Nuevo día, Nuevo comienzo, o al menos eso es lo que mí madre siempre dice, ayer no recuerdo cómo llegue a mí cama, mis padres volvieron tarde y Hanna está más qué felíz, ahora me encuentro en clase pero recapítulemos qué sucedio está mañana.
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Estabamos desayunando ya me había duchado y lucia mí hermoso vestido veraniego, no es verano aún, pero es un color muy bello y me gusta, mis hermanos lucen sus respectivos estilos, a excepción de Hanna ella está un poco más arreglada de lo normal. Mis padres impecables cómo siempre, todo hiba genial hasta qué Hanna nos ahogo con su noticia.
-Familia, y Alex, dice riendo, -Tengo algo qué informarles.
-¿Que sucede Hanna?, pregunta mí madre extrañada.
-Nada malo, madre, solo qué ayer por la noche qué salí con Bruno, bueno el...
-¿Te hizo algo ese imbecil?, dice Alex algo molesto.
-Alex deja qué Hanna hable, intervine yo.
El asintió y Hanna continuo, -Pues Bruno me ha pedido qué fuera su novia de una manera romántica, me llevo a cenar y fuimos a un bello jardín ahí me pidió qué fuera su novia, con rosas y chocolates y le dije qué sí, así qué hoy vendrá a hablar con ustedes, dice Hanna muy alegre.
Todos estamos felices, y la felicitamos, después mamá y papá hablaron con ella a solas, lo demás es irrelevante, bueno y Hanna en todo el camino me ha hablado de Bruno y me alegro por ella pero me siento un poco mal pues al llegar no he visto a Cynthia, Sebastián intento hablarme pero lo evite, y aquí estoy en clase de Miss Beatriz, esperando el descanso, y al fín suena el tiembre.
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Salgo del salón para dirigirme a mí mesa favorita bajo el arbol, algo dentro de mí creyó qué Cynthia estaría ahí con sus típicas sonrisas de comercial y esa alegría qué la caracteriza, pero me equivoque, está sola, y así solo es una mesa común, me acerco y tomo asiento, y la soledad me hace reflexionar qué he hecho y me hace sentir culpable, y mis ojos comienzan a picar y siento una mano dandome pequeños golpecitos en mí espalda, alzo mí vista y veo a Ricardo.
-¿Qué haces aquí?, le cuestionó sin ganas.
-Te vi llorando y vine a ver qué sucede.
-Nada estoy bien, le digo.
-A mí no me engañas, sabes te regalaré un consejo, ve y pide disculpas eso te hará sentir mejor, se qué Cynthia te perdonará, ella es buena, me dice amable.
-Si lo es, le digo en acuerdo.
-No sé qué suceda en realidad pero sí sé qué sí no hablas con esa persona te harás una pelicula en tú cabeza, mejor arreglalo y te sentirás mejor, me dice amable.
-Gracias, le digo pues estoy deacuerdo con él, él sonrie y se va pues tiene partido más tarde.
Decido seguir su consejo, y lo primero es buscar a Sebastián, comienzo a buscarlo y no lo encuentro, me dirijo a la cafetería de la escuela y ahí lo encuentro está desayunando con sus amigos, pero Jacob no está, él esta sonriendo hasta que sus ojos se cruzan con los míos.
Me podria ir, pero necesito hablar con él y con mí corazón latiendo fuertemente en mí pecho me acerco a aquella mesa y le digo en un hilo de voz qué parece inaudible, -¿Sebastián podemos hablar?
El me observa extrañado y me asiente con la cabeza, así ambos en silencio salimos de la cafetería y nos dirigimos a mí mesa favorita, -Bien Sebastián creo qué antes qué nada te debo una disculpa, le digo.
-¿Y ahora porque?, me pregunta sarcástico.
-Sebastián se qué te evite todo el día, pero necesitaba pensar y ahora quiero hablar, él me observa y con una mirada me pide que continue, -Bien mira necesito saber ¿Qué soy en tu vida?, sabes no me refiero a qué te cases conmigo o algo así, sólo al hecho de qué me llego un rumor de qué tú tienes "amigas" con las cuales sólo pasas un buen rato y luego las dejas, y sabes yo no quiero qué hagas eso conmigo, así qué sí es así sólo se sincero y lo entenderé pero deja de seguir jugando con mis sentimientos, le digo en un hilo de voz.
Él me observa incrédulo, -Angelique, dejemos en claro un par de cosas y aclaremos unos sentimientos, primero sabes qué eres muy importante para mí, y sí bien no hemos hablado mucho no es culpa mía, he estado ocupado, en segunda Angelique no tienes ni la menor idea de lo qué tú significas para mí, el sólo hecho de verte y oirte reír me hace felíz, y en tercera lo de las amiguitas ¿En verdad quieres saber?
-Si, le digo alterada.
-Bien, pues sí son sólo eso, amigas, no niego qué salí con alguna de ellas, pero ninguna fue mí novia, ellas sabían que yo no queria ese tipo de relación, al menos no con ellas, salíamos comer o a fiestas por los chicos del equipo de basquet, pero jamás sucedio nada con ninguna de ellas, sí bien se de la reputación qué piensan qué tengo siempre fue y he sido muy respetuoso con ellas, para mí se sentía bien ser popular y que las chicas te vieran cómo un trofeo o algo qué presumir no me hacía sentir bien pero lo toleraba, pero todo eso cambio hasta, hasta....
-¿Hasta qué?, le digo en el mismo tono de voz alterado.
-Hasta qué mis ojos vieron a una hermosa chica, la mire a traves del crital de la biblioteca tan sonriente y felíz, sus ojos sólo miraban hacía abajo, pero al alzar su mirada, sus hermosos ojos irradiaban un brillo especial y eso me dejo sin aliento, luego levanto su rostro una vez más y vi sus hermosos ojos verdosos y cuándo crei qué no podía ver algo tan lindo y fuerte a la vez, ella tropezo conmigo y tan inocente se disculpo sin mirarme y desde aquél día quede encantado por su belleza, cuándo ella se alejo no sé percato de qué había tirado una pequeña medalla y al reverso venía su nombre, desde entonces cargo su medalla conmigo, dice tranquilo y me la muestra en su cuello .
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Editado: 26.04.2021