¿quieres un café?

Capitulo 2

Gregorio no puede evitar dejar de mirar a Armando sorprendido por la situación que acaba de suceder frente a él, lo que más sorprende al hombre es el gesto que tiene Armando en su rostro, la sonrisa que esa chica logro sacar aun seguía, Gregorio está sorprendido, su amigo lleva dos años sin mostrar la sonrisa que se le forma de oreja a oreja y algo que había olvidado era la risa de Armando, la mira de su amigo no se apartaba un segundo de la mesera.

— ¿Qué acaba de pasar? — Pregunta el hombre pasmado, parpadea unos segundos y Armando lo mira.

— ¿Qué cosa? — Pregunta el hombre con una leve sonrisa en su rostro.

— Acabas de presentarte de una manera encantadora a una mujer ¿Por qué lo hiciste? — Gregorio no pudo dejar de ver amigo de una forma muy extrañada, lo cual causo que Armando se siente intimidado.

— Deja de verme como si fueras un psicópata. — se ríe. — Parece como si acabaras de ver a un extraterrestre o algo la verdad Greg eso asusta. — Armando sigue riendo y aplasta con su mano la cara de su amigo.

— Responde ¿Por qué te presentaste a esa chica? — Inquiere con intriga.

— Es comida gratis no voy perder la oportunidad de no pagar, aunque el emparedado no es muy costoso, esa chica lo ofreció. — Dice triunfante el hombre de ojos verdes.

— Pero tendrás que dejar más o menos la mitad ¿No es así? — Pregunta Gregorio sin dejar de ver un solo movimiento de su amigo.

— Ya lo sé no puedo comerlo completo, porque hay sí tendría que pagar y honestamente no quiero. ─ Suelta una pequeña risa de satisfacción.

─ Solo será la mitad y tampoco es que tenga tanta hambre, tú me sacaste de la oficina para venir a comer; incluso había pensado en que ibas a pagar todo pero bueno ya no tendrás que hacerlo. — Gregorio sin decir una sola palabra no puede dejar de ver a su amigo que aún conserva la sonrisa en su rostro.

Los dos continúan hablando del tema favorito de Armando, Gregorio intenta cambiar el tema más de una vez pero Armando no se lo permite. Después de almorzar los dos arquitectos, pagan la cuenta para poder retirarse y regresar a su oficina. Armando sale riéndose del pequeño establecimiento, Gregorio mira a su amigo como si fuera otro ser, era increíble ver a Armando tan contento y animado.

Al llegar al edificio, cada uno se dirigió a su oficina para centrarse en lo más importante y lo primordial; Armando no quiere que nadie lo moleste mientras revisa cada una de las autorizaciones debe revisar que todo esté en orden y que no falte o sobre nada.

Todo el papeleo y al ser tan meticuloso ese trabajo se lleva una hora de su tiempo, satisfecho con lo que acaba de terminar organiza todos los papeles y prepara los planos para estar seguro de la autorización; a más tardar el lunes debía enviarlos y lo que más odia es que algo le saliera mal.

Las horas pasan y no había notado que el sol se había ocultado, estaba tan concentrado que no le importaba la hora. Sus ojos se mueven de un lado a otro mirando cada una de las líneas, medidas, escalas y minúsculos detalle que tiene cada papel, hace una revisión de cada uno dos veces para estar más seguro.

— Mando — Armando escucha la voz de su amigo al entrar a la oficina sin anunciarse y sin llamar a la puerta.

— ¿Qué pasa Greg? aun no he terminado con esto — Dice Armando sin despegar la vista de los planos.

— Ya van hacer las nueve, se que odias que te insista pero ¿Seguro no quieres venir? — suspira molesto, se quita los anteojos negros y mira a Gregorio.

— Seguro Greg, tengo que terminar muchas cosas y no quiero perder tiempo. — Intenta sonreír aunque está molesto con la interrupción de su amigo.

— Armando tienes que descansar tus ojos están muy rojos. — Gregorio mira de cerca a su amigo y lo regaña.

— Greg por favor no actúes como mi madre — dice masajeando el puente de su nariz.

— No lo hare pero Mando tus ojos piden a gritos un descanso ¿Cuánto llevas viendo los planos? — Dice Gregorio mirando el escritorio de cerca.

— No lo sé cuando regresamos de almorzar revise las autorizaciones y como dos horas después comencé a revisarlos no se en realidad cuando tiempo lleve pero no me importa necesito acabar de una buena vez. — Responde sin apartar la vista de los pliegos de papel.

— Veté a casa y descansa. —Niega con su cabeza. — Estoy bien Greg de verdad, quiero terminar sabes que esto es muy importante para la compañía. — Gregorio se molesta.

— No lo estás, mejor ve a descansar, si no me llevare los planos a mi departamento y te los devolveré el lunes o cuando me acuerde que los tengo guardados. — Gregorio reta a Armando con la mirada. ─ Aparte si te enfermas o te pasa algo eso será malo para la compañía. ─ Soltó preocupado el hombre.

— De acuerdo, no discutiré contigo. — Dice a regañadientes. — Dame los planos me los llevare a casa. — Armando extiende su mano para que Gregorio le de los papeles.

— Eres más terco que una mula. — Gregorio poco convencido se los entrega.

— Aunque no salgas a divertirte o hacer algo diferente no te debes dejar absorber por el trabajo, la vida es más que eso, siempre estás trabajando nunca haces nada diferente. — Armando mira de reojo Gregorio haciendo caso omiso a lo que le acaba de decir su amigo no quería entrar en un debate de nuevo con Gregorio de que le gusta trabajar y no le importa no salir a divertirse ya que no le encuentra el sentido.



#49506 en Novela romántica
#7981 en Chick lit

En el texto hay: cafe, arriesgar, amor romance humor

Editado: 01.04.2018

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.