Querida Yo Del Pasado

Capítulo 1:El Entierro.

Una vez leí en un libro que la protagonista se preguntaba si en medio de la guerra podía surgir el amor; si el amor era la verdadera revolución. Y yo creo que de la guerra sí puede surgir el amor, porque la guerra básicamente se produce a base de amor: piénsenlo, si no fuese porque una persona que representa una comunidad tenía una idea de ganar algo de otro y no la hubiese amado como para llevarla a cabo, la guerra no se hubiese provocado. Surge gracias a una persona que tenía una idea y la amó. Y la guerra no es ella sin soldados, quienes están ahí por amor a su patria o para defender a sus personas queridas. Así que yo creo que de la guerra sí puede surgir amor, porque la verdadera revolución surge del amor. 

Algunos se preguntará por qué de algo supuestamente lindo sale algo tan feo, y la respuesta es simple: A veces las ideas  no son buenas pero las personas piensan que lo son porque las aman, y otras veces piensan que son buenas y por eso las aman. Así como vendría a ser amar a alguien: a veces pensamos que son buenos y eso nos lleva a amarlos, otras veces nos demuestran que son malos pero ya los amamos entonces eso nos ciega.

Yo, lamentablemente, tengo mucha experiencia en eso. No en guerra por supuesto, pero sí en enamorarme de la persona equivocada.

 

 

Un trueno me hizo despertar sobresaltada. Había decidido abrir la ventana sin importarme que haya una gran tormenta afuera. Prendí la antigua tv y puse unos de los canales nacionales para ver la hora ya que había perdido el celular, luego de eso tuve que moverme hasta tener la cara pegada a la pantalla para distinguir bien porque que mis anteojos se encontraban en el piso de abajo. Las 4:37 a.m. Apagué el televisor por un motivo: no era necesaria esa luz si  tenía la de los relámpagos, pero unos ruidos extraños hicieron que frunza el ceño. Sonaban muy lejanos, por lo que decidí mirar por la ventana. Cuando me acerqué, pude distinguir dos siluetas en la acera del frente: Una era gorda y baja, en cambio otra era muy alta y delgada. Cuando pude distinguir un poco más enchinando mis ojos, me di cuenta de que parecían ser hombres. Maldije por no haber traído los lentes para poder verlos bien. Estaban cavando algo. 

Mis sospechas salieron a flote: que alguien salga con esta lluvia y estén justamente de ese lado de la acera, al cual hay que entrar dando la vuelta de la manzana y cruzar todo el predio, sólo para enterrar algo que tranquilamente pueden hacerlo otro día, era muy sospechoso. Me quedé pegada a la imagen, hasta que noté que la figura más delgada levantaba la cabeza hacia mi dirección. A pesar de no ver bien, llegué a distinguir a un chico de piel blanca y cabello marrón, aunque sin ver bien sus facciones ni la cara que puso en ese momento. Si simplemente cerraba la ventana podrían buscarme algún otro día, sabían mi dirección después de todo, y no sabía qué clase de personas eran, ni si me convenía meterme con ellas. Opté por hacer la cosa más estúpida de mi vida que fue llevarme un dedo a la boca en plan "shh". Después de eso cerré la ventana sin ver la expresión del chico.

 




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