Psicosis

†CAPÍTULO 0†

Recuerdos. Eso es lo que me trae volver a verlos.

Después de tanto, volver a distinguir esos rostros tan familiares que cambiaron con el pasar de su vida; es igual a recordar los viejos tiempos, el pasado que decidimos dejar atrás. Nos separamos para olvidar y sanar las heridas por nuestra cuenta; porque no podemos depender del otro, sin embargo debemos volver a encontrarnos ahora.

Presiono a mi mente para reprimir los recuerdos, y solo dejarse llevar por el suave ritmo de la música de mis auriculares.

Mis recuerdos nunca poseen un final feliz.

Por mucho que distraiga mi cabeza y haga innumerables intentos por no entrar en esas imágenes y experiencias tan vividas, mi mente siempre viaja hasta ese lugar dentro de mí; con aquel vacío, ese hueco dentro de mi dónde debería haber un corazón. Me obligo a mi misma a volver, volver al mundo real dónde todos sienten, todos sueñan, y todos son importantes... Con sus respectivas exclusiones, claro.

No está bien recordar, no está bien recaer.

Tenemos una "misión" por así decirlo, un pendiente, simplemente es algo que tenemos que hacer. Un trabajo que nosotros nos encargamos por voluntad propia, desde hace dos años. Aunque... si lo pensamos mejor; parece más una necesidad natural que saciamos. Quizás por sentirnos bien con nosotros mismos, quizás no.

Nuestro punto de reunión es el mismo desde hace años, casi nada ha cambiado: la misma ciudad, las mismas personas, el mismo olor a hojas mojadas, el mismo bosque frondoso, las mismas montañas imponentes y las mismas rocas resbaladizas. Siempre nos reunimos en éste lugar porque es tranquilo, pacífico... y somos los únicos lo suficientemente anormales para subir estas montañas a días de noviembre; en éste pueblo la temperatura normal es cálida, excepto que está a unos cuantos kilómetros de una sierra montañosa, dónde el frío: lo convierte en otro mundo. Aunque debo admitir que éste invierno, el frío ha llegado con mayor ímpetu comparado con los años que llevo viajando aquí.

En el punto de reunión nos reencontramos todos los años. Es como una cicatriz que juntos decidimos abrir todos los años y, esperamos sanar lo suficiente de nuevo. Mientras que, cada uno de nosotros vuelve a ser estable.

Eso usualmente sucede después de algunos días o semanas.

Siento las ramas y hojas crujir y romperse debajo de mis botas, caminar me ayuda a despejar la mente, por eso estacioné lejos del lugar; para caminar. Algunos pájaros siguen con su canto dentro de sus pequeños refugios del frío y hay otros volando de una rama a otra buscando comida en los árboles. No hay mucho viento, el día era muy iluminado según los rayos del sol que se podían ver entrar a través de las copas de los árboles hace unas horas, pero justo ahora el sol se oculta detrás de mí para darle paso a su compañero nocturno; la luna.

Quito los auriculares de mis oídos al ver de lejos el pequeño curso de agua, resultado de una vertiente que proviene del lago. Me acerco a éste para seguirlo cuesta arriba, el sonido del agua correr y chocar entre piedras me resulta relajante, el fino río de aguas cristalinas se torna de un color anaranjado a medida que el atardecer acaba, y se expande a medida que poco a poco diviso el lago siendo llenado por la cascada de agua precipitada. Cerca se encuentra una gran roca plana en medio pequeño claro que rodea todo el lugar.

Mis pasos se vuelven más lentos a medida que los metros que me separan de la roca desaparecen. Mis ojos no se separan de la roca solitaria; la cual ha sido nuestro punto de encuentro. Mantengo mi mente en blanco, exclusivamente concentrada en el color gris de la roca con sus irregularidades, el olor a humedad y el sonido del agua chocando entre sí.

Al llegar, otras dos personas también lo hacen...

Levanto mi mirada lentamente hasta toparme con esos dos pares de ojos, tan familiares y a la vez diferentes; igual que antes, excepto por la pizca del paso de los años encima. El silencio entre nosotros solo es llenado por la cascada, la luna no se hace de esperar y comienza a brillar entre las penumbras, no hay estrellas, la solitaria luna llena es quién nos alumbra con su brillo, y el río refleja su luz. Puedo ver lo suficiente para analizar los alrededores, y eso incluye a mis acompañantes.

Los ojos verdes del chico de la izquierda parecen negros entre los rayos de luna; viajan evitando mi mirada a toda costa, su cabello castaño casi negro se pierde en las sombras de la oscuridad, sus manos están dentro de los bolsillos de su abrigo verde oscuro; sin embargo puedo apreciar sus movimientos inquietos dentro de éste buscando una salida por instinto. El chico de la derecha está perdido en sus pensamientos con la vista fija en el objeto que separa a nuestras tres figuras, sus ojos grises se mantiene sin brillo o si quiera rastros de vida. El cabello azabache posee pequeños reflejos de luna, el abrigo grueso lo cubre casi hasta las rodillas y los guantes —también gruesos— que cubren sus manos lánguidas a los costados. El cuello del abrigo está levantando buscando proteger su cuerpo lo mayor posible de la brisa helada. Él nunca fue bueno soportando el frío.

La yema de mis dedos hace contacto con la superficie dura, al contrario que el muchacho de ojos grises: yo soporto mejor el helado ambiente porque llegué con meses de anticipación al pueblo y, rondando las montañas de vez en cuando me he acostumbrado al frío. Debido a la información que recibí; sé que el azabache de la derecha llegó hoy, a causa de ello no tuvo oportunidad de acostumbrarse al nuevo clima del pueblo, y mucho menos al clima de las montañas.

El castaño sí llegó con unas semanas previas, y retomó sus estudios en el pueblo. Suspiro cerrando mis ojos y al mismo tiempo alejo mi mano de la superficie dura para adentrarla en mi bolsillo.

— Matías Johann y Fhilip Joseph... —los llamó por sus primeros y segundos nombres para despues observar con una sonrisa ladina como Matías repudia su nombre arrugando su nariz, al tiempo que Fhilip despierta de su viaje astral.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.