Pueblo Mágico

Capítulo 2 | Siendo una chica.

—Despierta, Sofi...—escuchó a la lejanía. Como sí murmuran en mi oído.

Despierto un poco agitada. Todo parece haber sido una pesadilla, pero lo primero que veo es el rostro de... Alan.

—Estamos de nuevo en la civilización, ya despierta. La pastilla te hizo dormirte en el trayecto del camino—agrega Valeria mientras está de pie a mi lado.

Alan ríe. —Levántate bella durmiente—me dice con tono burlesco. Sabe la situación por la cual estamos transitando, y aún así me jode.

De mala gana me pongo de pie. Tomo mi mochila y camino hacia la puerta que conlleva al exterior del autobús.

—Wow. Creo que no se despertó de muy buen humor...—susurra Valeria.

Solo sonríe y me sigue.

Bajo y observo que los últimos rayos de luz llegan, la noche está por caer y sin duda esta será una noche muy larga.

Daniel se me acerca por detrás. —¿Y? ¿Tuviste alguna aventura romántica? Como La bella y la bestia, algo mágico—comenta y suelta la carcajada. Carlos, otro amigo nuestro; ríe también.

Ruedo los ojos al escucharle. Estará fastidiando, no importa que yo sea chica o chica; siempre jodera. —No estoy de humor para tus idioteces—le evado.

—Uy, está en sus días—comenta Carlos en voz baja.

Escucho el comentario y le observo con enojo. Una mirada penetrante. —Ya deja de decir estupideces—le contesto furiosa mientras me abro paso hacia la salida de la escuela.

—Déjala—escucho que Daniel le dice a Carlos.

Ambos se sorprenden un poco. Saben que la actitud de Sofía no es así.

Escucho que Alan corre detrás de mí. —¡Sofi! Espérame—me ordena.

—Calma a tu novia—grita Daniel a lo lejos.

Volteo y le levanto el dedo. Al mismo tiempo Alan se acerca, aún me parece extraño ver mi cuerpo por completo.

—¿Estás bien?—me pregunta mientras toma aire.

Yo le miro con incredulidad. —¿Es en serio? No estoy bien, por si no lo habías notado, te pongo en contexto. Cambiamos de cuerpos... tú eres yo y yo soy tú...—le señalo con mis dedos. —Y no parece importarte...

Alan niega y rueda los ojos. —¿Qué paso con esa actitud de alfa y que nada te daba miedo? Por eso tú y yo congeniamos mucho. Solucionáremos esto—contesta mientras pide un uber.

Con mis manos señalo mi cuerpo. —No tengo nada de alfa en estos momentos... ¡AHHH!—grito de enojo. —Mi voz...

Alan solo me observa. —Vaya, en definitiva eres una típica chica adolescente... y muy linda—me observa de pies a cabeza. —Iremos a mi casa, o mi antigua casa, como sea. Ahí leeremos el libro y citaremos de nuevo el conjuro. Todo volverá a la normalidad, ya para que la nena deje de chillar...—agrega en un tono burlesco.

Yo le miro con un poco de enojo. —¿Por qué no te preocupa? O sea... cambiamos de cuerpos, esto es... serio. No creí que sucediera, pero ya estando en esta posición, siento miedo—declaró mientras me siento.

—Se me hace interesante lo que estamos viviendo. Tal vez aún no lo tomo con seriedad, pero me gusta esto que estamos experimentando. Lo mejor es no decirle a nadie—encoge los hombros y revisa en el iPhone cuando tiempo llegará el uber.

Suspiro mientras observo el cielo obscuro, no se alcanzan apreciar las estrellas. Estamos sobre la cera, esperando al auto que vendrá. Vemos a algunos estudiantes pasar para esperar su transporte, algunos otros los recogen sus padres o algún familiar.

—¿Tú quieres volver?—inquiero mientras intento buscarle la mirada.

No responde nada y segundos después llega un auto Toyota blanco, es nuestro uber. —Buenas noches... ¿servicio de uber?—pregunta el chofer de app.

Confirmamos datos y subimos. En el transcurso a casa se torna un silencio incómodo, solo se escucha la radio. Seguramente el chofer piensa que Alan y yo somos una pareja que están enojados.

Solo observo por la ventana del auto. Por mi mente pasan muchos escenarios, todos son relacionados a futuro, debo tener esperanza que regresaré a mi cuerpo. ¿Pero sí no? Mi vida cambiará drásticamente, no quiero ser una chica.

—Hemos llegado a nuestro destino—anuncia el chico. Me hace caer de mi nube.

Alan paga y bajamos del auto. —¿Tus padres no están?—le pregunto.

Alan niega. —Llegarán muy tarde, tenemos tiempo—afirma mientras se acerca a mi mochila. —Aquí guarde la llave...—escucho que busca entre todas las cosas que hay en la mochila.

Finalmente después de unos segundos la encuentra y abre la puerta.

Ingresamos, para mi no es una casa nueva, pues he ido al menos 4 veces a su casa. Por ende no me es tan desconocida. Subimos al segundo piso, y nos dirigimos a su cuarto. Enciende la luz me pide que me siente sobre la cama.

—Estoy leyendo estas páginas en especial, aunque algunas palabras no las entiendo del todo...—explica mientras ambos estamos sentados al borde de la cama.

—¿Y qué dicen? ¿Podemos volver a la normalidad?—inquiero con un poco de desesperación.

Alan levanta un poco su mirada y sonríe. —Volvamos a citar el conjuro. Aquí en mi habitación, puede que esta vez funcione—se pone de pie y se para frente a mí, extiende ambas manos.

Sonrió y con gran esperanza me me levanto y extiendo mis manos.

Ella suspira y comienza a vocalizar. —Invocó al universo a hacer su voluntad y remover mente y alma de las dos personas aquí presentes. Deseamos cambiar de almas y despertar en el cuerpo del otro... ¡Remuevan mente y alma de nuestros cuerpos!—eleva su voz mientras yo cierro los ojos.

A diferencia de la primera vez, no logró sentir nada. Abro un poco los párpados y observo a Alan, nuevamente.

Sonríe. —Un último intento...—agrega y toma aire. —Cálmate y relájate—comenta y nuevamente lee el hechizo.



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En el texto hay: cambio de cuerpos, brujas, magia

Editado: 25.11.2024

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