¿Esta era la mejor forma para no pensar más en ti? Era lo correcto, ¿no es así?
Después de separarme del rostro de Regina pude notar una figura pequeña situarse desde el fondo de los casilleros.
Mierda. Un gesto de decepción se depositó en tu semblante, mordiste tu labio inferior con la intención de retener algo. Y ese, era tu llanto.
Bajé la mirada, vi que cayeron de tus manos varios caramelos junto a una nota de tono rosado.
Comencé acercarme a ti, pero esta vez fuiste tú quien me evitó como si fuese una plaga. Me lo merecía, luego de tu apoyo te pagaba con esto.
Agarré aquel pequeño papel. De nuevo había sentido esa odiosa aflicción. ¿Para quién en sí era esa carta?