Emilia se lanzó sobre su enorme cama y tomó su móvil, abrió la aplicación de mensajería y luego el chat de Alejo.
«¿Cómo sabes que iba de amarillo?.» respondió y de inmediato vio como él leía su mensaje, sonrió cuando vio que estaba escribiendo.
«Desde que descubrí que eras mi vecina, mi mejor pasatiempo es espiarte desde la ventana de mi habitación.» Emilia se sentó en la cama y miró la ventana que daba al jardín.
«Abre la cortina de tu habitación.» se puso de pie y caminó hasta el ventanal, mientras esperaba su respuesta.
«Si abres las cortinas rosas podrás verme 😜.» con sus manos temblorosas y su corazón a punto de salirse de su pecho abrió sus cortinas. Una risita escapó al verlo justo del otro lado, Alejo la saludó con un movimiento de mano el cual ella imitó.
—Hola florecilla.— la saludó.
—Hola, deberías abrigarte.— le señaló, al verlo sin camisa. Sus manos sudaban y no lograba comprender muy bien todo lo que ella sentía.
—Me gusta como te queda ese color. Mañana podrías ir al colegio con tu cabello amarrado en una alta coleta y alguna prenda de ese color.— le guiñó un ojo dejándola pasmada.
—¡Emilia!, ¿Con quién hablas?.— le gritó Elsa.
—Es un vídeo mamá, ya estoy en la cama.— le habló sin quitar la mirada de su vecino.
—Adiós.— susurró y luego cerró la ventana, con su cuerpo tembloroso caminó hasta su cambiador, se colocó el pijama y quitó el maquillaje. Se metió a su cama, cuando el sueño comenzaba a llegar su móvil volvió a sonar con un mensaje.
«Que descanses florecilla. Espero mañana verte con algo amarillo. Un beso.»
Leyó aquel mensaje y se quedó dormida con una sonrisa plasmada en su rostro, sin poder creer que aquello le estaba sucediendo. Soñando como toda jovencita enamorada del amor.
═══════════════════. ❀~✿ .═
𝑵𝒂𝒓𝒓𝒂 𝑨𝒍𝒆𝒋𝒐:
Hoy hablaré con Agustín, decidí que no puedo hacerle algo así a Emilia, ella no es una mala persona. He hecho varias veces estás estúpidas apuestas, pero con ella no puedo.
Soy un maldito gilipollas, me metí solo en este lío, ahora me tocará perder. Había prometido no volver a jugar con una chica, se lo prometí a Rocío. Mi hermana de diez años me había escuchado reírme con mis antiguos amigos y ella me dio la lección de mi vida con apenas diez años.
Su pregunta retumba en mi cabeza «¿Qué pasaría si en el futuro yo fuese una de esas niñas que te ríes?, dime Ale ¿Serías feliz?.» diez años y lo tenía más claro que yo, un idiota que necesitaba descargar sus mierdas.
Me bajo de mi coche cuando llegó al instituto y lo primero que veo es a mi primo con Ivett, camino hasta ellos dispuesto a terminar esto antes de que ella llegue.
—Pero mira quién llegó aquí.— Agustín choca mi puño y de inmediato Ivett se cuelga de mi cuello.
—Necesito hablar contigo.— le pido sin darle demasiada importancia a la castaña que intenta llamar mi atención.
—Di lo que sea, ella está al tanto de todo.— sonríe con satisfacción y me hace cabrear que le dijera todo a Ivett. Le quito sus brazos de mi cuello y la aparto.
—Eso no sé hará, no seguiré adelante con aquella mierda.— la sonrisa de arrogancia me toca los cojones, el jamás se detiene.
—¿Qué pasó?, te rindes tan fácil o ya se, ella te amenazó con su papito.— algo había detrás de aquel desprecio, pero no estaba enterado y no sería yo quien jugaría con él.
—Ella es una buena chica.— la risa de Ivett me hace al fin prestarle atención.
—¿Emilia una buena chica?, eso es todo una apariencia.— yo no puedo creer el grado de desfachatez que tienen.
—Podría decir que tú eres la menos indicada en criticar.— vuelvo mi mirada a mi primo. —Esto queda aquí, yo le había prometido a mi hermana no volver a hacer algo así y pienso cumplirlo.— levanta sus manos en forma de paz y aceptando que esto quedara así.
—Digamos que por ahora acepto.— no digo más, me largo de ahí. Solo quiero encontrarla y saludarla.
Camino por los pasillos, observando en todas las direcciones, si no la veo ahora estoy seguro que en la clase de matemáticas si. Quiero invitarla a la playa, hoy es viernes y salimos temprano. Sonrío cuando la veo ingresar al salón junto a su amiga, apresuro mis pasos e ingreso detrás de ellas.
—Hola palomita.— sus ojos verdes me miraron y sentí mi garganta secarse. Se a peinado el cabello como le dije y una blusa amarilla con un hombro descubierto.
—Hola, pensé que hoy volverías a tu grado de idiotez.— sonrío al escucharla.
—Había pensado en invitarte a la playa, hoy salimos más temprano.— se acomoda en la silla para quedar frente a mi.
—¿De verdad?.— la ilusión se a dibujado en sus ojos.
—Si, ayer dijiste que deseabas ir. Sé surfear si tenemos buena marea puedo enseñarte.— la expresión de su rostro es inexplicable y lo que mi corazón siente tampoco puedo describir.
—Eso sería increíble, si, quiero ir. Mamá no llega hasta la noche a casa, no sé dará cuenta. Además podemos ir primero a mi casa, no ando con ropa adecuada para la playa.— tocó con la punta de mi dedo su nariz.
—Haremos como tú quieras.—
—Gracias, es incre…
Sus palabras son interrumpidas por Ivett que se sienta sobre la mesa y pasea su dedo índice sobre mi mano, la cual quito de inmediato.
—Ale, cariño, ¿Qué haces luego de clases?.— mira a Emilia con aquella mirada de desprecio y noto como ella desvía su mirada, su expresión corporal me dice lo nerviosa que se encuentra y la fuerza que hace para no demostrar lo que en verdad desea.
—Tengo planes.— le digo sin darle por a más, pero ella insiste.
—Deja esos planes de lado y ven a mi casa, mis padres no están en casa, haremos una pequeña fiesta.— Siguió insistiendo.
—Gracias, tengo algo más importante que hacer.— bufa fastidiada por no haber logrado lo que deseaba y se larga.
—Si quieres ir a esa fiesta ve, yo no me enojaría. Al contrario puedo entender.— saca un pequeño cuadernillo rosa y comienza a escribir.
—No mentí cuando dije que mis planes eran importante. Quiero ir a la playa contigo y comer hamburguesa, un refresco y surfear.— sus ojos vuelven a mirarme, pero está vez sus mejillas están algo rojizas y aquello la hacen más hermosa. Estoy segura que si mamá estuviera aquí se llevaría bien con ella.
#32 en Joven Adulto
#303 en Novela contemporánea
nuevas oportunidades nuevo comienzo, primer amor mentiras rencor, romance juvenil cliche
Editado: 03.11.2024