¿qué nos pasó? | Kooktae

17- Final.

Con los niños en el colegio y Jungkook organizando sus cosas para llevarlas de nuevo a la casa, Taehyung se disponía a regresar a su vida laboral. Las vacaciones ya habían pasado y habían sido fantásticas, pero ya era hora de volver a la realidad, al trabajo, a las responsabilidades y a las corridas, aunque esta vez intentaría no cagarla.

En verdad quería que las cosas con Jungkook funcionaran.

Una sonrisa de oreja a oreja apareció en su rostro cuando un hombre decía tener un envío para él: Un enorme arreglo de flores había sido enviado a su trabajo, su oficina. Se apuró a leer la tarjeta, confirmando sus sospechas. Jungkook se las había enviado.

Era una muy buena forma de comenzar. Los regalos cursis eran su debilidad, por muy tonto que sonara, y eso Jungkook lo sabía bien. Aun con su edad y dos niños, seguía ruborizándose y sintiendo mariposas en el estómago ante ese tipo de regalos.

Cogió la tarjeta que colgaba junto a una bonita cinta, viendo lo que estaba allí escrito por el puño de Jungkook. Reconocería su letra donde fuera.

 

 

“Estas rosas son hermosas, pero su belleza no se compara con la tuya. Te amo, mi vida.

-Jungkook.”

 

 

Ahora tendría que pensar algo con que agradecerle.

—¿Y esas flores? —preguntó Ansel, entrando a la oficina.

Oh no…

—Ansel… hola.

—¿Por qué no me avisaste que habías vuelto? Pensé que querías que te fuera a buscar al aeropuerto o a tu casa. —se acercó, con la intención de darle un pico, pero las manos de Taehyung en su pecho se lo impidieron.— ¿Pasa algo?

—Yo… —¿Por dónde empezaba?— Pasaron muchas cosas en ese viaje y debo contártelas.

—Espera. —lo interrumpió.— Creo que ya se lo que me dirás... Regresaste con Jungkook.

Taehyung se quedó instante observándolo antes de hablar, un tanto sorprendido: —¿Tan obvio es? —aquellas palabras hicieron que Ansel largara una risita.

—Taehyung, por favor. Te fuiste de vacaciones con tu ex pareja o lo que sea, uno por el que nunca has dejado de sentir algo. Sabía que tarde o temprano volverían a pesar de mis esfuerzos. Tenía las sospechas de que al volver de ese viaje ya no seriamos nada y parece que no me equivocaba.

—Lo siento, Ansel. Sé que tú me has ayudado mucho apoyándome, escuchándome, dándome tu cariño, pero… Jungkook es el padre de mis hijos y lo he amado durante muchos años y ese sentimiento no se ha ido. Valoro lo que hiciste por mí, de verdad.

—Sí, Taehyung, te creo. Ya no importa… Suerte entonces con tu intento de matrimonio. Cuando vuelva a fracasar, no quiero que llores, ni que vengas corriendo a mí. Te separaste por un motivo ¿y ahora de la nada piensan volver? No creo que sean así las cosas.

—Está mal lo que hice, pero no merezco que me hables así. No es la respuesta madura que esperaba de alguien como tú, salvo que no hayas sido completamente sincero contigo.

—Siempre he sido sincero contigo, lo estoy siendo ahora. —caminó a la puerta, bastante molesto ante el hecho de tener que confirmar que Taehyung sentía cosas por su ex.— No sé lo que te mereces ni me importa, lo que si se es que no voy a tener que seguir aguantando a la inestable e insoportable de tu hija. Mándala a un psicólogo, ¿quieres? —y sin más se fue, dejando a Taehyung totalmente sorprendido con su actitud.

¿Así que esa era su verdadera cara? Estaba un tanto decepcionado, no de Ansel, sino de él, por creerle el cuento bonito a un tarado que apenas conocía hacia un año.

Jaehwa no era santa de su devoción. Sabía bien que se había comportado como una completa malcriada, así que no tenia nada que decir en su defensa.

En fin.

Volteo para volver a sus cosas, largando un suspiro, fue cuando observó nuevamente el arreglo de flores. La sonrisa volvió a aparecer en su rostro. Saber que su amado había tenido ese detalle lo ponía blandito, le hacía olvidar cualquier mal momento que pudiera pasar en la oficina. Le hacía querer regresar corriendo a sus brazos.

—Ay amor. —susurró, acariciando las hojas de una de las flores.— Gracias por volver.

 

 

 

***

 

 

 

Cuando Taehyung llegó a la casa con aquel arreglo de flores, sus hijos no pudieron evitar acercarse, curiosos, aunque no necesitaban preguntar quien se lo había dado. La respuesta era más que obvia.

—Wooow, ¿Y esa cosa? ¿Te la dio papá? —preguntó Hajoon, acercándose a ver la tarjeta.

—Si, fue él. ¿No están preciosas? —sonrió Taehyung, aun observando con cariño el regalo.

—¡Que lindo! —exclamó Jaehwa.— Las pondré en agua. Están preciosas.

—Lo sé. La casa olerá a rosas por varios días.

Mientras Jaehwa buscaba un jarrón en donde dejar las flores, Taehyung volteo a ver como llegaba Jungkook, escuchando el ruido de la puerta. El azabache se veía precioso de traje y con la corbata desarreglada. Era como si el tiempo no hubiese pasado.

Taehyung se apuró a ir a su encuentro y sin más unió sus bocas en un lindo beso. Aquel saludo tan efusivo sorprendió a Jungkook, sin embargo, no se quejaba. Su boca rápidamente reaccionó, continuando aquel baile que habían emprendido sus labios, tomándolo de la cintura con su mano vacía.

—Hola, amor. —sonrió Taehyung, aun en su boca.— ¿Ya has visto lo que me llegó hoy al trabajo? —señaló con su cabeza hacía la cocina. Desde allí podía verse como Jaehwa las dejaba en agua.— Creo que es de un admirador.

—¿Quién será ese admirador que le anda dando regalitos a mi hombre? —preguntó Jungkook, haciéndose el sorprendido y siguiéndole el juego.

—No sé, pero debe ser muy guapo seguro.

—¿Tú crees? ¿Guapo y sexy?

—Con una boca deliciosa y un cuerpo tentador. —mordió juguetonamente el labio inferior del azabache, con ganas de jugar, aun luego de una jornada de trabajo.



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En el texto hay: bts, kooktae, taekook

Editado: 08.04.2023

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