Autor: Manuel Rodrigo Morales Reyes
Hace muchos años, antes de la llegada de Malcolm White a la Hispania de hoy, surgiría la leyenda del General Peña como uno de los pocos Generales de Europa que ha sobrevivido por más tiempo a la avanzada de Zerros al continente Europeo y parte de Asia. Este General destacaría por su enorme temple en el campo de batalla y su fiereza a la hora de combatir al enemigo, ya sea por aire o por tierra. Sólo que él no sólo se distinguiría por esto, sino por el cobijo a los huérfanos y a los supervivientes para su servicio en el ejército o como asistentes. Tal es el caso de Rosalba, quien a temprana edad, fue testigo de la tortura y asesinato de sus padres por parte de las Tiachi, quienes se ensañaron más hacia su madre quien no dejó de pelear hasta que le drenaron la sangre de su cuerpo. Rosalba ansiaba matarlas cuando fuese mayor, tanto así que cuando la recuperaron de las calles de Barcelona, aceptó servir como soldado con el General Peña.
Rosalba a pesar de ser una menor de edad, entrenaría con armas de fuego de todo tipo, su especialidad se volvería se francotiradora. A diferencia de los demás cadetes huérfanos, ella llevaría sus primeras medallas al servicio del ejército de Leones de la Peña y se reconocería con honores a una edad tan temprana.
Sólo que una noche, mientras recogía piezas metálicas del hangar en el que estarían guarecidos los suministros de los cañones, escuchó gritos y llamadas al General, curiosa, se dirigió al lugar de los hechos.
-Mira, son galletas –las hizo sonar el general, estaba atento a algo que estaba debajo de un anaquel en el cuarto de suministros.- ¿Quieres una? Mira...
Ella no podía ver que era, sintió aún más curiosidad cuando un joven sugirió que se le matara y el General le lanzó una mirada furibunda.
-Eso es, no tengas miedo, no te haré daño
El General cargaría a una niña con ropas andrajosas, pero tenía la particularidad de que su piel era naranja con tintes blancos, de su cabeza salían un par de enormes y puntiagudas orejas cánidas y encima tenía una esponjosa cola de zorro saliendo de su espalda baja, se trataba de una niña-zorra.
-Vamos a darte un baño ¿Qué dices? –dijo el General mientras la llevaban al interior de la base.
Esa niña lloraba porque la bañaban, algunas mujeres la consolaban arreglando su cabello blanco y dándole signos de cariño, incluso el General ayudaba a las demás mujeres a calentar el agua con ese sistema de calor. Rosalba miraba desde una rendija la habitación mientras acomodaba su boina amarilla, tenía curiosidad, nunca había visto a una niña con un aspecto animalesco.
Con el pasar del tiempo, los demás cadetes jóvenes se mostraban efusivos con la niña, su aspecto tan diferente la hacía “indeseable” hacia el resto, incluso Rosalba se mostraba hostil hacia ella, al grado de decirle “vendida” cada vez que pasaba. Maika al principio no lo percibía, era una niña, y encima el General Peña procuraba que la tratasen con cariño y con respeto, cosa que en su ausencia no se ponía a prueba en la mayoría de la gente.
-¿Qué quieres fenómeno? –Decía un hombre que atendía una tienda-.
-Mi padre dijo que me podían dar comida aquí
El hombre le dio comida, sin embargo no era la cantidad que ella necesitaba por lo que pasaba hambre de vez en cuando, se ponía ansiosa de hecho, terminaba mordiendo raíces o sogas que encontraba dentro de la base. Los apodos no tardaron en aparecer. De hecho, ella llegaba a mostrarse algo instintiva en su comportamiento, con sus brazos arrancaba la tierra y escarbaba, creando hoyos, a veces usaba una pala si se cansaba.
-¿Cariño, qué haces? –El General la observaba desde el inicio de la madriguera, en la que en el fondo se encontraba la niña dormida, sucia, con su vestido nuevo cubierto totalmente de lodo-.
El General la bañó de nuevo junto con otras jóvenes, la volvieron a vestir y comenzarían a enseñarlo un poco de morales. Rosalba de vez en cuando, al no estar en prácticas o asistiendo al cabo Gustavo, se paseaba por la casa en la que el General Peña se resguardaba. En múltiples ocasiones veía al General mismo junto con una maestra enseñándole cursos de primaria...
Pasaban los años, si antes Maika no era atendida de forma adecuada, ahora todos los hombres de la base se mostraban interesados en ella, de niña era bella, pero adolescente era simplemente magnífica su belleza. Sin embargo ella recordaba los malos tratos que le hacían pasar de niña por lo que el ser rechazado por esta chica era de lo más normal. Sin embargo las faltas de respeto se volvieron más frecuentes.
-Oye, Maika –Un joven de tez oscura, Gustavo, se puso delante de ella.- reparé tu rifle y le hice algunas modificaciones para que dispare con mejor precisión
-Muchas gracias Gus, este... creo que mi papá te manda a llamar
-¿Es por algo que hice?
-No lo sé, dijo que te dijera
-Bueno, luego te veo, adiós
Gustavo echó a correr y desapareció rodeando una esquina. Gustavo a diferencia de la mayoría de la gente en la base, consideraba a Maika como su amiga a pesar de que Rosalba era quién más tiempo pasaba con él.
Maika mientras se echaba su rifle al hombro, le apareció una Rosalba furibunda.
-Aléjate de Gustavo
-¿De qué hablas?
-Gustavo es mi amigo, no tuyo, si quieres amigos hazte unos de papel
-¿Por qué eres así conmigo?
-Porque molestas al estarte pavoneando con tus orejas, tu cola de zorra y ese vestidito ¿o acaso es que ya habías nacido para zorrear?
-Eh, mira, no tengo idea de qué quieres ni porque me odias, pero te diré que Gustavo va a ser mi amigo quieras o no
Rosalba y Maika tenían muchos choques en cuestión de amistad con Gustavo, de hecho, mostraban celos cuando alguna de ellas se ponía a charlar con él o tomaba un asiento junto a él en el comedor.
-...Y haz de cuenta que le dije “Si me vas a dar dinero, mínimo dame en billetes porque no acepto cambio” por lo que Rosalba contestó “No te voy a dar ni ma...”
Gustavo se vio interrumpido luego de que Rosalba tiró su comida en la cabeza de Maika a sus espaldas.
-¿Rosalba? –Gustavo no entendía la escena.- ¿Qué chuchas haz hecho?
Maika refunfuñaba y miraba iracunda desde su asiento, se levantó, quiso caminar hacia ella pero resbaló tras pisar el jugo en el suelo. Todo mundo reía.
-¡¿Qué significa esto?!
Todo mundo se rio aún más pero Rosalba quedó petrificada, se giró, tras de ella estaba un muchacho rubio con corte militar, enojado, en su uniforme se leía Federico Méndez.
-¡Sabes muy bien que este ejército se ha creado con los valores que rigen a este país! –dijo el muchacho mientras se acercaba a Maika a levantarse.- ¡No tienes derecho de tratar así a la gente!
-Estoy bien –dijo la chica mientras miraba de forma penetrante a la perpetuadora de la travesura.- Creo que estoy bien
Rosalba sería citada con el General mismo, de modo que se sintió intimidada aún más cuando los lobos de mascota de este la miraban con esos ojos de insaciable hambre. Peña le aplicó una sanción y sería liberada más tarde tras ser arrestada por al menos dos días.
-General, la misión ha sido completada –decía un joven de cabello largo, castaño, de ojos azules.- el reconocimiento que hicimos al este de Snowlands dio frutos, parece que están aumentando la producción de vehículos y aviones en ese sector quizá podríamos...
El General miraba atento al joven, poniendo suma atención en cada palabra que indicaba el chico mientras seleccionaba partes del mundo de aquél mapa holográfico de mesa.
-... Federico y yo logramos interrogar a los lugareños, nos dijeron que-
El joven quedó interrumpido cuando la joven Maika entró al lugar, tomó unos libros y se fue, nunca había visto a una chica tan bella
-Manuel –indicó el General, obligándolo a proseguir.- los lugareños
-¿Qué tienen los lugareños? ¡Ah, si! Como decía, los lugareños nos dijeron que había múltiples...
Maika se paseaba por entre los hogares de la base de ese entonces cuando aquél joven de cabello castaño se le apareció tras girar una esquina, chocando.
-Disculpa, pasaba por aquí
-No pasa nada –dijo él.- fue mi error, tenía prisa
Él se disponía a irse cuando Maika volvió a hablar.
-Por cierto, ¿A qué área perteneces para que hayas hablado así con mi padre?
-¡¿Tú padre es el General?!
-Sí, él es mi padre
-Vaya, no pensé que haya tenido familia
-Tiene a su esposa, a mamá
-Bueno sí, pero me refiero a papá, mamá e hijos
Hubo una pausa, se miraban fijamente el uno al otro, Manuel reparaba en sus ojos verdes mientras ella se fijaba en sus ojos azules.
-Este... En torno a tu pregunta, pertenezco al área de Reconocimiento, soy enviado especial junto con mi amigo Federico Méndez
-Sí, me ayudó con un incidente en el comedor. Por cierto, ¿Cómo te llamas?
-Manuel
-Maika
Ambos se tomaron la mano, sin embargo una voz electrónica solicitó la presencia del chico en el hangar
-Me tengo que ir, lo siento, ¿Te puedo ver más tarde?
Ella asintió... A partir de ahí, comenzarían a verse de forma clandestina y platicarían un poco de sus vidas, más tarde crearían un lazo de amistad mucho más fuerte que con sus respectivos amigos. Hasta que un día el General Peña hizo una propuesta a Manuel que no rechazaría
-Manuel, vamos a celebrar los XV años de mi niña ¿Te gustaría ser su chambelán?
Una costumbre dentro de la base, era celebrar los XV años de las pocas cadetes que había en la base, cuya fiesta sería una oportunidad de librarse un poco de la guerra, olvidarse de ella por unas cuantas horas. A lo largo de la historia del ejército, hubo un total de seis fiestas, con Maika serían siete.
Los XV años de Maika no fueron tan diferentes de los anteriores, sin embargo en varias chicas provocó cierta insatisfacción el hecho de que uno de los cadetes más interesantes, Manuel, se negara a participar o presenciar unos XV años, pero accedió a bailar con la zorrita ese peculiar y elegante estilo de baile.
-Me niego a creerlo –dijo Rosalba en voz baja, a su costado Gustavo estaba llorando.- ¿Qué te ocurre?
-Maika es tan joven
Rosalba gruñó y siguió contemplando el baile. La fiesta siguió con normalidad hasta que terminase, aunque al día siguiente hubo cierto descontento por muchas chicas que Manuel haya bailado con esa chica que apenas conocía (cosa que no era verdad)
-¡Eh! ¡Zorrita! –Rosalba reclamó cuando vio a Maika.- ¿Cuánto le pagaste a Manuel para que bailara contigo?
Maika se quedó perpleja, Rosalba y otras mujeres la estaban rodeando.
-Rosalba ¿De qué hablas?
-Bailaste con el chico más guapo de toda la base –dijo una de ellas.- queremos saber si te le vendiste o le pagaste con “algo” para que lo hayas hecho
-Yo no le di nada, él solo se ofreció, además somos amigos
-Por supuesto que no –dijo Rosalba.- Él es tan puro que no se va con furcias como tú, por si no lo sabes, él es mi amigo y los amigos no se van a esconderse con gentuza como tú
-Si tienes algo mejor qué decirme, dímelo, yo me largo
Cuando Maika giró para irse, le cerraron el paso, la tomaron por la espalda, obligándola a voltear, Rosalba le asestó un puñetazo, cosa que la enfureció y comenzaría una riña bastante acalorada entre ellas dos, las demás hacían vítores y escándalo, atrayendo a unos cuantos más para la pelea. Hasta eso era un combate bastante elegante para el uso de puños, Rosalba ignoraba que ella sabía artes marciales y Maika ignoraba que Rosalba era élite entre los soldados, se hacían heridas de suma importancia, cada golpe dejaba un enorme moretón. De un momento a otro Rosalba fue arrojada contra el suelo, rebotando, en furia y sin pensarlo, desenvainó su espada. Maika hizo una pausa y sacó lo que parecía un instrumento de navegación que al presionar un botón, desplegó un hacha de batalla
-¿Subimos la apuesta? ¡Ahí vamos!
Si golpearse no fue suficiente, ahora era un combate enérgico y a muerte de armas, partes de sus ropas se abrieron por el paso del filo de sus armas, nadie pensaba que Maika supiera combatir como un guerrero, todos la tomaban por “princesita”. Rosalba se estaba dando cuenta que estaba frente a un rival digno, en un momento Maika recibió un corte en la pierna, cayendo al suelo y quedando desarmada, Rosalba alzó la espada en lo alto y paró.
-Si vas a matarme, hazlo –dijo Maika.- yo sólo quería ser tu amiga
Rosalba reparó en su error, la chica delante de ella estaba herida gracias a una pelea sin sentido y todo por hacerles caso a las chicas que le rodeaban por ser “injusta” con un muchacho que tenía sus propias razones por no presenciarse en esos eventos. Además, era verdad, empezó a odiar a Maika sólo porque los demás lo hacían.
-¡¡Rosalba!! –El General Peña junto con Federico, detuvieron a las muchachas y se las llevaron.- ¡Ambas quedan arrestadas por faltas al código moral de los Leones de la Peña!
Una vez en las celdas de la base, Maika y Rosalba estaban juntas, sin dirigirse palabra alguna, El General acompañado de su equipo de reconocimiento (Manuel y Federico), ingresó a la celda y se sentó entre ellas dos. Les citó las faltas que hicieron al momento de atacarse, Maika reveló que eso era siempre y que no sólo era con ella sino con la mayor parte de la base. Rosalba confesó sus actos y mostraba arrepentimiento por tanto daño infligido.
-...Si la herida de Maika hubiese sido más profunda, la habrías dejado parapléjica o matado –indicó el General.- Maika, si le hubieras pegado en cualquier punto de Rosalba, la habrías dejado inmóvil de por vida o la habrías asesinado, lo que menos queremos en nuestros hombres, son signos de odio. No somos la gente de Zerros, somos caballeros ¿Queda claro?
Ambas asintieron, el General siguió explicando hasta terminar, las hizo hacer las paces y les prometió que tomaría medidas más a fondo en la base.
Una vez solas, contemplaban sus sombras a la luz de la luna una vez caída la noche, Rosalba empezaría a llorar.
-¿Por qué lloras? –Preguntó Maika aunque también entraba en llanto-.
-He sido una estúpida por dejarme llevar por todos, no tiene sentido que te haya hecho tanto daño. ¡Perdóname!
Rosalba empezó a llorar fuerte y abrazó a Maika, ella se dejó llevar y también empezaría a llorar con fuerza mientras abrazaba a Rosalba, casi como si ambas en lugar de tener 15 y 16 años respectivamente, tuvieran 5 y 6. El General había visto la escena desde el otro lado de las barras, quedó extrañado.
-¿Alguien quiere callar a ese par de furcias? –dijo un hombre en la celda que estaba en frente-.
El General se volteó lentamente, dejando brillar sus ojos más de los normal, aquél hombre al ver eso, tomó el borde de su sábana y se fue escondiendo mientras temblaba de auténtico miedo. Manuel llegó al lugar, contemplando como ambas chicas estaban en llanto, sólo que Maika tenía sus orejas gachas.
-Parecen niñas
-Son niñas al fin y al cabo, Manuel –luego sacó un aparato, lo vislumbró y luego lo volvió a guardar.- son niñas ahora que pueden, después, dejarán de serlo.
Tiempo después, El General obligaría a la base entera a respetar a su hija, otorgando como guardianes a Manuel y Federico, quienes si tenían un percance, se lo harían llegar al General mismo. Rosalba dejaría sus diferencias frente a ella y se volvería en la mejor amiga de Maika.
La amistad de Maika con Rosalba, Manuel, Federico y Gustavo, perduraría por muchos años. Aunque Manuel sería más que un amigo.
-Le envío el pan, le doy las tuercas y listo, sólo requiere de su rifle –decía para sí Rosalba.- el rifle de Manuel es que menos mantenimiento requiere por lo-
La base había cambiado a las afueras de San Felipe tras una incursión de Zerros. Los operativos de Maika y ella habían tenido éxito, pero quería garantizar la supervivencia de su equipo tenían que huir pero... iba abriendo una puerta cuando se percató que entre las sombras Maika y Manuel suspiraban demasiado, la chica tenía su ropa interior expuesta y Manuel tenía su torso desnudo, estaban practicando alguna clase de juego sexual. Rosalba cerró la puerta con cautela y por la hendidura de la cerradura, quería confirmar lo que había visto. Luego se retiró impactada.
Al día siguiente sus amigos se mostraban alegres como siempre, platicando de las contiendas que tuvieron recientemente y alagando la puntería de uno y otro.
-Tú eres tan buena con el rifle como Ros –indicó Federico.- es mejor que cuides la retaguardia para dejarle espacio a Gus y a mí
-Pero Fede, Maika nos salvó del polvorín gracias a su respuesta inmediata.
-Eso es verdad –inició Manuel.- Aunque Rosalba es bastante salvaje en el campo de batalla, podemos decir que tú eres más como el refuerzo de nuestro ataque.
-¡Claro, soy de infantería!
Rosalba estaba todavía impactada con la escena del día anterior, ver a Maika con el vestido alzado y Manuel sobándole los muslos, algo le parecía perturbador y no sabía que era, quizá que Maika estaba a un año de ser mayor de edad.
Cuando terminaron la charla, Rosalba citó a Maika en el cementerio y continuarían una conversación un tanto incómoda.
-Maika, no me tomes por voyerista, pero déjame entender algo ¿Son novios tú y Manuel?
-Si –miró a todos lados.- ¿Nos viste ayer?
-Sí, tuviste sexo ¿no?
-No, no era sexo, era... es que es difícil de explicar
-Eres menor de edad
-Ros, no es lo que parece, este... yo se lo pedí
-Maika... si te hace algo me lo dices ¿si?
-Si pero... es que es como te digo... yo se lo pedí, yo quería... me sentía sola, sólo es eso, creo que mejor me retiro…
Rosalba por hacerle una maldad, aprovechando que ella se había volteado para regresar y viendo que Manuel estaba en un tanto cerca le gritó.
-¡Manuel! –acto segido levantó la falda de Maika de modo que sus pantaletas rosas quedaban totalmente a descubierto-.
Manuel se ruborizó al mismo tiempo que Maika, gritando de vergüenza, le asestaba una codazo a su compañera que la noqueó.
-Estoy idiota –se dijo así misma mientras contemplaba el cielo y buscaba su boina amarillo canario-.
Rosalba quedaría perturbada durante bastante tiempo, a la ONU no le gustaba esto, había leyes que impedían. Total, sabía que Maika y Manuel tenían ciertas prácticas inusuales, un juego, el problema era que pasarían del juego sexual, al acto sexual, había una fina línea entre esos términos. Se empezó a preocupar ¿Y si Maika queda embarazada? ¿Cómo puede sobrevivir una madre en el campo de batalla? ¿Cómo garantizas que un niño crezca bien si está en continua exposición al peligro al ser miembro no oficial del ejército de Hispania?
Continuaron realizando misiones de reconocimiento y alguna que otra escaramuza en la que asistían a los soldados regulares. A veces se disfrazaban de gitanos para conseguir información valiosa del territorio enemigo, sólo que Maika y Manuel seguían mostrándose muy, muy abiertos. Maika bailaba al compás de la música mientras Manuel tocaba una flauta, el resto hacía otra actividad. Rosalba de vez en cuando reparaba en que Manuel miraba con suma atención las piernas de Maika cada vez que hacía un giro y su vestido se levantaba, efectivamente ella estaba estimulando los deseos más oscuros de su amigo, sólo que no era mera lujuria, era más allá: pasión.
Rosalba se estaba preguntando, ¿Qué era de ella? Gustavo era su mejor amigo aunque a veces sentía algo por él, ambos eran el alma de las fiestas, el relajo. En el campo de batalla eran espada y empuñadura, ambos eran versátiles para combatir al enemigo a diestra y siniestra.
El noviazgo de Manuel y Maika se estaba yendo más lejos, en una ocasión, Manuel se fue a una misión acompañado sólo de Federico y regresó con un regalo de cumpleaños muy peculiar.
-¡Es hermoso! –Dijo Maika mientras lo sacaba.- ¡Parece un vestido de novia!
-No es tanto así, pero igual sabía que te iba a gustar. Gasté parte de mis fondos para dártelo, sabía que te iba a gustar, te traje otro de corazón de borde dorado.
-¡Muchas gracias!
Sin importarle la presencia de Manuel, ella se desvistió tras un vestidor, se puso el vestido, ajustó su corsé y al final se puso sus medias de liguero.
-¿Qué te parece?
-Sensacional
-Siento que enseña demasiado la espalda y mi torso
-Es la moda en Franmania, tenían en colores rojo y púrpura, pero sabía que el negro te quedaría más
-¿Había blanco?
-No, aunque tienen un modelo así
-No importa, a fin de cuentas me gusta el negro luego del blanco, el blanco siempre me ha fascinado
-¿Pues de qué color es tu cabello?
-¡Blanco con rosa! –se echó a reír-.
-¿Tu padre no se enoja?
-No creo, ya he llevado ropas más reveladoras que esto
Manuel tomó su espalda, la hizo girar hacia él y la besó.
-Mi dulce flor oscura
-¿Soy una flor?
-Una rosa, una grande y hermosa
Salieron por la base, Maika presumía su vestido, atrayendo la mirada de todos, hasta Rosalba se olvidó que estaba almacenando pólvora que regó parte de ella sobre la mesa de trabajo en la que estaba.
-¡Maldita sea!
Incluso el General Peña se sorprendió del vestido, pero el corazón de joyería rosa que abotonaba el final del corsé le sugirió algo, haciéndolo sospechar...
Pasado el tiempo, Maika y Manuel pasarían a ser tiradores de élite junto a Rosalba. Federico y Gustavo quedarían al frente. Así estuvieron por bastante tiempo hasta que lo peor ocurrió.
-¡¿Así me pagas tu estancia en esta base?! –rugió el General Peña.- ¡Aléjate de mi niña!
-¡General, no es lo que parece!
En uno de esos “juegos”, Peña los había sorprendido. El General desenfundó su legendario florete y lanzó varios ataques, rompiendo cosas que no deberían romperse con ese tipo de arma. Manuel desenfundó también su espada.
-No es lo que parece
-Haz desenfundado tu arma contra mí –pronunció Peña.- si de morir se trata así lo haré
-No moriré, ni le haré daño, General. No soy lo que cree
Rosalba presenció esto, agarró su boina y corrió a toda velocidad hacia Manuel para interponerse entre ellos.
-Señor ¡No tiene por qué hacer esto! ¡Sólo son juegos que todo mundo hace, son novios de hecho! –Rosalba no estaba pensando, tartamudeó.- ¡Son novios!
-¿Desde cuándo?
Ella no habló, el General estaba deduciendo la información, lo peor vino a su mente
-Entonces haz jugado con la intimidad de mi hija cuando era menor de edad ¿cierto?
-Rosalba –dijo Manuel lentamente.- Me firmaste y eres testigo de mi carta oficial de defunción
-Sí, creo que sí, si te vas al infierno te voy a acompañar para que me pegues si lo deseas.
El General arremetió contra los dos, tomó a Rosalba por el pescuezo y la lanzó con tal fuerza y facilidad que giró en el aire como una muñeca de trapo quien perdió su boina en el aire. Manuel hacia ataques defensivos mientas Peña con elegancia hacia ataques hacia su pecho y cabeza, Manuel gritaba cosas inaudibles para los demás, suplicaba por paz, que lo entendiese si era posible. Salían chispas con cada espadazo, Peña le lanzaba puñetazos de vez en cuando que lo hacían retroceder. Manuel hizo una maroma en el aire y el General hizo por cortarlo, falló. Manuel hacía movimientos de danza para dinamizar su estilo de combate mientras Peña hacía movimientos más precisos y elocuentes. De un momento a otro Manuel perdió su espada, encajándose en la cabeza de los dummies de combate.
-General espere –dijo en voz baja mientras era empujado al suelo.- Maika, lo siento en verdad
Peña se dispuso a atravesarlo con su espada cuando un cuerpo cayó entre él y su adversario.
-¡No le hagas daño! –Maika se puso sobre Manuel, abrazándolo.- ¡No lo lastimes! ¡Hazlo por mí!
El General se detuvo en el momento exacto en que su florete había dado con la piel de su hija, lo fue retirando y en su lugar había una hendidura propia de algo picudo incrustándose sobre la piel.
-Bien –dijo el General.- pero será separado de ti
Y así fue, Manuel y Maika fueron separados, ambos en distintos regimientos, fueron enviados a Ukrajina a realizar un asalto a una de las fábricas de armas más importantes del país. La batalla al dar comienzo tenía buena pinta, Manuel servía de francotirador, gracias a su rifle de engrane, los droides de batalla eran destruidos en cuanto el proyectil láser los atravesaba, a la lejanía, Maika y Rosalba asistían a Gustavo y Federico en el costado.
-¡Barcos de Guerra! –gritó un soldado-.
En el cielo aparecieron barcos metálicos voladores, empezaban a tirar bombas a las compañías ahí abajo sin importar si eran suyas o de los Leones de la Peña.
-¡Retirada! –gritó el General-.
-¡Señor! –Indicó un estratega.- ¡las escuadras de Federico y Gus están regresando pero la escuadra de Rubén no ha regresado! ¡Está en la zona con mayor daño!
El General se sorprendió, musitó el nombre de su hija y subió a un caballo mientras indicaba que rescatasen a todo aquél que pudiera estar al alcance, que regresasen al refugio.
-¡Manuel! –gritaba Maika mientras disparaba a los hombres de Zerros.- ¡Manuel!
Rosalba estaba tras de ella, abriéndose paso a través de aquél laberinto de muerte y destrucción, Gustavo se le apareció de la nada.
-¡No veo a Fede! –Gritó.- ¡Fede!
Otros soldados más estaban en las mismas circunstancias, gritando por el nombre de alguno de sus conocidos, varios de ellos murieron cuando un grupo de soldados metálicos de Zerros apareció en combate, exterminando a todo aquél que estuviera en el rango. Rosalba atravesó a un soldado con su bayoneta y lo empaló usándolo de escudo para atacar a los hostiles. Gustavo asestaba puñetazos y disparaba su arma apoyándola.
¡BOOM!
Una explosión lanzó a Roslaba y a Gustavo por los aires...
Después de la batalla, Peña buscaba entre los cuerpos a Manuel o Maika, cosa que no deseaba encontrar, halló a Rosalba y a Gustavo heridos de Gravedad.
-Se los han llevado –logró decir Gustavo.- ¡Mis hombres, Manuel, Maika y Fede están ahora en manos de Zerros! ¡Lo lamento señor! ¡He fallado!
-No lo hiciste Gus, yo les fallé, debí haber previsto esto...
Contactaron con un sicario tiempo después, lo enviaron a buscar a los personajes en la zona. El ambiente se volvía tenso, era mucha espera. Al cabo de un par de días, el sicario volvió con sus hombres acompañando a Maika y Manuel, sólo que Manuel estaba en una caja hermética de conservación de cuerpos.
El General Peña sintió tanta pena por esta visión que se arrodilló y miró el suelo, en el que un pedazo de metal reflejaba su rostro.
-¿Qué he hecho?
Maika estaba llorando en silencio.
Volvieron a Hispania, enterraban a los cadáveres en el cementerio cercano a la base, el cielo se había nublado, un total de 100 hombres, entre ellos Manuel iban a recibir Santa Sepultura. El padre estaba orando cuando un oficial, procurando no interrumpir, indicaba los nombres de los fallecidos, sólo que cuando llegó al nombre de Manuel, Maika se tiró a la fosa en la que el féretro estaba siendo enterrado, haciéndolo resonar, ella lloraría aún más fuerte y suplicaba que regresase, que no la dejase sola. Con dificultad la sacaron y le empezaron a echar tierra.
De vuelta a la base Peña regresaría a sus aposentos, Gustavo y Rosalba lloraban también la pérdida de sus amigos. El sicario pasaría cerca de ellos y se refugiaría en el hangar, Maika le siguió.
-Lamento tu pérdida –inició el sicario.- sé que me conoces, eres amiga de Crystal
-No sé tu nombre
-No es necesario que te lo diga
El sicario tomaba unas afiladas hojas de espada y las acomodaba en dos pistolas relucientes de plata.
-Soy consciente de haber matado a tanta gente inocente, he matado políticos, comandantes, presidentes incluso. Nada se compara con tu pérdida, créeme que siento mucho tu dolor
-Ya me estoy cansando de esto
-Yo también –armó la cuchilla sobre su pistola.- ojalá los hubiera encontrado antes
Maika sollozó, se retiró y enfrentó a su padre, tanto así que los gritos de la chica se oían hasta el hangar.
Al día siguiente, Maika se puso su vestido negro, había hecho una mochila, ordenó reparar el rifle de Manuel y se lo llevó
-Maika, no te puedes ir –inició el General mientras corría al inicio del bosque que conducía a San Felipe.- tienes un deber muy fuerte como soldado
-Papá, tú tienes un deber muy grande como mi mentor, me has hecho daño, lo siento muchísimo
-Maika, no creas que sólo tú resientes la pérdida de Manuel, todo mundo aquí la resiente, ¡Yo la resiento!
-Es muy tarde papá, me voy a dónde pueda morir en paz
-¡Maika! ¡Es una orden!
Maika se detuvo miró por la espalda a su padre
-Yo como hija te ordené que no le hicieras daño, lo enviaste al frente para que estuviera lejos de mí, algo salió mal y fallaste con mi orden. Fallaste como mi padre.
Maika echó a andar, caminó hasta desaparecer de la vista del General. El General lloró y se sentó en el pasto, sus hombres mostraron respeto y se mostraron en luto al ver cómo el General más poderoso de Hispania, veía la derrota fuera del campo de batalla...
Pasó exactamente un año para que Maika volviera con su padre, bajo un frágil perdón y tras salvarle la vida de una emboscada mal preparada del enemigo. Maika y su padre terminarían reconstruyendo su parentesco el resto del año siguiente.
Maika y Rosalba estaban haciendo un picnic frente a la tumba de Manuel, Maika cantaba mientras Rosalba tocaba una flauta.
-En honor a los viejos tiempos –indicó Maika.- Ros, ¿trajiste las flores?
Ambas colocaron unas rosas sobre la tumba.
-Ojalá estuvieras conmigo –tocó la tierra como si fuera parte de su amado y se echó sobre ella
Al cabo de unos instantes, el comunicador de Maika sonó, indicaron que un muchacho rubio estaba caminando hacia el panteón. Que fuera a reconocer.
-Voy para allá
Maika subió por los árboles, corrió con cuidado hasta llegar a la zona en la que un muchacho rubio estaba comiendo dulces, cambió de posición para poder observarlo mejor, pero hacía ruido, entre más ruido hacía, más rápido iba, despistaba al joven, se puso sobre un árbol tas él, en el momento justo en que una ardilla echaba a correr, él se reía y ella se dejó caer mientras activaba su rifle de engrane.
-Voltéate –le indicó...
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Editado: 11.06.2020