Punto Sin Retorno (lgbt)

Penumbra

Capítulo V

Penumbra

 

“Eres la llama que uso cuando se pone oscuro,

Tienes suficiente dolor para los dos,

Tengo todas esas cosas en las que estoy concentrado” – The neighbourhood // Ferrari.

 

 

David Martínez tecleó los dígitos del número telefónico de el departamento de policía en Wood Hill, esperó ansioso a que le respondieran, y con cada tono entrante, volteaba hacia donde la puerta. Sabía que si Johansson le encontraba realizando esa llamada, le colgaría del asta de bandera que se encontraba fuera del edificio.

“Buenas tardes, departamento de policía de Wood Hill, ¿en qué puedo ayudarle?”, respondió una voz cansada desde el otro lado del audífonos.

“Soy el agente David Martínez, del departamento de policía de Middle Rock, quería dar un informe sobre un chico, se llama Alex y está en camino a Wood Hill”.

“Sabe que no podemos movilizarnos si no hay un motivo exacto”, dijo la voz femenina con tono aburrido. El oficial la imaginó sentada detrás de su escritorio, con el teléfono pegado a la cara regordeta y sudorosa.

“Creo tenerlo, bueno, el chico está en busca de venganza, es Alex Rodd”, inmediatamente, como si esa ultima palabra hubiera activado un mecanismo escondido, el auricular hizo un crujido y la voz de la detective Eve sonó por el.

“¿Cuál es su nombre?, novato”, preguntó Eve.

“Me llamo David Martínez”, respondió con voz temblorosa, como si dudara.

“Bueno, soy la detective Eve”, ese nombre le congeló la sangre al oficial. Sabía lo que había detrás de ese nombre.

“Es su día de suerte, no tengo nada más interesante que hacer”, respondió la detective, con una sonrisa chueca en los labios.

 

 

Llegó al motel más modesto de la ciudad. Apenas y tenía electricidad. Alex se dirigió al baño, y no se sorprendió cuando se dio cuenta que no había agua caliente. Se lavó la cara y arreglo de nuevo su cabello, despeinado por el aire de la carretera. Salió de la habitación y se detuvo en seco frente a un surtidor de periódicos. La noticia principal mostraba el siguiente título: “Accidente Provocado Deja Un Muerto”. Pero no fue el título el que le llamó la atención. Fue la imagen de Erick debajo, junto a la de otro individuo. Alex aceleró el paso, teniendo en mente solo una cosa. Llegar al hospital de Wood Hill.

Mientras manejaba por las casi vacías calles de la ciudad, se dio cuenta lo poco que sabía de el lugar. Siguiendo las señales con la leyenda “HOSPITAL”, al fin llegó a el edificio de concreto blanco. Se bajó de la moto en una zancada, y por poco arroja lejos el casco. Unos metros adelante, estaba él.

Alex sintió que su corazón se aceleraba, al punto de sentirlo en sus oídos. Apresuró su caminar, casi rompiendo la línea entre caminar y correr. Alex observó que Erick parecía pálido y ansioso, pero no le importó. Le alcanzó por el hombro antes de que él pudiera alcanzar la puerta de cristal. Erick volteó aterrado, pero su mirada cambió al ver la cara de Alex.

“Erick, no sabes cuánto te he estado buscando”, soltó Alex, al borde de las lágrimas, mientras le abrazaba fuertemente. Erick tardó en responder, pero una vez que se dio cuenta de la situación, le respondió el abrazo. Entonces Erick se aferró a Alex, envuelto en lágrimas.

“¿Qué sucede Erick?, oye, ¿Qué te ocurre?”, preguntó Alex, dejando atrás la sensación de alivio que había sentido al encontrar que estaba bien. Alex dirigió a Erick a la parte de atrás del edificio.

“Sabes que puedes contar conmigo, Erick”, dijo Alex, viendo la angustia dentro de los ojos de Erick.

Erick se secó las lágrimas, tratando de controlarlas. “Siento haberlo hecho, pero es que…”, Erick se detuvo abruptamente, y se congeló, cómo si no debiera haberlo dicho.

“Sé lo que te persigue, Erick”, dijo Alex, acercándose a Erick. “Podemos hacerlo juntos, salir de esto juntos”.

“No lo entiendes, sé lo que sientes por mí… no quiero hacerte daño”, dijo Erick, casi susurrando entre sollozos. Alex le empujó a la pared detrás de Erick, y se inclinó lentamente a la cara de Erick. La estatura no le era problema. Le dio un beso muy lento, como si el viento pudiera tirarlos a cambiar de opinión. Se apartó y le miró a los ojos, podía ver miedo, no podía ver nada más.

“Si no sientes nada por mí, ¿Porqué has dejado que te besara?”, le dijo Alex, mientras sus caras estaban a centímetros de distancia. Alex podía sentir el aliento dulce y tibio de Erick. “Déjame ayudarte, deja que te ayude a salir de esto”.

“¿Porqué haces esto?, Alex”.

“¿No es obvio?, Erick, estoy ena…”, las palabras de Alex se quedaron en el aire. Erick se le había arrojado a los labios, haciendo callar a Alex.



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En el texto hay: amorjuvenil, lgbt, amor maldito

Editado: 15.07.2018

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