Alejandro.
Ha pasado un mes en donde las cosas no han estado bien. pero por lo menos el ambiente está tranquilo, sin mayor problema.
Ha sido un mes en donde no he vuelto a ver a Selene, con todo lo de mi hermana llegué a olvidarme de ella, pero siempre había un momento en el que regresaba a mi mente.
Hoy tengo que ir a mi trabajo por unos papeles y permisos para mi nuevo proyecto, y después tengo que ir por mi hermana para almorzar, nuestro hermano aún no sabe de su estado, ella prefirió mantenerlo así hasta que vuelva, falta solo dos semanas para eso así que no considere que fuera un problema mantenerlo oculto, se me hace increíble ver el proceso de todo esto, aún no se le nota e vientre pero sí los malestares y cambios de humor, que disfruto mucho la verdad, más porque es muy fácil sacarla de quicio y burlarme de ella.
Tengo una compañera de trabajo que siempre me atosiga, la verdad que hay veces en las que quisiera decirle unas cuantas verdades, pero me contengo porque sé que eso no es de caballeros, por más que le deje en claro que no quiero nada con ella, ella sigue y sigue molestando.
Cuando encuentro los documentos pienso que sería buena idea comprar algo de postre últimamente se me antoja cosas dulces, pienso en las opciones que puedo llevar.
Durante este mes no he sabido nada de mis padres no me preocupo porque si algo malo hubiera pasado lo hubiéramos sabido hace mucho.
-Hola Alejo, ¿a dónde vas? - me pregunta quién menos quería ver hoy. Tatiana.
-Hola Tatiana, me voy a almorzar, si me disculpas- me voy tratando de esquivarla en vano.
-Bien déjame ir por mi bolso y te acompaño no quiero que almuerces solo- no lo puedo creer ahora se autoinvita pienso indignado.
-Pues Tatiana te equivocas si tengo con quien comer y a ella le molestaría mucho tu presencia- le digo para ver si entiende.
- ¿Y se puede saber quién es tu compañía? - me pregunta con el ceño fruncido, lo que me molesta por el hecho de que piensa que le debo alguna explicación o que estamos en algo cuando jamás le he dado a entender eso.
-Mira no quiero sonar grosero ni serlo contigo, pero no tengo porque decírtelo.
-Pero es que...- y no escucho más porque me voy de ahí dejándola que hable sola.
De verdad que su presencia, su voz su existencia misma me frustra, pero tampoco es que por eso le voy a hacer algo malo.
Camino por las calles de la ciudad y observo a lo lejos una pastelería, pienso que es el lugar perfecto para buscar el postre y voy hacia allá,
Cuando estoy por llegar observo a lo lejos una figura que se me hace conocida, parece Selene solo que tiene el cabello más largo y de otro color, creo que simplemente estoy alucinando y no es ella y lo confirmo cuando vuelvo a buscar con la mirada y no encuentro a nadie.
¿Será que me volví loco?
Entro en la panadería con un sabor extraño en la boca del estómago, hasta ganas de un dulce se me quitó, pero trato de no pensar en eso, hay varias personas haciendo fila y eso es un buen indicio porque significa que los dulces de aquí son buenos, observó las opciones de postres y me decido por un tres leches, un pay de limón para mi hermana y dos donas de chocolate, cuando recibo la orden se siente el aroma de las donas de chocolate y me dan ganas de comer las dos, regresó a mi trabajo por mi auto y los documentos, para después ir por mi hermana.
Cuando ambos llegamos a la casa, nos sorprendemos de encontrar en la casa a nuestros padres, pero no solo eso mamá está en la cocina y hay muchos hombres llevando muebles a la planta superior de la casa, después vemos a papá bajar con una sonrisa y es ahí cuando se da cuenta de nuestra presencia.
Se acerca a mi hermana y la abraza luego hace conmigo.
-Pasen no se queden ahí- nos dice empujándonos hacia la cocina.
-Hijos que bueno que llegan la comida está casi lista. dice mamá revolviendo la cuchara en una olla, huele bien pienso.
Los ojos de mi hermana comienzan a brillar amenazando con llorar, antes de que yo pueda hacer algo papá se acerca a ella y la abraza, mamá deja de lado la cuchara y también se acerca a ella.
-Ya tranquila hija, todos podemos cometer errores, pero no por eso dejarás de ser nuestra hija- le dice papá sobando su cabeza.
-Sí hija somos una familia, y juntos vamos a afrontar todo esto- dice esta vez mamá.
-Lo siento, los decepcioné- dice ella hipando un poco.
-No te puedo negar que al principio nos dolió, pero entendimos que son cosas que pasan y que no es una maldición al contrario es un regalo que una nueva vida venga a alumbrar esta familia- dice mamá y no puedo aguantar más y me uno al abrazo familiar.
Comenzamos a comer todos en silencio, hasta que papá habla.
-Cuando estuvimos lejos ambos nos dimos el apoyo necesario, salíamos a la calle y observábamos en los parques a familias jugando eso fue lo que nos hizo caer en cuenta de que nuestro error fue habernos ido y no haberte dicho que de todas maneras nos quedaríamos contigo.
-Así que su padre tuvo la idea de empezar con la construcción de la habitación de nuestro primer nieto o nieta.
-Pero aún es muy pronto para saber que será- dice mi hermana con duda.
-Es verdad, pero podemos empezar con cosas básicas como una cuna y los muebles ya cuando sepamos que es podemos decorarlo al género del bebé.
No puedo decir que las cosas se sienten igual, al contrario, se siente más cálido el ambiente como si de alguna forma todos hubiéramos madurado a nuestra manera.
- ¿Es por eso que hombres subían muebles blancos? - pregunta mi hermana.
-Sí en el centro comercial encontramos muebles muy bonitos, también pensamos utilizar una de las habitaciones restantes para hacerle un cuarto de juegos- dice mamá mi emocionada con la idea de arreglar todo para la venida del bebé.
-Lo que no sabemos es si tú quieres para mayor comodidad que tu cuarto sea también el del bebé.