- JAKE -
Las chicas se estaban cambiando en el baño mientras que con Dylan nos preparábamos en el cuarto. Le había dado a Fanny una de mis sudaderas negras con capucha para que pudiera ocultar su rostro, tal vez también debería darle algo como una bufanda para que sea más efectivo. Pero seguro desentonaría más, no estaba tan fresco como para usarla. Todos la mirarían por ese motivo.
Bufé y seguí abrochándome los pantalones.
La noche anterior había tenido uno de los momentos más críticos de toda mi existencia. Bueno, tal vez justo por debajo con el día en que casi muero. Había sido triste, cada palabra que salió por sus labios finos y agridulces habían acelerado mi corazón.
Aún seguía pensando en ello. Mejor dicho, me la pasé pensando en eso toda la noche. No había podido dejar que mi corazón se calmara o mi sonrisa se derrumbara. Aún cuando los cuatro decidimos ir a dormirnos, Dylan y Megan por un lado, Fanny y yo por otro. El saber que podía abrazarla, tener su pequeño y frágil cuerpo entre mis brazos podía hacerme la persona más feliz del mundo.
Solo pensar que ella parecía tan viva me hacía olvidar la verdadera razón del por qué la conocí. Me olvidaba del gran detalle que lo que tocaba no era realmente real, no era realmente su cuerpo.
Suspiré mientras me sacaba las medias que me había puesto recién, las observé y efectivamente estaban al revés.
Lo de ayer había sido íntimo y fugaz. Nos habíamos quedado abrazados por largos minutos, tan solo sosteniéndonos entre nosotros y calmando nuestros corazones desbocados.
Si Fanny se iba, se me habría ido la primera mujer que había amado con locura. Y tal vez la última. No sabía si podría conseguir un sentimiento que se le acerque, pero seguro que nada igual. Lo que ella me hacía sentir era único y eso me desquiciaba, porque por dentro estaba tan aterrado de tener que soltarla que no sabría si podría desaferrarme de ella sanamente.
— ¿Hablarás con tu papá antes de irnos? — Preguntó Dylan.
— No, creo que cuando volvamos será mejor — Contesté atándome los cordones para terminar — Los chicos están en peligro si hablan, creo que hay que manejar eso con cuidado. Papá no tiene que preguntarles nada hasta saber que es seguro. Tal vez inclusive consigamos algo bueno para que no tenga que hacer falta su interrogatorio.
— Podrían desestimarlos, justamente por ser chicos.
— Sí, también está eso — Susurré desanimado.
Abrieron la puerta, las chicas entraron. Nos miraron congeladas en sus lugares chequeando cómo estábamos vestidos.
— Me están cargando ¿verdad? — Megan suspira — Díganme que es un chiste.
— No creo que sea una broma — Le susurró Fanny.
Ellas nos miraron de arriba abajo, Meg revoleó los ojos. Miré a Dylan que me encontré que hizo exactamente lo que yo, ambos nos revisamos de arriba abajo lo que llevábamos puesto. Llevaba un buzo negro y unos pantalones de deporte a combinación, el juego lo completaban las zapatillas también. Yo no estaba tan distinto a él.
Volvimos la mirada a Megan y Fanny, la primera se mantenía con una ceja levantada y sus brazos cruzados esperando que veamos el error. Nos encogimos de hombros.
— ¿Qué hay de malo? — Preguntó Dylan dándose una vuelta completa — ¿No estoy sexy?
— No es una regla escrita que tengan que vestir de negro para cometer un hecho ilícito — Explicó Meg ignorando el comentario de Dylan — Cámbiense ahora, son demasiado obvios.
— Yo creo que nos vemos bien — Apoyé a Dyl — ¿No es así hermano? Ya desearían lucir así.
— ¡Amén! — Exclamó mi amigo con las manos en alto.
Fanny rio por lo bajo y Megan le pegó con el brazo, pero finalmente las dos terminaron riendo. Y sus risas nos contagiaron.
— Ya vámonos de una vez — Megan casi se da la vuelta, pero volvió a vernos — ¿Sus padres saben que se saltearán clases otra vez?
Abrí la boca para decir algo, mas no supe qué. Dyl estaba en la misma que yo. Se rascó la cabeza y me observó pidiendo ayuda.
— ¿No se supone que solo puedes quedarte si tienes buenas notas? — Curioseó Fanny con una sonrisa en sus labios — ¿No era esa la condición, Dylan?
— ¿Condición? — Preguntó perpleja Megan, Fanny le explicó brevemente sobre la discusión que había habido con sus padres — ¡Y tú me invitaste, así como así, a conocerlos! ¡Sin advertirme! Y tú maldito traidor ¿para qué tener enemigos con estos amigos?
— ¿Por qué me retan a mí? — Me quejé.
— ¡Fanny se queda en el auto hasta que terminen las clases! — Dispuso Megan.
Quise quejarme, pero la mirada que me envió la rubia fue una clara advertencia para que me callara. Suspiré. Bien, ambos teníamos que remontar esas notas si no queríamos quedarnos atrás, ya teníamos demasiadas faltas. Lo último que necesitábamos ahora era suspender.
Lo que ocurría era que, con lo que estábamos viviendo, ya ninguna materia resultaba atractiva. No le veía la lógica al estudio cuando tenía cosas más importantes a las que apuntar.
Nos metimos los cuatro en el auto luego de desayunar. Megan estuvo mitad del camino fijándose que tanto su maquillaje como su cabello estén arreglados, ella daría el discurso por la muerte del profesor, y la otra mitad repasando el speech desde su celular.
— ¿Cuándo se van tus padres? — Pregunté a Dylan.
— Están organizándose, supongo que dentro de unos tres o cuatro días.
Cuando estacionamos en el aparcadero del colegio mis nervios me carcomían, no quería dejar a Fanny sola todas estas horas.
— Asistiremos al discurso, a la hora que le sigue y nos iremos para el almuerzo — Le avisé.
— Deben asistir a todas las clases — Contradijo Meg.
— Bueno, digamos que nuestras notas están muy bajas como para subirlas de pronto ¿Qué puede hacer un día más sin clases? — Aplicó el razonamiento y la lógica Dylan en un intento desesperado de que nos lo deje pasar.
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Editado: 05.08.2020