Te ofrezco
el recuerdo de una rosa amarilla vista en un atardecer,
años antes de que tú hubieras nacido.
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En estos momentos, en este preciso instante. Yo deseo con todo mi corazón, que este momento nunca desaparezca, deseo que este instante se detenga para siempre y que el tiempo no siga su curso. Quiero que ella se quede aquí donde está. Por un solo día, deseo que ella se quede a mi lado, justo como ahora. Aunque fuera egoísta, la quiero mantener a mi lado y no dejarla ir.
Pero se que este momento acabara, lo sé bien, sé que ella se irá tan pronto como oscurezca; como aquella luz brillante que deseas mantener contigo pero sabes que pronto desaparecerá; como un cuento de hadas que se termina cuando el reloj marque las doce.
– Sabes que te seguiría a donde sea – le dije sincero.
Mis miedos se habían controlado cuando Mi seok detuvo mi huida. Ella siempre sería mi calma, sin importar las cosas que pasaran, aunque no estuviéramos juntos; Mi seok siempre sería esa luz en mi oscuridad.
– Realmente.. – comenzó a decir ella – realmente no tengo un plan – dijo con inocencia, provocando un atisbo de sonrisa en mi rostro.
Debí suponer que así sería. Mi seok siempre tomaba decisiones de manera impulsiva, sin detenerse a pensar las consecuencias de sus actos. Por eso yo estaría a su lado cuando esas consecuencias vinieran. Como el día en el que nació Hyun Tae y Taehyung no estaba a su lado; pero yo estuve ahí, aunque ella no lo notó, yo estaba ahí, justo a su lado.
– Fue un impulso – confesó.
Yo me dediqué a observarla, absorto del mundo a mi alrededor. Quería apreciar este instante todo lo que pudiera, quería observarla sin darme cuenta de las horas que pasaran, quería sentirme como el personaje principal antes de volver a ser el secundario. Quería atesorar este momento para siempre.
– Quería estar a tu lado, no quiero que afrontes esto tú solo; quería consolarte lo más que pudiera, como nunca lo hice. Y por eso vine sin un plan. – dijo Mi seok viéndome con ternura. Con esos ojos amables que me daban esperanza, que me incitaban a no rendirme.
– ¿Es como mi premio de consolación después de perder el juego? – pregunté divertido.
– Así es. Por un día, solo seremos tú y yo. Seremos Min Mi seok y Jeon Jungkook. –
Mi seok no lo sabía, pero un día con ella no era suficiente para mí; su “te quiero” no era suficiente para este amor que había conservado en mí por cinco años, pero era suficiente para calmar mi sed de ella. Era justo lo que yo necesitaba, un día donde podía ser Jeon Jungkook el protagonista de su historia, aunque después de esto, su protagonista sería él.
Yo le sonreí en respuesta y Mi seok me guió a lo que sería nuestra primera cita no oficial, porque no era una cita, era una salida entre dos amigos donde uno de ellos está enamorado del otro.
– Vine aquí con Hyun Tae la última vez – dijo señalando la pista de patinaje frente a nosotros.
– Creí que tendríamos un picnic – sonreí divertido.
– Es algo muy cliché – contestó ella comenzando a caminar hacia el lugar.
– ¿No crees que el patinaje también lo es? –
– El patinaje es diferente – contestó sonriente.
Continuamos conversando en algo tan trivial como si el patinaje era cliché o no; mientras nos poníamos los zapatos para entrar a la pista. Yo me aseguré de que no hubiera mucha gente en la pista para evitar ser reconocido, pero para nuestra buena suerte casi no habían personas patinando.
– ¿Estás segura que puedes hacerlo? – pregunté a Mi seok quién se tambaleaba apenas entró a la pista.
– Claro que puedo hacerlo, no te daré el privilegio de la escena cliché del patinaje – añadió divertida.
– Acabas de aceptar que el patinaje es cliché – dije mientras trataba de mantenerme en pie.
Realmente el patinaje era algo difícil, sentía como si fuera a caerme en cualquier momento. El suelo debajo de mí se sentía resbaloso y trataba de luchar por no perder el equilibrio y caerme. Escuchar la risa de Mi seok a mi lado era lo que hacía que perdiera mi concentración, no podía evitar tambalearme al oírla reír tan cerca de mí.
– Basta, deja de reír –
– Es que eres tú el que no puede mantenerse en pie – dijo entre risas.
El sonido de su risa era algo que no había escuchado en mucho tiempo; aquella risa que había sido apagada por las lágrimas que ocasiono Kim Taehyung; pero me sentía feliz ahora, porque había logrado que ella volviera a sonreír.
– Si te sigues riendo voy a caerme –
– Vamos, no es tan difícil –
Mi seok tomó la delantera con pasos tambaleantes, no podía patinar a la perfección pero al menos no parecía que iba a caerse. Al contrario que ella, yo si parecía que en cualquier momento iba a caerme.
Y cuando ese momento llegó, y resbale; lo único que alcance a agarrar para sostenerme fue el gorro de la sudadera de Mi seok, haciendo que ella cayera junto conmigo.
Las risas inundaron el lugar en cuestión de segundos, las pocas personas a nuestro alrededor parecían querer disimular sus risas y nos pasaban de largo. Mi seok no podía pararse debido a la risa y yo tampoco podía hacerlo. En ese instante mi corazón roto se curó por un breve momento, pero cuando el momento mágico desapareciera, volvería a doler como lo hacía antes.
Después de controlar nuestras risas salimos de la pista de patinaje, recorrimos las frías calles de seúl mientras comíamos patbingsu en el camino; Mi seok había mencionado que tenía que comprarlo para Hyun Tae y ambos decidimos comprar uno para nosotros. Conversamos como si ese fuera el último día en el que pudiéramos hacerlo, como si después de ello se avecinara la despedida; y para mí así lo era.
Mi seok se notaba relajada mientras me contaba los detalles de la boda de Jaebum. Sus expresiones emocionadas me hacían recordar los días en los que ella me decía los arreglos que le gustaría tener en su boda, mientras me contaba emocionada que ya se había probado su vestido de novia; y a pesar de que en ese tiempo había aceptado mi derrota, mi corazón aún dolía con cada palabra suya. Verla ser felíz con alguien que no era yo, me dolía en lo más profundo del alma.
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Editado: 25.01.2021