SKYLAR BANNERMAN.
—Ya se me hizo tarde — De manera apresurada peino mi cabello con los dedos de mi mano.
Papá aparca el auto frente la preparatoria, cuelgo la correa de mi mochila en mi hombro derecho y me doy una última mirada en el espejo retrovisor.
—Para que te duermes tan tarde.
— Papá gruñe mientras le da un sorbo al termo de café.
Ruedo los ojos y me despido de él con un beso en la mejilla, y salgo del auto agarrando con fuerza la correa negra de mi mochila.
Camino con pasos largos y rápidos hacia la entrada de la preparatoria, y al adentrarme los pasillos están inundados de estudiantes, apurados por querer llegar a su salón o casillero pronto, varios conocidos me saludan en el transcurso del camino y no dudo en responderles con una sonrisa.
Localizo el casillero 85 del bloque C y escribo la contraseña en el para sacar mis pertenencias, cuando es abierto mi casillero, en el espejo que tengo al fondo, veo bajo mis ojos las oscuras manchas con forma de media luna debido a dormir muy tarde.
Ignoro mi apariencia de muerta y saco los libros correspondientes, guardando los que no utilizaré el día de hoy. Cierro mi casillero y camino con pasos largos hasta al salón, faltan menos de cinco minutos para que el timbre que da comienzo a clases suene, los pasillos ya no están tan llenos de personas y eso hace que pueda caminar sin dificultad de tropezar con alguien.
Miro que la puerta del salón sigue abierta y suspiro aliviada, él profesor aún no ha llegado.
Camino con más tranquilidad al salón, y cuando estoy a un metro de distancia veo que él profesor ya se encuentra con sus cosas en el escritorio.
Mierda.
Me aclaro la garganta, consiguiendo la atención de todos los que están dentro del salón, y la de él profesor. Sonrío inocente y recargo mi cuerpo en el marco de la puerta.—Buenos días, ¿me da permiso para entrar?
—Adelante.
Levanto mis cejas sorprendida, y camino hacia al fondo del salón, dónde está una butaca vacía. En el respaldo de la silla cuelgo mi mochila y prosigo a sentarme.
Se supone que en la materia de Historia los profesores deben de contarnos y hablarnos sobre miles de acontecimientos, junto con diferentes fechas y nombres de guerreros, pero con él profesor "Papelito" — apodo que los chicos burlones le pusieron por contar historias acerca de la vida cotidiana — no es así, al principio comienza bien, explica sobre temas de la Historia, luego se desvía de tema y habla sobre algún caso relacionado con sus alumnos. Por ejemplo el lunes pasado nos habló sobre su antigua alumna, la que era más cuerda y salió embarazada. El martes, nos habló sobre un fulano que lo encontraron portando droga. El miércoles sobre la vida, que nosotros ahora vivimos de forma muy avanzada, queriéndonos comer el mundo de una sola mordida.
En fin, el caso por lo que lo llaman "Papelito" — obvio que sin que se dé cuenta — es porqué siempre pierde los papeles.
Recargo mi codo en la paleta de la butaca, y en la palma de la mano mi barbilla. Él profesor ya está hablando sobre un reciente problema con una chica que encontraron drogada en plena clase.
—Entonces, la chica ni siquiera parpadeaba, estaba cómo perdida — Dramatiza él profesor y recarga su cadera en el escritorio, milagrosamente, todos los del salón le prestan atención a su caso, pues se escucha algo interesante —. La llevé con el director para que viera su estado, resultó estar drogada, le encontramos ampolletas con jeringas en su mochila. La chica permaneció en dirección más de una hora y media allí, siguiendo con los efectos de la droga. Y cuando se le pasó el efecto de la droga él director llamo a su madre, para informarle el problema con su hija pero resultó que la madre lo sabía, decía que llevarla a rehabilitación le costaría más caro que volverla a inscribir a otro instituto y...
Dejo de prestarle atención al profesor, y fijo mi vista en el quinto asiento de la tercera fila. La muñeca de Alex se mueve rápido encima de su cuaderno, él sujeta el lápiz entre sus dedos delicadamente. Creo que está escribiendo algo, o simplemente garabateando.
Suspiro en silencio, mirándolo sin perderme un solo detalle de él. Sus facciones son atractivas y varoniles, la camiseta negra que trae puesta le favorece a su tono de piel — en realidad cualquier color se le mira hermoso, todos le favorecen —. Mi amor frustrado debió haber sentido mi cargada mirada, ya que voltea en mi dirección, y yo despistadamente giro mi cabeza hacia al frente, queriendo pasar desapercibida.
Todas las clases las comparto con Alex, es un milagro que Carrie no esté con nosotros en el mismo salón de clase.
Dejo caer mi cabeza en la paleta de la butaca y me pongo a pensar cualquier cosa absurda.
¿Cómo serían las cosas si Alex y yo saliéramos juntos?
Imaginarme eso me hace soltar una risita tonta.
Imposible.
—Buenos días, profesor. El director solicita la presencia de Skylar Bannerman y Alex Bruce en dirección — Levanto la cabeza y frunzo el ceño, mirando al chico desconocido que está recargado en la puerta con un papel entre sus dedos. No lo conozco.
Frunzo mi nariz al darme cuenta para que el director nos solicita a Alex y a mí en dirección.
La confirmación del partido y la asistencia de las animadoras.
El chico desconocido sin decir nada más cierra la puerta, yéndose. Perezosamente me levanto de la butaca y camino a la puerta. Alex se me adelanta y llega él primero a la puerta, «No se detendrá, te dejará irte sola porque no le agradas.» Me sorprendo verlo sostener la puerta, y haga espacio, para que yo salga primero.
Le sonrío en forma de agradecimiento, y caminamos en silencio por los pasillos de la preparatoria.
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Editado: 29.05.2023