Luz...
Cámara...
Acción...
Addison.
Nada.
Mi mente está vacía de cualquier escusa o razón justificada del porque estaba ahí. Tal vez si sabía que estaba haciendo en el departamento de Ethan, pero no podía era pensar en eso cuando estaba en esta clase de circunstancia tan incómoda.
Ethan me miraba con una sonrisa encantadora, mientras la chica a su lado estaba claramente enfada.
Okey, que contradictorio momento, no sé que tomar de esta circunstancia ya que ambos expresan diferentes expresiones.
—Hola chica libros. —Saludó con un tono amable. Ethan.
Forcé una sonrisa en mi cara, aunque mi interior temblaba de miedo.
—Me da gusto que seas puntual.
Asentí, evadí chocar mi mirada a toda costa de la morena que me enviaba dardos con sus ojos.
—Acaso, ¿Planeabas salir con ésta chica, Ethan? —habló la chica con acento extranjero, me comenzó a examinar con asco en su cara—es tan común. —comentó luego de sentarse en una silla.
Tomé con fuerza el agarre que ejercí a mi vestido.
No caeré en provocaciones, de eso se alimentan las personas como esta chica. Sólo hay que dejar claro que no me afecta, a pesar de que hiere mis sentimientos, debo mostrar más resistencia ante esto.
Si eso soy, entonces, ella es una cualquiera, ¿no? Una mujer que se ame no se besuquea con quien sea y viaja a camas de chico en chico, no dudaría que ella es de este tipo, lo tiene escrito en la frente.
Me sobresalte al tener el brazo de Ethan sobre mis hombros.
—Es la chica libros, créeme, Geovanna. Esta chica no tiene nada de común. —dijo con alegría y risa en su voz.
Seguramente este pensando en lo que sucedió con el disfraz que usé. Lo recuerdo y aún estoy avergonzada, no puedo creer que Alex me haya visto de ese modo. No, no, estoy mal si continuo pensando en él, de igual manera no le intereso, así que debo borrarlo por completo de mi mente.
Pero sé que a pesar de decirlo, no será nada sencillo.
—A simple vista solo veo a una chica que no sabe maquillarse. —río un poco.
Ethan guardo una sonrisa en los labios por su comentario.
Ambos son iguales, no tendría porque extrañarme.
—¡Basta!—aunque sonó alto mi tono era palpable lo mal que me sentía.
Ambos me miraron atentos.
—He tenido un pésimo día, tengo que soportar a idiotas como ustedes todo el tiempo, no me gusta responder comentarios a personas tan superficiales y huecas. En tu caso, —la señalé con la mirada—estas lejos de serlo, se ve del lugar de donde vienes.—no podía soportarlo más, esto era más fuerte que yo,—¿Pero sabes que ramera barata? Acabas de llenar el vaso hasta el tope con tus palabras.
¿Qué hice?
¡Oh, por Dios! No puedo creer que yo, Addison White, dijera algo como eso.
Caminó a donde estaba con los brazos sobre su pecho.
—¿Quieres pelear conmigo, niña? —alzó su tono de voz que comencé a atemorizarme.
Trago saliva.
—¿Eh? N-no.—intenté hablar pero comencé a temer del modo en el que estaba comenzando a actuar.
Mi vista hacia ella fue cubierta por la gran espalda de Ethan, sus brazos estaban marcados, la luces estaban encendidas, haciendo brillar más su piel.
—No te metas con ella,—el tono en la voz de Ethan cambió a uno tan serio que el miedo fue palpable en mi interior—no es como las demás.
Escuché un sonido lleno de frustración, de parte de Geovanna.
—Eso lo noté por su ropa, niña rica. Eh,—su comentario y la forma y decirlo fue algo extraño—bien, como deseas jugar con el prescolar, será mejor que te deje.
Me miró por última vez para después encaminarse a la salida.
Exhale el aire que se había acumulado en mis pulmones.
—Lo lamento. Creo que no debí…
Sentía la mirada de Ethan sobre mi a la espera de que me dijera algo, pero no recibí absolutamente nada. Escuché sus pasos alejarse, levanté mi vista con cuidado pero ya no se encontraba.
Suspiré.
Puede qué también arruine su día, lo mejor que puedo hacer es irme.
Detuve mi andar al ver una fotografía en un marco, la tomé y vi a un pequeño niño con una mujer en el pasto. Luciendo ambos sonrientes y con muecas raras en sus rostros.
Ethan y seguramente su madre.
La dejé donde estaba y fui a la habitación de él, me despediría no quería ser descortés al irme sin decirle.
—Oye, Ethan, yo…
Los segundos se congelaron para mi, no sabía que hacer es ese momento, esto era muy malo.
¿En qué se supone que estaba pensando?
Corrí rápidamente a donde se encontraba, tenía algunas cortadas en su muñeca que comenzaban a esparcirse.
¿Por qué demonios se está haciendo esto?
Fui a la cama, rasgue parte de la tela para ir por su muñeca y presionarla para evitar más sangrado.
—¿Qué se supone que estás haciendo, idiota? —reclame.
—Lo merezco. Soy basura, chica libros. —su tono era decaído y de culpa.
Negué ante sus palabras.
—¡Basta de idioteces! —No creo que pueda yo sola con este tipo de situación, no he estado nunca en nada de esto, sé poco por lo que he visto en televisión.
Escuché una ronca risa de su parte, tan frío fue su tono de voz como su expresión.
—Soy un idiota superficial hueco, al cual soportar ¿no?
—No es así, eres atractivo para otras chicas. Además de que a muchas chicas le agradas.
Sus profundos ojos me observaban.
—¿Y a ti?
Bajé mi vista, esquivando por completo la suya.
—Ah, es que…—no sabría que decir ante eso.
Escuché una risa sarcástica de su parte.
—Es increíble que no te agrade, específicamente a ti.
¿A mi? ¿por qué?
Como sea, debe decir sus típicas tonterías y ahora le salen más, por la sangre que pierde.
—No es así. Ethan. —intenté arreglarlo pero nada pasaba por mi mente.
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Editado: 13.06.2023