Tres días antes de su cumpleaños, Violet McGell tocaba el piano con suma delicadesa, For Elisa era la melodia que se escuchaba en todo el Anfiteatro.
—¡Punta de pie, señoritas! ¿Qué se supone que es eso? —exclamaba Madame Bisset, una mujer que apenas llegaba a sus cuarenta —¡Ballet, señoritas, ballet!, Oh por favor, detente Violet, detente.
La chica se detuvo ante la orden, pues no queria hacer enojar a la mujer.
—Creí que lo haciamos bien—dijo una de las bailarinas jugueteando con su tutu.
Madame Bisset solto una risa escalofriante, sin darse cuenta, Violet se tenzo.
—¿¡A eso le llamas hacerlo bien!?—le grito a la joven.
En busca de escapar de la discusion, la joven se levanto del asiento del piano, camino hasta la parte trasera del gran telon rojo y busco su celular.
Tenia muchisimas notificaciones en todas las redes sociales, reviso su instagram y vio que tenia dos mil seguidores mas, se sorprendio, ahora habia llegado a los cien millones de seguidores.
Una vez mas, se planteo lo de eliminar sus redes sociales, las odiaba, controlaban su vida por ahí.
Una notificaccion de WhatsApp hizo que no presionara en "borrar cuenta".
Era una de sus dos mejores amigas, en el grupo que tenia el trio.
SugarMandy: Hola hola hola holaaaa, espero no estar interrumpiendo tus clases de piano/ballet. En fin, tampoco me importa. ¿Vamos por un helado?, ay no espera, me corrijo. Vamos a ir por un helado, Miranda y yo te pasamos a buscar. No hay opcion de negracion #FaltanDosDías, #TengoHambre.
Violet escucho su nombre ser pronunciado por la Madame. Grabo rápido un audio a sus amigas.
—Okey, las espero, por famor, que conduzca Mimi, hazlo por los civiles.
Envio la nota de voz y corrio al piano.
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—¡Es mañana!
El grito en su oido hizo que saltara en su lugar, sentia el corazon palpitar con fuerza a causa del susto.
—¡Jesus!— chillo Violet.
—Estoy segura de que se llama Amanda— señalo lo obvio Miranda.
Las tres rieron, mientras a lo lejos alguien las observaba.
—Las veo señor— hablo el hombre al microfono que tenia en la camisa.
—Tenla en la mira— contesto una voz de mujer— Esa chiquilla puede hacernos ricos si la usamos bien.
El hombre observo a la joven con sus dos amigas, de cabello negro y ropa de marca.
¿Cuánto pagarian sus madres por ella?
Esperaba que lo sufiente como para poder llevar comida a su casa, la paga del trabajo no era sufiente para cubrir los gastos.
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—¡Feliz cumpleaños!
—¡Anda, sopla las velas!
Sonriendo, se inclinó sobre la mesa, lo suficiente para sentir el calor de las velas en su rostro. Cerró los ojos con fuerza, conto hasta tres y formulo las palabras en su cabeza.
Volvio a abrirlos y soplo las velas, provocando un gran aplauso.
—¡Corta el pastel! — oyó gritar a Amanda.
Tomando un cuchillo de la mesa, el piso más alto de un enorme pastel de siete pisos con diecisiete velas.
Fuera, con binoculares, el mismo hombre observaba toda la escena con enojo, celos, envidia. Ellas tenían todo eso y él no, y se los arrebataría.
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Editado: 23.02.2019