Ramé

3; Leo

Está sonando Halsey - Sorry

Miro con una sonrisa a Kenzie. Ronan SE está metiendo una patata frita en su nariz y su hermana lo mira con desaprobación. Justin está a su lado mordiendo su labio inferior preparado para soltar una carcajada, admito que yo también.

En estos meses han pasado muchas cosas. Además de la relación de mi primo con Ginger —que me cogió totalmente de sorpresa—, Kenzie y Justin están juntos por fin.

Supongo que cuando ella pudo dejar su obsesión por mí, pudo ver todo el amor que Justin podía darle; y ella a él.

He estado enamorado de Kenzie, pero siempre he sabido que ella no es para mí.

Ahora mismo no sé quién es para mí. Sé que no estoy haciendo las cosas bien, que no las he hecho bien, pero no puedo volver a atrás.

Tenerla entre mis brazos esa noche ha sido lo mejor que me ha pasado en meses, pero tuve que dejar de abrazarla, levantarme y volver a la cruda realidad.

— ¿Irás al rodeo? —Me pregunta Justin.

— Lo dudo —hago una mueca.

— ¡Tienes que venir! —Exclama Ronan.

— Nosotros hemos pedido vacaciones para poder ir —Kenzie le da un mordisco a su hamburguesa.

— ¿Sabes si Bambi irá? —Pregunta el pequeño.

Siento un pinchazo en mi corazón al escuchar su nombre y mis amigos me miran esperando una respuesta. La pareja sabe lo que tenía con Bambi, pero no sabe que fui un idiota con ella.

Diego ya me amenazó hace semanas. “No vuelvas a acercarte a ella o te partiré las piernas”.

Lo entiendo. Lo hice mal, no debería de haberme acostado con ella, debería de haberla ignorado, pero estaba tan preciosa con ese vestido, y me miraba tan suplicante... No pude hacerlo, no pude dar marcha atrás en ese momento. Nadie supo que me había ido con Bambi de la boda, fuimos discretos y Bárbara estaba demasiado borracha como para preocuparse dónde estaba su hermana pequeña.

— No lo sé —me encojo de hombros, es lo único que puedo hacer.

— Anímate y ve —dice Kenzie— Siempre hemos ido y tienes el verano libre hasta que te den destino.

Todo el mundo que ha estado a mí alrededor desde que era un niño sabía mi deseo y sueño por entrar al FBI. Conseguirlo ha sido una satisfacción personal enorme, y estoy feliz, pero no del todo.

La discusión con papá fue dura porque por una vez, yo no quería acatar su orden. No podía ignorar a Bambi, no podía estar en la misma casa o en el mismo espacio que ella y aguantar las ganas de besarla y tocarla.

— Lo pensaré —digo.

— ¡Ronan! Mastica y traga antes de morder esa hamburguesa, por el amor de Dios.

— Es un bestia —ríe Justin.

Cuando terminamos de comer, Ronan no ha tenido suficiente comida y vamos por un helado. Me siento en la mesa con Justin mientras ellos piden y lo miro.

— Me alegro que todo vaya bien con Kenzie y Ronan, se merecían ser felices.

— Gracias. Sí. Al principio tuve miedo porque no quería que ella estuviera conmigo por estar, que se conformase conmigo solo porque le di facilidades.

— A ella le gustabas de antes.

— Le gustabas tú.

— Lo mío sólo fue... Obsesión —digo, no sabiendo si he elegido la palabra correcta— tú la cagaste con aquella chica.

— No me lo recuerdes —chasquea su lengua—, estaba borracho. ¿Que tal con Bambi?

Me quedo callado un momento y observo cómo los hermanos no pueden decidirse sobre el sabor de su helado.

— La he cagado a lo grande, pero lo nuestro no podía ser.

— ¿Tú padre lo descubrió?

— Sí, no quiero arruinarlo todo. Quiere a Becky y la familia es muy importante para él. No concibe que esté con la hija de la que ahora es su mujer.

— Puedo llegar a entenderlo —dice suspirando.

— Yo también, por eso me alejé.

— ¡¿Dos horas escogiendo sabor para elegir los mismos de siempre?! —Justin abre sus brazos exasperado— Chocolate —señala a Ronan— y fresa —señala a su novia.

Suelto una carcajada y Kenzie rueda los ojos mientras Ronan se ríe. Se sientan a comer sus helados y miro mi teléfono móvil. Había tenido que bloquear a Bambi de todos lados porque no podía verla y saber que no era mía. No podía ver sus llamadas en mi teléfono para preguntarme qué había pasado, qué había ido mal.

No podría escucharla llorar porque me arrancaría el corazón y se lo daría, porque me tiene.

— Este año si puedo beber cerveza —dice Ronan.

— ¡Ni hablar! Aún eres pequeño.

— ¡Vosotros empezasteis a beber cerveza a mi edad!

Tiene razón, pero eran otros tiempos, ahora la cosa ha cambiado y dudo que su hermana lo deje probar alcohol antes de los 18.

Kenzie trabaja en una tienda de ropa y vive con Justin. Ronan va al colegio y por primera vez está sacando todo sobresaliente.

Su tío vive solo y sigue borracho todo el maldito día, pero ya no tiene a nadie a quien pegar. Nuestra amiga nos ha devuelto el dinero a Diego y a mí, aunque le repetimos mil veces que no hacía falta.

Recibo un mensaje de Bárbara y veo que es una foto, y de la boda. Mierda. Pongo mi mano en mi boca y observo a Bambi en ese vestido rojo. Joder, iba preciosa, bueno, es preciosa y yo...

“No lo hagas si no vas a volver”.

Yo soy lo peor de este mundo.

— ¿Qué piensas tanto? —Me pregunta Kenzie.

— Nada importante —me encojo de hombros—. Creo que voy a irme.

— ¿Ya? Apenas has pasado tiempo con nosotros —dice Ronan.

— Tengo que volver a casa, tengo cosas que hacer —me levanto.

— ¿Irás al rodeo entonces? —Pregunta Kenzie.

— Lo pensaré.

Me despido de ellos y camino hacia el coche. Cuando llego, me meto en el asiento y miro al del copiloto, donde B ha estado unas cuantas veces. Quiero llamarla y pedirle perdón, pero me aguanto y lo que hago es ponerme el cinturón y arrancar para ir a casa.

Papá apenas vive aquí ya, Diego viene a veces, por lo que tengo la casa para mí sola. Debería ir empaquetando mis cosas para cuando me den destino pero no lo hago, me siento en mi cama y muerdo mi labio inferior porque la última vez que estuve aquí, compartí cama con ella.



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En el texto hay: comedia, romance, juveniladulto

Editado: 12.09.2021

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