¿quién eres? - Observación

Capítulo 27.

Para Romi el asunto del libro era menos importante que Facho, aquel chico misterioso con movimiento alucinante de caderas.

―Te puedo dar su teléfono, no creo que le importe si tiene… bueno, como sea, tenía un Fan Club en el voluntariado.

―Y ¿qué le digo?, que le dejaste de hablar porque…

―Ya, ya, te ganaste que no te lo pase, Romi.

―¿Me lo estas negando?, viste, si yo sabía que en el fondo a ti…

―¡A mí, nada! ―reclamó Pitu antes de que completara la idea―, y no sigas con lo mismo.

―Es que Pitu, no me puedes decir que aún te gusta el chico de la UESTA que solo viste una vez, ¡no! ―se llevó las manos a sus mejillas como si quisiera mostrarse sorprendida―, ¿aun te gusta?

―Cosa mía si me gusta ―se defendió de las miradas acusatorias.

―Es que ya pasó mucho tiempo, ya es hora de cambio de aires, ¿no eres tú la que quiso cambiar?

―Por lo mismo, entonces, tengo que conocer gente nueva ―y recibió una servilleta en forma de bola en pleno rostro apenas se había comenzado a reír.

―Bueno, nos queda el sábado para salir, aunque puede ser mañana, porque el viernes no tenemos clases temprano.

―Lo haces sonar tan tentativamente fácil, Romi ―dijo Lisy.

―Esto es súper simple, ¿qué les parece si hablo con mi primo y le digo la idea de Pitu?

―¿Mi idea?

―Conocer gente nueva, lejos es la mejor idea que has tenido. No me miren así, voy a ser responsable, primero moveré cielo, mar y tierra para conseguirme ese maldito libro, y de paso puedo llamar a mi primo para ver si saldrá el jueves, sino salimos el sábado, todo arreglado.

―Déjame adivinar, si salimos con tu primo el jueves, ¿también saldríamos el sábado?

―Depende de Pitu, es su idea.

―No me culpes a mí, solo olvida que saldré un viernes. Además, te recuerdo que la primera que se tiene ese leer el libro soy yo según tu sorteo.

―¡Cierto!, y si es verdad que el libro es de muchas hojas, la vas a tener leyendo todo el fin de semana.

―Primero, debo resolver lo del libro y después vemos lo otro.

―¿Tenemos algún plan b en caso de que Romi no pueda conseguirse el libro?

―¡Mujeres de poca fe! ―reclamó Romi mirando ofendida por el comentario a Lisy―. Dije que iba a hacer hasta lo imposible, y si no, Pitu tendrá que volver a hablar con MI Facho, ¿a qué esos no son suficientes planes b, Lisy?

―Sobre todo, el último ―lanzó Lisy una gran carcajada―, no sé a quién le agrada más esa idea.

―Podemos mejorar tu estrategia y te paso el número de Facho.

―¡Ajá!, lo sabía, no lo borraste, Pitu.

―¿Tú no eres la que dice que todo queda grabado en la memoria de los teléfonos?

―¿Dime que no lo borraste? ―se sintió Romi desesperada con la pregunta de su amiga.

Junto a Lisy llegaban a doblarse de la risa al ver la cara de Romi con preocupación.

 

Al otro día, Romi tuvo la esperanza que su primo, Vlad, la pudiera ayudar, ¿cómo no tendría algún amigo que estudiara en la UESTA?, pero no contó con su memoria selectiva.

―No tenía idea que estudiabas en la UESTA ―comentó Romi.

―Te podría cobrar sentimientos por no prestar atención cuando te hablo ―reclamó su primo quien fingió sentirse ofendido.

―La mayoría del tiempo hablas de flatulencias y cosas asquerosas, entenderás el por qué no te presto mi atención.

―No todo el tiempo.

―El 95%.

―¡Hey, Vlad! ―llegó a saludarlo un chico de cabello rubio.

―¡Hola! ―saludó a su compañero Vlad.

 

Y Romi pareció reconocerlo.

 

―¡Princesa Leia! ―la recordó el chico.

 

Las imágenes de aquel cumpleaños de disfraces de Vlad, a Romi la comenzaron a bombardear en su mente.

 

―¿Obi-Wan? ―preguntó Romi casi sin poder creerlo.

―¡Pero, que agradable sorpresa, Princesa Leia! ―y la quedó mirando.

 




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