En cuanto llegaron a un lugar llamado Palmeras Park, el cual justamente estaba adornado por muchas palmeras tanto por fuera como por dentro. Era muy concurrido porque los mayores tenían un lugar en donde disfrutar solos mientras los niños jugaban en la sala de al lado. De hecho, los chicos se maravillaron al ver tantos juegos con los cual entretenerse durante horas y más al ver que sus padres le habían dado cierta cantidad de dinero a cada uno para gastar como gustasen.
En menos de un minuto ya se habían perdido entre las maquinitas, ni siquiera un adiós.
Ya eran las dos de la mañana y Taehyung y Jungkook seguían en el bar-restorán del lugar, riendo y bebiendo algunas copas de algo, pero sin pasarse. Lo ultimo que deseaban era emborracharse y no ser capaces de cuidar a sus pequeños.
Habían charlado de todo, del trabajo hasta de anécdotas que habían vivido juntos. Era justo lo que necesitaban para volver a caer en eso a lo que llamaban amor. Se sentían tan bien al lado del otro, que no querían que acabara jamás.
—Hace mucho que no venimos los dos a un lugar así y la pasábamos tan bien. —dijo Jungkook, observando a las otras personas en sus mesas mientras tomaba un ultimo sorbo de su trago.
—Es cierto, es bonito. —sonrió Taehyung, haciendo lo mismo, pero el toque de Jungkook en su mano llamó su atención.
—¿Te están gustando las vacaciones?
—Si, la estoy pasando bien. Mejor de lo que pensé.
—¿Sabes? Verte estos días ha hecho que me diera cuenta que estoy totalmente loco al dejar ir al hermoso hombre que eres. Todo esto ha sido como conocerte de nuevo y volver a ponerme loco por ti. —dejo un beso en el dorso de su mano, haciéndolo sonreír.— De verdad que no quiero perderte.
—¿Tanto me amas?
—Tú sabes que siempre te ame mucho y lo sigo haciendo, solo que tuvimos un tiempo difícil, pero estoy dispuesto a reparar ese daño.
—Yo creo que... si queremos que funcione sin fracasar de nuevo, hay que ser sinceros y hablar cuando algo vaya mal. Siempre has sido el único en mi vida. Jamás te he engañado ni se me ha pasado por la cabeza, y sé que has llegado a pensar que te dejaba por Ansel, así que quiero dejarte en claro que no fue así. Él solo me escuchó cuando estaba mal y entonces llegó a gustarme, pero... No es como contigo.
—Pero estuviste con él...
—Si... pero no estando contigo. Fue luego de separarnos, aunque creo que más que nada lo estaba usando.
—Me muero de celos de pensar que otro tocó lo que es mío. —se puso de pie, acercándose aún más a Taehyung, apoyado en la barra.— Porque tú eres sólo mío, ¿lo sabes?
Taehyung lo observó directo a los ojos, poniéndose de pie también para quedar pegado a él, tal y como solían hacerlo en sus años más jóvenes cada vez que salían. Estaban coqueteando.
—Eres el único en mi vida. Él no me provoca lo que tú, no me emociona, en cambió tú... Yo te veía llegar y tenías alas, brillabas entre la gente. eras perfecto y me emocionaba con solo verte, y ahora, teniéndote así frente a mí, sé que eso no ha cambiado. —la sonrisa en el rostro de Jungkook fue enorme y bonita ante sus palabras. Acortó la distancia y besó lento y dulcemente sus labios, degustando el sabor del trago que acababan de terminar.— Eres el amor de mi vida.
—Y tú el mío. Nunca habrá alguien que pueda llegar a hacerme sentir lo que he sentido por ti todos estos años. Nadie lleno el vació que he sentido todo este tiempo. —tomó el rostro de Taehyung con ambas manos, tan cerca, que sus respiraciones chocaban. Incluso hasta podían ver su propio reflejo en los ojos brillosos del otro. — Intenté fijarme en alguien más pero siempre te tuve en la cabeza y no hacía nada más que pensar en ti. Odiaba que tú si estuvieras con otro, porque para mí no hay nadie más que tú.
—No voy a volver a huir cuando me sienta así, te lo prometo. —dejó sus manos en las muñecas de Jungkook, acariciando su blanca piel con sus pulgares.
—Hablemos cada vez que algo vaya mal hablemos. Hagamos el amor y no la guerra. —sonrió, y eso hizo reír a Taehyung.
—Me gusta la idea. —susurró, antes de volver a besarlo, pero esta vez más intenso y profundo. Un beso en el que sus lenguas se tocaban y las manos picaban por más.
Taehyung acarició su pecho por sobre la camisa, sintiendo como Jungkook bajaba sus manos hasta su cintura, pegándolo más a su fuerte anatomía. Poco a poco estas bajaron hasta su trasero, el cual apretó gustoso. Extrañaba tanto estar dentro de él, verlo temblar por su culpa. Lo necesitaba ya.
De pronto, la luz de un reflector los iluminó, eso hizo que se detuvieran y voltearan a ver algo encandilados de qué se trataba.
Habían olvidado que el lugar tenia cena-show y había un presentador que hacía rato hablaba y hablaba, pero tan en su mundo estaban, que ni siquiera lo habían escuchado. Ahora lo tenían a su lado con un micrófono inalámbrico en mano.
—A ver, estos dos que se están manoseando. —dijo el hombre, poniéndose entre ambos, lo que hizo que perdieran el contacto.— ¿Son amigos con derecho, amantes...? —preguntó, llevando su micrófono de un lado a otro a ver quién contestaba primero.
—Estamos casados. —dijo Taehyung.
—Uhh, ¿y tienen hijos?
—Dos. —contestó Jungkook.
—¿Y los abandonaron por ahí para venir a manosearse? Me parece perfecto. —dijo, sin esperar a que contestaran.— ¿Quieren ganarse una cena gratis para mañana a la noche? —y luego de pensarlo por un segundos, ambos asintieron, claro que sí, ¿Quién no querría?— Me falta una pareja para jugar. La que obtenga más puntos se lleva la cena. —señaló el escenario, haciendo que la pareja llevara su vista hacia allá.
Sobre el escenario, había cuatro sillas, dos de un lado y otras dos del otro. En una estaba un chico rubio de mejillas redonditas y rosadas, con labios carnosos y mentón afilado, mientras que del otro lado un chico pálido, cabello negro y cruzado de brazos posaba. Tenia cara de pocos amigos, probablemente porque no tenía ganas de estar ahí haciendo el ridículo, solo que su pareja sí.