Cuando Romi fue a buscar al voluntariado a Pitu, se tuvo que contener todo el camino de regreso a su casa para no gritar de la emoción cuando se enteró quien era el dueño de la chaqueta que usaba su amiga y que la había besado en la frente, por otro lado, Pitu con su molestia no reparó en el detalle de que Facho seguramente quedó sin su chaqueta hasta cuando se lo contó a Romi.
Y sí, la teoría de su mejor amiga cobraba más fuerza que antes, de hecho, Romi transmitió toda la semana sobreFacho, TODA, no hubo momento donde no comentara sobre las cualidades extraordinarias sobre él. A estas alturas, no se sabría decir si lo estaba haciendopara ver si aparecía algún efecto enPitu o por mera exageración, la cosa es que Lisy quería conocer al famoso no amigo de la mirada misteriosa.
En cambio, Pitu se sintió algo incómoda con el asunto, porque no sabía cómo comportarse frente a él, pero sacó en conclusión que era mejor seguir siendo igual o en caso extremo explicarle que no había ninguna oportunidad,pero quizás no, sería algo cruel, además ella sabía por experiencia propia que dolía mucho el amor no correspondido.
Pero, inevitablemente llegó el viernes y cerca de la entrada, Pitu se encontró con hermano menor de Facho que la estaba mirando con detención.
―Mi hermano tiene una chaqueta idéntica a la tuya.
―Es la de tu hermano ―comentó casi sin importancia, pero le bajó el nerviosismo cuando él la miró y luego la chaqueta―, me la prestó el viernes pasado.
―Ah, esa es la razón de que anduviera con sudaderas deportivas, yo ya pensaba que estaba enfermo o enamorado ―bromeó con el asunto.
Pitu trató de disimular su impacto, y decidió no ahondar en lo último.
―¿Pasó frío?, es que no me dijo nada por teléfono, de hecho, no me llamó ni nada ―y se alarmó―. ¡Ay, no!, lo debería haber llamado yo, ¡que tonta!
―No, no, no ―dijo Adam quien se rio de forma simpática―. Conociéndolo, te hubiera dicho que se la regresaras hoy, pero no le digas que te dije o yo seré hombre muerto.
―No te preocupes ―le dijo sonriendo enternecida― , pero¿tu hermano vino abrigado?, digo, hoy pronosticaron mal tiempo.
―Sí, vino con una chaqueta que le prestó Santiago.
Entró hacia el interior de la escuela secundaria y se encontró con los acostumbrados ojos azules molestos.
―No te molestes ―alzó su mano como si señalara que estaba deteniendo su palabra y lo ignoró―, ya sé quevolví a mis funciones habituales.
Se escucharon un par de risas por atrás, pero ella siguió caminando hacia la sala para dejar sus cosas allí y al salir divisó a Facho, se apresuró tanto como le era posible con la bota inmovilizadora, pudiendo alcanzarlo agotada.
―Me llamabas y yo iba ―dijo Facho haciendo más obvio el detalle.
―Capaz que tu amigo me hubiera dicho que también está prohibido gritar.
―¿Desde cuándo le haces caso a él?
―No es hacerle caso, es estar aburrida de discutir, o ¿qué?, ¿crees que me levanto los viernes mentalizada en venir al voluntariado solo para discutir con él?
A Facho le cayó la pregunta como una bofetada, ¿acaso Santiago tenía razón en sospechar de ella?
―¿Lo es? ―preguntó con cautela.
―El asunto es que te regreso tu chaqueta ―y se la pasó.
―Hoy pronosticaron mal tiempo ―al verla solo usando la sudadera que decía Campanita en la espalda.
―Lo sé, y no te preocupes por mí, vine preparada ―e indicó la sala como si quisiera mostrar que allá estaban sus cosas.
―Entonces, todo bien ―y se fue apenas recibió su chaqueta.
Se sentó con cuidado sobre un peldaño, aprovechando de resolver sus puzles y dulces favoritos. De vez en cuando se preguntaba si realmente estaba ayudando en el voluntariado, no quería que se convirtiera solo en una sanción obligada, y a veces eso sucedía con Pitu quien era una maraña de pensamientos, opiniones, preguntas y comentarios, y se solía odiar por lo mismo, de hecho, no quería ni pensar en Santiago quien se limitaba a mirarla molesto.