Sofía
Observo sus ojos llenos de confusión y de algo más que no logro descifrar porque él quita su mirada, quiero equivocarme, estar en un completo error, pero sus ojos, su olor, su voz, todo en él me recuerda mucho al pasado y no puede ser casualidad aunque todo esto entonces sería una horrible casualidad que jamás imaginé que pasaría, Aaron parece pensativo, mira mis ojos y sé que quiere decir algo, da un paso hacia mí, pero se detiene y entonces es que habla.
—Le dijiste a mi hijo sobre mi herida —cambia totalmente de tema —no debiste Sofía
—No has respondido mi pregunta
—Nunca te había visto en mi vida —suelta con vos fría mirando mis ojos —claro que no nos conocemos —él me da la espalda y comienza a subir las escaleras
—¿Has ido mucho a Italia? —mi voz lo detiene pero no me mira
—Solo por negocios —murmura para luego seguir caminando, paso las manos por mi rostro y dejo de mirarlo, tiene que ser un error, mi mirada va al suelo, justo a los vidrios rotos y me agacho, recojo ese que está manchado con su sangre y respiro hondo, debo saber si mis pensamientos son ciertos o si realmente estoy equivocada, sea como sea, debo salir de esta casa.
Acomodo la cama sin prisas pensando en el día de hoy, todo ha sido demasiado raro y si, sé que me equivoqué cuando le dije a Ángel sobre la herida, había quedado en no hablar de eso, pero lo hice, estaba enojada aunque quizás eso no sea excusa y deba pedir perdón por ello, doy un largo suspiro sin saber qué hacer ni como actuar.
—Espero ser el dueño de tus suspiros —sonrío cuando escucho a Ángel que me abraza por la espalda
—¿Dónde estuviste todo el día hoy? —me giro entre sus brazos y llevo mis manos a su rostro, él sonríe
—Visitaba a algunos amigos —se aleja de mí —prepárate Sofía, vamos a salir a cenar fuera
—Ángel, los niños
—Por favor amor, ellos pueden dormir solos hoy sin necesidad de un cuento, quiero que salgamos
—Debiste decirme antes —me siento sobre la cama —hubiera ido de compras
—Mira tu clóset —me guiña un ojo —prepárate rápido —agrega saliendo de la habitación y voy hacia el clóset, abro este y lo primero que aparece es un vestido de color rojo y unos zapatos del mismo color, tomo con cuidado el vestido en mis manos y sonrío, es realmente precioso.
—Te gustará el lugar —habla Ángel cuando bajamos del auto —hay muchos platos buenos —entramos al lujoso restaurante y Ángel camina entre las mesas —¿papá? —escucho la palabra y me tenso por completo, Ángel se detiene frente a una de las mesas, la mirada de Aaron va sobre mi rápido y la mía sobre su acompañante, la mujer de su edad que me sonríe con una sonrisa perfecta y lleva un vestido hermoso bastante corto.
—Ángel no sabía que saldrías —Aaron lo mira a él entonces
—Sofía quiso salir a cenar fuera —rápido lo miro por su mentira
—Amor ella es Madison —señala a la acompañante de su padre —es la novia de papá —ella sonríe —Madison, ella es Sofía, mi novia
—Aaron se quedó corto al hablarme de ti, eres muy hermosa
—Gracias —finjo una sonrisa
—¿Por qué no nos acompañan? —Aaron la mira rápido
—Por supuesto —Ángel no duda un segundo en sentarse a la mesa, siento mis mejillas rojas por la vergüenza y tomo asiento frente a él, al lado de su padre.
—Madison le he hablado a mi padre que sería de ayuda en las joyerías pero
—No hablemos de negocios —dice Aaron con calma y una sonrisa —vamos a cenar hijo
—Por supuesto —Ángel sonríe, pero sé que ahora está un poco enfadado
—Sin hablar de trabajo —suspira Madison —pero Ángel, si serias de gran ayuda —ella ríe —piénsalo amor —una de sus manos va sobre una de las de Aaron
—Mad
—Escúchala papá, nos conoce bien, hace años ustedes están juntos —Ángel sonríe —muchos por cierto —mira a Aaron —me sorprende que ya no se hubieran casado —veo a Aaron tensar su mandíbula y aunque no entiendo nada es claro que hay tensión en la mesa.
—¿De verdad quieres hablar sobre eso Ángel? —Aaron mira sus ojos
—No lo decía con mala intensión papá
—Iré al baño —Madison sonríe y se levanta de la mesa —¿Sofía me acompañas? —ella me mira y me pongo de pie sin poder rechazarla.
Me miro frente al espejo y arreglo un poco mi cabello, Madison se detiene a mi lado y comienza a lavar sus manos.
—Hay tensión en la mesa ¿verdad? —ella me sonríe mirándome a través del espejo
—Eso parece —sonrío
—Ya olvidé hace cuanto conozco a Aaron, ha cometido muchos errores a lo largo de su vida, pero ha cambiado, solo que su hijo aún no lo perdona, tampoco entiende algunas cosas —ella se gira hacia mí —es una familia algo complicada Sofía, ¿lo sabes verdad?
—Algo Ángel me ha dicho
—Él no perdona que su padre estuviera conmigo aun cuando su madre estaba viva —me tenso un poco —tampoco que esta haya pasado a mejor vida por culpa de Aaron, si sabes sobre sus negocios ¿verdad? No pareces una chica de esa vida —una de sus manos va a mi hombro —te diría que no entraras a ella, Aaron no es el hombre tan simple que parece y tampoco la bondad vive en él, puede ser cruel cuando quiere, de hecho, antes lo era mucho —Madison camina hacia la puerta
—También es ingenuo —mis palabras la detienen y me mira —está rodeado de hipócritas y aún no se ha dado cuenta —su mandíbula se tensa y solo paso por su lado, camino rápido dejándola atrás sin saber por qué hemos venido hasta acá ni por qué ella me ha hablado, salgo del restaurante por la parte de atrás sin querer encontrar a Ángel, solo que encuentro a Aaron ahí, sentado en un banco, con un cigarrillo apagado en sus manos al cual le da vueltas entre sus dedos.
—Lamento lo de Ángel —él levanta la mirada y me mira —hemos arruinado tu cena supongo
—No te preocupes, ellos fingen odiarse, pero son muy buenos amigos —él sonríe dejándome confundida con sus palabras —Madison es celosa, al igual que Ángel, aunque seguramente es verdad todo lo que te dijo sobre mí en el baño, pero perdónala, se puso celosa cuando llegaste y te miré —miro hacia todos lados sin saber qué hacer.