Querido Owen:
Sigues sorprendiéndome.
Nadie deja a un lado sus cosas para ir a donde está la otra persona.
Sé que no estuvo bien que yo haya dejado que me invadiera la tristeza y la agonía al abrir aquella cajita, pero tampoco estuvo bien que me vinieras a buscar dejando atrás tus cosas.
Un día como ayer, pero hace dos años pasó todo lo que ahora me atormenta.
Y llegaste tú preguntando por mí, mi mamá dijo que estaba en la habitación y al entrar me encontraste llorando.
Lo lamento, Owen, no quería que me vieras así, pero solo recuerdo haberte gritado: ¿Por qué, Owen? ¿Por qué ella, si era una persona tan buena?
Y volví a llorar. Recuerdo tus brazos rodeándome y diciéndome que no estaba sola.
Esa caja que me trajiste y que yo quise quemar tenían las fotos más hermosas con aquella que era mi mejor amiga. Sé que me la devolviste sin mala intención, aunque sigo sin comprender como la encontraste.
Lily no era una mala persona, la conocí teniendo cinco años las dos. Hace dos años, cuando teníamos quince murió en un accidente de tránsito junto a su madre.
Un día como ayer murió.
(No enviado)
Editado: 01.03.2023