Alexandra
Abrí mis ojos e inmediatamente el dolor me hizo soltar un pequeño jadeo.
—Lo siento.
Gire mi cabeza luego de escuchar estas palabras de parte de Agapios.
El pequeño se encontraba en una esquina de la habitación, con la cabeza agacha y llorando.
Al verlo en esa situación tan frágil mi corazón se entristeció.
—Acercate.
—No quiero lastimarte más.
—No me lastimas Agapios, no me has lastimado.
El niño coloco sus ojos en mi y tras secar sus lágrimas se colocó sobre sus pies y empezó a caminar hacia mi con paso lento.
—¿Por qué ella quiso lastimarte?
—Le dije que no permitirá que dañara Alessia. Porque Alexander me dijo que tenía que proteger a mis hermanos.
—¿Consideras a los niños tus hermanos?
Agapios asintío.
—Siempre desee tener hermanos.
—Gracias por cuidarlos Agapios. Gracias…
El niño cuando estuvo al frente de mí agachó su cabeza.
—Ella no está bien, necesita ayuda urgente.
—Tratare de que tu madre sea tratada Agapios…
Él asintió.
—No quiero que ella vuelva a lastimarme.
—No permitiré que ella te lastime Agapios, no lo permitiré.
Alce mi mano hacia su rostro y lo obligue a mirarme.
—Ella no volverá a colocar sus manos en tí, pequeño.
—¿Alexandra, puedo vivir con ustedes?
Le brinde una pequeña sonrisa y sin pensarlo lo atraje hacia mi cuerpo para abrazarlo.
—Claro cariño.
—Pense que después de lo que sucedió no querías que me quedará con ustedes.
—No hiciste nada pequeño genio.
—Fui el medio para que ella te dañará. Ya con eso he de tener bastante culpa.
Deje un beso en la mejilla de Agapios, y lo abrace con fuerza.
—Agapios…
—Sí, Alex.
—Cumplí con la parte del trato que hicimos.
Agapios deshizo nuestro abrazo.
—¿Encontraste a papá? -pregunto con los ojos brillantes.
—Sí.
El pequeño sonrió.
—Necesito ponerme en contacto con él, Alex. Necesito pedirle ayuda con mamá.
Desvíe mis ojos e hice una mueca.
Me duele ser quien le diga que su padre no tiene ningún tipo de interés en conocerlo, que a Agapios Thalasinos no le interesa conocer al niño que fue producto de una violación de parte de la mentirosa.
Es increíble pero cierto.
La loca, madre del pequeño drogó a quien es el padre de Agapios, lo mantuvo recluso en una habitación de hotel y lo violó por días. Ella hizo todo esto para tener un hijo, con él porque él le recordaba Alexander Salvatierra.
—¿Alex, que sucede?
—Agapios…
Antes de que pudiera hablar, él se me adelantó.
—¿Él no me quiere, verdad?
—Agapios…
—Si él no me quiere no me importa, porque puedo llenar el vacío de su ausencia como Alexander… Alexandra, ¿crees que Alexander quiera ser mi papá?
—Oh, mi caramelito.- abrace al pequeño. —Claro que Alexander querrá ser tu papá. Eso no lo dudes nunca.
Los dos nos fundimos en un caluroso abrazó, y un segundo después la puerta de la habitación se abrió, dejándome visualizar Alexander, quién se apresuró a entrar a la habitación.
—Seria un honor para mí que fueras mi hijo Agapios.
—¿De verdad?
—Claro que sí… pero di no me crees este papel demuestra lo contrario. -Alexander alzó el papel que tenía entre sus manos. —Agapios, desde este momento eres un Salvatierra. Eres mi hijo.
Los ojos del pequeño se cristalizaron.
—Pero y…
—Ella escapó Agapios, tu madre escapó de la casa.
Agapios derramo un par de lagrimas.
—Se que te duele que ella haya intentado golpearte, pero aquí estamos todos nosotros para cuidarte, ahora en adelante somos tu familia.
—Gracias, gracias por no dejarme a mi suerte. Gracias por defenderme…
—Caramelito, no tienes que agradecer nada.
Deje un beso en la mejilla de Agapios, y él entre lágrimas sonrió.
—Creo que con eso queda claro que eres Alexandra.
—No se de que habla señor Salvatierra.
—Claro que sabes… pero yo te dare cuerda hasta que te canses de jugar.
Alexander me guiño uno de sus ojos.
—PAPI, PAPI…
Alessia entro a la habitación corriendo.
—¿Qué sucede princesa…?
Alexander se colocó a la altura de nuestra pequeña.
—Alessandro, y Ángel Me dijeron que Agapios se quedará a vivir con nosotros para siempre… ¿eso es verdad?
—Sí, Alessia.
La pequeña diva soltó un grito de emoción, para después abrazar con bastante fuerza Alexander.
Entrecerré mis ojos al ver a la pequeña coqueta que Alexander y yo hemos creamos. E inesperadamente las palabras de esa demente llegaron a mi cabeza.
“Te prohíbo que te unas con ella. No unas tu sangre con la de ella, no lo hagas Agapios.”
¿Será qué ellos…?
No.
No lo creo.
—Agapios, ve con tus hermanos.
—Pero tengo que cuidar Alex…
—Yo lo haré, no te preocupes.
El niño asintío y posteriormente extendió su mano hacia Alessia, quién no dudo ni por un momento en tomar la mano que él le ofrecía.
Entrecerré mis ojos observándolos.
¿Será?
No, no.
Cuando los niños estuvieron fuera de la habitación Alexander tomó asiento en la cama.
Y extendió una de sus manos para tocar mi rostro.
—Tengo que cuidarte Alex.
—Puedo cuidarme sola, Salvatierra.
—Leslie, antes de marcharse dejo escrito en el espejo del baño que te hara pedazos Alex.
—No le tengo miedo a esa psicópata.
Alexander negó.
—Quizás tú no le tienes miedo, pero yo estoy aterrado. Me aterra la idea de que ella vuelve a colocar sus sucias manos en tí, Alex.
¿Y si lo beso tantito?
—Me aterra imaginarme un futuro sin tí, Alexandra.
La loca idea de Itzel de convertirme en el alterego versión ángel de mí, no sirvió para nada. Porque Alexander jura y perjura que soy Alexandra. Y no está para nada equivocado porque soy su reina, la madre de sus hijos.
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Editado: 03.10.2024