*Advertencia de contenido explicito*
Al llegar a la dirección que nos había sido dada por Ruby, di la instrucción de rodear el lugar, mis hombres se encargaron de cubrir cualquier salida posible de aquel viejo edificio; Dante y yo entramos sin problemas y al poco tiempo logramos inmovilizar a las cinco personas que se encontraban ahí, hicimos una inspección completa del lugar, sin embargo solo pudimos recuperar una de las dos cajas que habían sido robadas; cargamos con los culpables y el material recuperado hasta uno de los edificios que estaba bajo el nombre de la mafia, ahí Dante se encargó de interrogar a los 5 hombres.
La habitación era bastante oscura y la humedad en el aire la mantenía fría, los cinco hombres que habíamos llevado a aquel lugar pedían constantemente que les perdonásemos la vida, no podía creer que esos mismos hombres se habían encargado de mis subordinados; sus rostros se volvían pálidos y sudaban en cuanto descubrían una nueva mancha de sangre en el suelo o la pared. Dante comenzó con preguntas muy directas, pero al ver que se negaban a hablar sobre las razones o quien los dirigía comenzó a utilizar métodos más agresivos; naturalmente él era una persona muy tranquila, sus métodos a pesar de ser agresivos los llevaba a cabo con mucha tranquilidad; Dante acostumbraba siempre tener a la mano un variado conjunto de cuchillas y agujas, con las que sacaba información de sus víctimas.
En aquel momento solo necesitábamos que nos dijeran una cosa, aunque fuera una pista para poder comenzar a seguir el rastro de quien los dirigía, puesto que era claro que ninguno de ellos tenía la capacidad de guiar un ataque como aquel, debieron ser apoyados por alguien mucho más inteligente; sin embargo estos hombres no hablaron en toda la noche, por más insoportable que fuera el dolor y lo desgarrador de sus gritos, los hombres no soltaron ni una sola palabra que nos llevara a conocer los motivos y quien los había llevado ahí.
Las múltiples cuchillas con las que disponía Dante en aquel momento se movían de un lado a otro, rozando y chocando con ese sonido metálico y sordo que las caracterizaba; se movía de un lugar a otro desgarrando la piel de los cinco hombres por igual, la sangre se derramaba de a poco y creaba nuevas manchas entre rojizas y negras en el suelo de aquel oscuro cuarto; por su parte las agujas se encajaban a la perfección en puntos no vitales de aquellos hombres, provocaban dolor y ante cualquier movimiento este se volvía más insoportable, era un espectáculo único que solo aquel chico de cabello oscuro podía dar con una alegre sonrisa. Eran las 4 de la mañana cuando Dante dejo de torturar a aquellos hombres, se sentó a mi lado para descansar un poco y suspiro cansado – no saldrá nada de ellos, en realidad no parecen saber mucho – fue lo único que necesitaba escuchar para ponerme en acción.
Me levante de mi lugar para observar con mayor detenimiento el estado de aquellos hombres, era admirable ver como habían soportado la tortura sin darnos ni un poco de información – admiro mucho a los hombres como ustedes – fue lo primero que les dije luego de acercarme – son fieles a su causa sin importar la situación – mis palabras parecían calmarlos un poco, sus respiraciones se habían vuelto más lentas, confiaban en el enemigo – realmente serán un orgullo para aquel a quien sirven, pero debido a eso morirán como basura inservible para nosotros – tomé el cuchillo que cargaba en mi bolsillo y rasgue la garganta del primer hombre mientras los cuatro restantes gritaban aterrorizados al ver la carne expuesta de quien solía ser su compañero; tome al siguiente del cabello y encaje el cuchillo en su estómago, creando un corte recto hasta la garganta; los gritos de horror de sus compañeros eran algo indescriptiblemente maravilloso, el terror humano a la muerte tiene una belleza incomparable; al tercer hombre le encaje el cuchillo directamente en el corazón, dejando salir un gran chorro de sangre. Cuando estaba por proseguir con mi trabajo los últimos dos hombres comenzaron a suplicar – por favor, no nos maten, solo seguíamos ordenes – lloraban y forcejeaban a pesar de sus heridas, me acerque a ellos y sentí como intentaban alejarse sin siquiera lograrlo un poco – los perros fieles a su dueño también deben morir – susurre para luego cortar el cuello de los dos.
El día que conocí a Dante aún se hacía llamar 11, personalmente no guardo muchos recuerdos de ese entonces pero él suele recordarme como hemos sido amigos casi toda nuestra vida, en aquel tiempo yo tenía alrededor de los 3 años y el proyecto apenas comenzaba; según lo que cuenta Dante, yo era muy callada a pesar de mi edad y constantemente pedía a las niñeras que me dieran los libros que solían leernos, cuando 11 se dio cuenta de la diferencia que había entre los demás niños y yo comenzó a pasar más tiempo conmigo, probaba mi nivel de inteligencia y juicio de las situaciones, algo que si recuerdo es que Zac, o en ese entonces 04, solía enojarse cada vez que 11 iba al salón en el que estábamos los más pequeños, siempre se ha mostrado en desacuerdo a la idea de dejar a Dante cerca mío, sin embargo podría decir que los tres hemos sido buenos amigos puesto que si yo no estoy en medio, ellos dos siempre interactuaron de manera positiva, aquellos días aun eran tranquilos e incluso podría decir que fueron los mejores que viví.