permitir refrescar la mente y saber cuál será el siguiente viaje que emprenderemos con ímpetu y furor.

Camper nos indica que tenemos que detener la creación de una nueva máquina del tiempo, parece que un grupo de ladrones con tecnología sofisticada a hurtado varias cosas de diferentes laboratorios.

Se creen que robaran un banco nacional porque ya no poseen los recursos y necesitan comprar antineuritas, se utiliza mucho en investigaciones para curar diferentes enfermedades.

El banco estatal abre a las 9:00 am nos quedamos en una pequeña cafetería, por suerte tenemos las herramientas necesarias: gafas inteligentes, nuestras armas son desarmables gracias a las ranuras de nuestros trajes y lo mejor posee magnetismo así que un movimiento podre tenerlo en mis manos.

Activo las manos libres para poder escuchar a un radio de 15 kilómetros a la redonda.

—Manténganse en el callejón —

—Ya casi es la hora—

Santi y yo nos dirigimos al techo del edificio y tratamos de escuchar el plan que tienen, coloco un micrófono cerca de la ventana para poder grabar la llamada.

—Señores bienvenidos— dice un científico.

Al parecer hay un grupo de inversionistas interesados en viajar en el tiempo.

—Les presento uno de mis experimentos— dice.

Utilizo las gafas para identificar al sujeto de la bata y resulta que es el Ing. Román Lud es un ingeniero genético graduado de una universidad de Budapest, Hungría. Graduado con honores y ahora sirviendo para el mal.

—Les presento esto— dice mientras saca su jeringa.

—¿Drogas? — dice el sujeto con corbata azul.

—Tranquilos señores, tengo la posibilidad de curar el cáncer— dice Román.

—Disculpe— dice uno de los inversionistas.

—Durante años hemos sabido que los tiburones son inmunes al cáncer y he logrado crear uno de los sueros más potentes del mundo, gracias a esto mi cáncer de páncreas podrá curarse por sí solo y no solo eso no tendremos ningún tipo de cáncer porque este suero con solo inyectarlo destruirá todo rastro de célula cancerígena en el cuerpo — dice Román.

—Esto es grandioso— dice Santi.

—Pruébelo— dicen los inversionistas.

Román se inyecta el suero justo en el cuello y podemos ver que no tiene alguna mutación, todos se le quedan aplaudiendo por gran descubrimiento hasta que comienza la mutación.

Se tira al suelo y podemos ver como se comienza a transformar, su cara tiene forma de bala, sus dientes se transforman y le sale una aleta en la espalda, los sujetos huyen como locos mientras Santi y yo debemos evitarlo.

Bajamos a enfrentarlo y ver si puede ser tranquilizados.

—¿Quiénes son ustedes? — dice.

—Tu peor pesadilla— digo.

—Lárguense, Generaciones siempre quiere mi máquina del tiempo, pero nunca la entregare— dice mientras topa el dispositivo.

Me imagine un dispositivo grande conectado a computadoras, pero es solo un pedazo de metal, creo que debe dejar de ver tantas películas de ciencia ficción.

—Entregalo Sharkus— dice Santi.

—Es en serio— digo.

Saco mi espada y trato de utilizar elementos que conduzcan la electricidad, Román trata de tomarnos, pero logramos subirnos a las vigas del edificio, Santi comienza a lanzar flechas para aturdirlo mientras yo tomo el dispositivo, pero solo me da un golpe en la espalda y luego huye.

—Esto no le gustara a Camper— dice Santi.

Regresamos a la base para dar las malas noticias y tratar de recuperarnos y además que se ha creado un nuevo mutante y villano para nosotros.

—Sobrevivieron— dice Camper.

—De suerte— digo.

—Tranquilos, pero creo que podemos saber dónde está el Dr. Román—

—En el muelle — digo.

Me muestra un mapa holográfico sobre un edificio de industrias Karna, una empresa dedicada al apoyo de la modificación genética pero también con un lado oscuro.

Decidimos ir con Santi para explorar más acerca de cuales son los intereses, vamos al techo para poder escalar por las ventanas, los drones de vigilancia nos darán audio e imagen térmica a nuestros dispositivos para tener un plan de acción, tomamos la cuerda con las dos manos y comenzás a bajar por suerte nuestros trajes absorben el sonido.