Luego de aquellos dos años mis hábitos de sueño habían cambiado por completo, era muy común para mi dormir media hora durante el día y no volver a tocar sueño alguno hasta el día siguiente, este hábito afecto bastante en mi capacidad física, pero no me convertía en una persona inútil, solo que mi fuerza había disminuido un poco; pero eso no era lo que realmente me preocupaba, conforme los días pasaban, la idea de que algo malo estaba por acontecer se mantenía más tiempo y con mayor intensidad en mi mente, pero todo se volvió más confuso luego de que escuche una conversación bastante importante.
Una noche bastante lluviosa me encontraba cuidando de las plantas del jardín, o al menos las que aún seguían vivas, estaba cerca de una de las ventanas de la casa cuando comencé a escuchar una conversación entre mis dos compañeros – Zac ya te lo he dicho, esto es demasiado para nosotros, no podemos seguir sirviendo a la mafia como si fuera lo más sencillo del mundo – decía con bastante preocupación mi compañero de cabello castaño, parecía querer evitar algún acontecimiento – si nos vamos… nos llevaremos a Mika también, no pienso dejarla en este lugar – mencionó Zac con un tono de voz más suave de lo normal – no podemos – respondió Dante de inmediato – sabes bien que ella no lo aceptara, ella pertenece a este lugar, nosotros no –
Era una conversación muy importante, me sentía impotente al escucharlos decir aquello, siempre había creído que todos habíamos pasado las pruebas porque era al lugar al cual pertenecíamos, quería hacerme a la idea de que yo no era la única que se sentía cómoda en aquel lugar, pero seguramente ellos nunca se sintieron cómodos y es normal, nadie debería sentirse cómodo al arrebatar la vida de otros, pero en ese momento el cansancio y la rabia me habían nublado la mente, había roto esa ventana con un puño y les había gritado con todo el resentimiento que había acumulado, probablemente fui demasiado extremista en ese momento, pero independiente a que no se sintieran parte de esta organización, ellos estaban pensando en abandonarla cuando ellos mismos sabían que el peligro estaba muy cerca, aunque seguramente es algo normal en la gente razonable el querer alejarse de un peligro latente, pero estamos hablando de una responsabilidad que teníamos los tres de evitar aquella catástrofe.
Luego de aquello estuve varios días encargándome de problemas lejos de aquella casa, no me sentía dispuesta a volver por el momento, no era lo ideal si quería mantener todo en orden. Cualquier trabajo estaba bien en aquel momento incluso si era algo sin importancia, sin embargo llegue a tomar un trabajo que resulto más importante de lo que aparentaba. La tarde que me acerque a aquel bar con el fin de investigar un robo de nuestra mercancía me encontré con una pequeña nota metida entre las maderas de un estante, donde suponía que debió estar nuestra mercancía, en esta pequeña nota se podía leer “Nada ha acabado aun”. Pedí a mis subordinados una inspección completa del lugar, que buscaran cualquier detalle fuera de lo común y encontramos un ramo de aquellas flores que había legado a odiar tanto.
Algunos días después de aquello Zac se puso en contacto conmigo, hablamos sobre mi comportamiento y la preocupación que el sentía, aunque más bien él fue quien estuvo hablando, a pesar de todo el tiempo que ya habíamos pasado juntos nunca logre hablar más de lo necesario – Dante y yo estuvimos hablando – menciono cuando noto que me encontraba demasiado preocupada – ninguno de los dos dejara la mafia hasta haber resuelto todo esto – seguramente se había dado cuenta de que yo ya no podía estar de acuerdo con ello, sonaría contradictorio con respecto al comportamiento que había presentado días atrás, pero la situación había cambiado demasiado y me aterraba la idea de ser atacados por Lou, pero esas palabras nunca salieron de mi persona. Después de aquella plática volví a la casa donde Dante nos esperaba, los tres acordamos mantenernos juntos sin importar las circunstancias.
En ocasiones suelo pensar en todo el sufrimiento que les hubiera evitado si les hubiera permitido irse de la mafia en aquel momento, probablemente no estaría escribiendo todo esto, o tal vez nuestro destino hubiera sido un infierno mayor al que vivimos, tal vez el dolor habría sido diez o incluso cien veces más terrible de lo que lo es ahora que todo acabo; pero eso no es importante aún. Las cosas siguieron empeorando los siguientes días; como habíamos previsto, los ataques hacia la organización iban en aumento y teníamos muchas bajas en compañeros; nos vimos envueltos en un descenso de actividades de la misma magnitud como sucedió dos años atrás, cuando la tormenta apenas iniciaba, en aquel momento nos encontrábamos en un punto crítico para todos, incluso el antiguo tutor de Lou fue asesinado, lo cual no extraño a quienes eran cercanos a él, incluso ya había sido clasificado como posible objetivo un año atrás, cuando todos estábamos preparándonos para la tormenta. Pero seguramente una de las peores perdidas que sufrimos fue la explosión de dos almacenes de armas completos, toda la armería que se guardaba en aquellos lugares había sido reducida a cenizas; esa pérdida nos costó la confianza de clientes y el ataque de enemigos, nos estábamos convirtiendo en un blanco fácil para aquellos que tenían planeado tomar el trono de la oscuridad, aquel que nuestro jefe había mantenido por años.