Mauricio cerro las puertas y tomo la cabeza del cortejo, lentamente atravesaron el jardín hasta llegar a la entrada principal donde el nuevamente abrió las puertas dejando pasar el cortejo y nuevamente cerrándolas tras su paso. Permanecí inmóvil junto a las rejas que me separaban del hospital, no podía creer nuevamente encontrarme junto a aquella enorme edificación donde miles y miles de almas eran atormentadas a cada momento, en verdad que en aquel momento pensé encontrarme en el séptimo infierno, cuanto había gritado, cuanto había dado tratando de salir de aquel lugar tan solo para encontrarme nuevamente dispuesto a regresara para salvar el alma de una amiga, pero a la vez de una persona que apenas conocía.
Nuevamente llene mis bolsillos de piedras, algunas grandes otras pequeñas y me aliste a iniciar el asenso con rumbo a un lugar de locos, hacia lo desconocido a enfrentarme con Mauricio nuevamente a esconderme de los enfermeros y a encontrar a Mery.
Tarde varias horas en encontrar por donde regresar al interior del instituto, nuevamente el asenso por la pared que me separaba de Mery fue muy difícil, al llegar a la cúspide de aquella cerca me encontraba muerto, cansado hasta el extremo de no saber de mi, mis ojos lentamente se cerraban y mi cuerpo dejaba de responder a mis mas elementales ordenes. Nuevamente me deje caer sobre un pasto yerto, y unos arbustos que gritaban muerte; con mis últimas fuerzas me oculte lo mejor que pude para no ser encontrado por algún enfermero, y así con mas pena que gloria caí nuevamente en los brazos del terrorífico Morfeo.
No se cuanto tiempo estuve inerte sobre aquel jardín perdido en el tiempo, pero cuando me pude reponer de aquel asenso me sentía molido, sentía como si todos los huesos de mi cuerpo me dolieran y como si cada pedazo de piel sobre el se quisiera caer en pedazos. Lentamente me adentre en el jardín todo estaba tal y como lo recordaba, cada hoja parecía sostenida por una fuerza invisible de forma tan débil que el mas leve escozor de brisa las haría caer al suelo, el césped no había crecido un ápice desde que ingrese por aquella vieja y oxidada puerta hacia ya demasiado tiempo, sobre los muros del hospital se encontraba el moho propio de las edificaciones costeras, nada había cambiado, nada, talvez ni yo. Al llegar a la edificación me di cuenta que me seria imposible ingresar al edificio de la misma forma que escape, nuevamente me encontré sin saber que hacer; comencé a caminara rodeando la construcción, tratando de mirar algún lugar por el cual me fuera posible ingresar nuevamente, varias ventanas parecían ser mi boleto de ingreso, pero me decidí a ingresar abriendo una pequeña ventana ubicada a escasos centímetros del suelo. Fue algo difícil obligarla a abrir pero al final aquella instalación me mostró nuevamente sus entrañas, otra vez recorrería sus pasillos nuevamente seria aquel paciente que había escapado de su celda y sin saber como escapar recorría el hospital tratando de no ser descubierto. En aquel momento en verdad dude de lo que estaba haciendo, en aquel instante pensé en salir corriendo y olvidar a Mery como un mal recuerdo pero eso no lo podía hacer, era hora que le retribuyera de alguna forma su ayuda y su amistad
Ponto me encontraba nuevamente al interior de aquel frió y enorme recito de piedra y dolor, todo era justo como lo recordaba, las paredes, la humedad, las innumerables puertas cerradas donde miles de almas sufrían un tormento que ya conocía demasiado bien, sin pensarlo lleve mi mano al bolsillo del pantalón, tome una roca y comencé a rallar la pared, tratando de dejar una huella que me permitiera entender las insondables complejidades de este laberinto, de este hospital de muertos vivientes.
Lentamente comencé a charlar con cada puerta tratando de escuchar una voz amiga, tratando de comprender el por que nos pasaba esto, el por que no podíamos simplemente existir de una forma tranquila y relajada como dos buenos amigos, pronto recordé que me encontraba en el mas profundo de los infiernos y que aquí esto que nos pasaba era lo mas normal de todo, supuse en aquel momento que así seria el resto de nuestra eternidad, una constante lucha por tratar de estar un momento tranquilo, por buscar una compañía amiga que te haga olvidad donde te encuentras, donde y sin ninguna esperanza de salir vivirás una eternidad. Pero nada de eso debía importar en aquel momento solo debía concentrarme en encontrar a una vieja amiga, a un salvadora en problemas, solo debía pensar en Mery.
Tarde mucho en lograr escribir sobre la roca, y mucho mas en lograr abrir las pequeñas puertas de las celdas por donde se alimentaban a los pacientes para tratar de obtener alguna respuesta de los pacientes que en ellas habitaban, tan solo para descubrir que las personas que en ellas se encontraban habían perdido la razón desde hacia ya demasiado tiempo, no quería ni pensar siquiera en la posibilidad de haberme quedado en mi celda por toda la eternidad, comprendía demasiado bien la soledad que se siente en aquellas salas para entender las razones del porque querer perder la razón, pero ese no era mi caso ni podía dejar que fuese el de Mery, me importaba mucho como para permitirme perder, no me importaba cuantos cuarto tuviera que abrir para encontrarla lo aria con tal de volverla a ver.
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Editado: 20.03.2020