“Ferviente deseo de aprobación”
Antes de empezar con lo que pensé escribir para esta ocasión, quiero compartir mi vergonzosa experiencia al inventarme el título. Cometí un error con la palabra “Ferviente” y “Aprobación”, intercambiando la “b” por la “v”. ¿Qué esperaban de un pseudo-escritor? Esta experiencia me hace preguntarme si a los grandes les ha pasado es: ¿Alguna vez se habrán apoyado con el autocorrector? Yo digo que no, ellos son entes invencibles paridos por Sócrates. La ventaja de pensar eso es que siempre me equivoco.
Iba caminando del trabajo a casa cuando se me ocurrió escribir esto, y en un principio no sabía si escribirlo en el anecdotario o aquí—El anecdotario es otra caja en mi perfil, eres bienvenido—, sin embargo terminé ligando esta idea a mis fantasías del ámbito literario.
El internet… La web, nos ha cambiado la vida a todos; ha desmoronado todo lo que creíamos saber del mundo y las personas, y el día en que logremos darnos cuenta, las reglas cambiarán primero. En mi adolescencia, hace aproximadamente ocho años, evitaba inmiscuirme en el mundo de las redes, esto debido a que miraba como mis compañer@s se desvivían por obtener Likes. Pero un día… Los dioses del Olimpo me permitieron contratar un plan telefónico que me dio internet en la palma de mi mano, y algo oscuro comenzó a anidarse dentro de mi ser.
Lo que más me cala de la mayoría de las redes es que tienen un medidor de aprobación; una función que te indica qué tan cool le pareces a la demás gente. Y a pesar de la resistencia, caí en su juego. Porque… ¿Apoco no se siente bonito recibir un Me gusta, un Me Encanta, un Retweet? ¡Es aprobación en bocanadas pequeñas! Y esa necesidad de aprobación social me ha hecho hacer intentos tan estúpidos; imitaciones baratas de lo que los que llevan la delantera suelen publicar. He llegado a borrar los memes que no consiguen ninguna reacción… Y ahora que digo eso, me doy vergüenza.
En mi trayecto como wanabe escritor, he encontrado varias plataformas donde intentar crecer. Y me duele que, en muchas de ellas hay interacciones nulas. Una de ellas es La Habitación de Lucas, una página de Facebook que hice hace mucho para desquitarme. He querido retomarla, pero percibo telarañas y polvo en esa vieja empresa, y me destruye ver que grito al vacío.
No puedo hacer un plan para mejorar, porque mi prioridad por ahora es terminar mi carrera, y con el trabajo a penas me alcanza el tiempo. Lo más a lo que le he dedicado tiempo es a la terminación de la tesis. Tal vez, en otro momento, encuentre la manera de “pegar”. Sin embargo, es probable que toda esta decadencia a la volatilidad del internet; a que nos sabes a dónde apuntar. Y admitámoslo: Son minoría los que aprecian la lectura. Lo que gana son los videos: El entretenimiento instantáneo. ¡Estamos muertos para muchos! Pero yo me aferro a sobrevivir. Moriré en camino a la tierra prometida, de ser necesario.