Rebelde

CAPITULO 17

CAPITULO 17

DEBERIAS CASARTE CON...

GRETA.

Me aparto de él en cuanto esas palabras salen de su boca. Lo observo con una mezcla de suspicacia y sorpresa, mientras preguntas comienzan a inundar mi mente: ¿Qué ha sido eso? ¿Está coqueteando conmigo?

Esa última idea me obliga a fijar mis ojos en los suyos, y lo que encuentro en su mirada no me agrada en lo absoluto. Al notar mi expresión, el descarado se atreve a reírse en mi cara.

Me quedo embelesada mirándolo, aunque no sé si lo que siento es ira, porque sé que se burla de mí, o desconcierto, porque jamás lo había visto sonreír de esa manera en mi presencia. Siempre que nos encontramos, las únicas miradas que me dirige están cargadas de ira, frialdad y enojo.

Es imposible que sea otra cosa. Obviamente estoy molesta por su actitud, por su burla hacia mí, así que disfrazo toda esta batalla interna con un enojo exagerado y dramatizado.

— ¿De qué se ríe usted?

— De su expresión, deberías ver tu rostro.

— ¿Acaso tengo rostro de bufón? Porque, hasta donde sé, ellos son los únicos que logran hacer reír en el palacio con solo su semblante.

Su risa se detiene al instante, como si hubiera pulsado un botón mágico. Al contemplar que en efecto mi mal genio es en definitiva "real", su postura se endereza.

— Lamento si eso fue lo que pareció. Jamás insinuaría que su rostro se asemeja al de un bufón.

Ruedo los ojos con una lentitud tan exagerada que podría haber ganado un premio. Su disculpa suena sincera, claro, pero hay algo en su tono que me hace sentir... ¿Expuesta? Qué maravilla, ahora soy un libro abierto. Incómoda, aparto la mirada como si eso fuera a arreglar algo.

— Si usted lo dice.

— Créame, hablo con sinceridad. Admito que su carácter puede exasperarme en ocasiones, pero su belleza... nadie, ni siquiera yo, podría ignorarla.

Ah, claro, porque nada transmite una "disculpa genuina" como un cumplido inesperado. Su confesión me toma por sorpresa, lo admito, pero no pienso dejar que eso me desarme. Respiro hondo, recupero la compostura y me preparo para no caer en su trampa tan fácilmente. Qué predecible.

— Muy bien, le creo.

— Me alegra escuchar eso. Sin embargo, ahora que estamos en un ambiente más relajado, ¿podría decirme por qué estoy en este salón, siendo observado por todo un reino que se supone es mi enemigo, bailando con su princesa, cuando apenas han pasado tres meses desde la muerte de mi padre?

— Lo lamento, su majestad, olvidé por completo su luto. Si desea detener el baile... — Intento detenerme, pero me detiene él apretón en mi cintura y la atraída a su cuerpo. Trago saliva ante su atrevido movimiento.

— Ya eso no tiene importancia; de todas formas, pensaba dejar el luto en cualquier momento. Pero lo que sí deseo saber es: ¿Por qué no aceptó bailar con ese chico? por la forma en que le hablo, está claro que la conoce desde hace tiempo.

Solo escucharlo referenciarse a Frederick, unas ganas insoportables de rodar los ojos me atosigan.

— Lo hace, y ya que usted menciona ese tema, quisiera pedirle un favor — Sé que mi petición será muy peculiar, considerando lo poco que puede hacer el rey, en esta situación. No obstante, cuando deseo continuar con mi recital, la música se detiene y veo como todas las parejas que nos acompañaban en la velada, hacen la reverencia de despedida. Sin pensarlo demasiado, yo imito su actuar, para segundos después el salón se llena de aplausos ante el primer bailar de las debutantes.

Él rey parece dispuesto a acercarse para continuar con nuestra conversación, pero está se ve nuevamente interrumpida con la llega de mí progenitor.

— Buenas noches, Rey Andreu. Es un placer tenerlo en mi recinto, espero que este siendo de su agrado, y gracias por aceptar la invitaciòn de la princesa.

— Buenas noches, majestad. Por supuesto, no podría rechazar una propuesta tan única.

Al escuchar sus palabras, se evoca el recuerdo de como invite a el rey Andreu a mi fiesta, provocando una diminuta sonrisa, en mis labios. La excusa más estúpida que pude evocar fue la continuación de la nueva alianza de los dos reinos, mi padre me miró y su mirada expresaba todo, menos conformidad, no obstante, no opino nada al respecto, en ese momento.

Mis hermanos se acercaron también a saludarlo y la anterior conexión que contemple en mi hermano mayor y el, se hizo más visible en esta ocasión.

— Buenas noches caballeros, Señorita Greta— Interrumpen de repente la conversación que mantenía mis hermanos con el nuevo rey y de solo escuchar esa voz saludarme a mis espaldas, mi cuerpo se gestione ante la expectativa, sabía perfectamente a quien le pertenecía.

Volteo con lentitud, imaginado como debería estar luciendo y cuando por fin lo tengo al frente, lo contemplo disimuladamente de pies a cabeza. Supero toda mi imaginación.

Al subir a su rostro, el me recibe con una sonrisa encantadora y alegre, pero lo mejor fue cuando al admirar sus ojos el brillo tan transparente que se percibe me dejo embobada, Sin duda él es, el prototipo del hombre de mis sueños.

— Buenas noches, Duque Thomas — Saludo con una sonrisa, una de las pocas genuinas de esta noche, él también me sonríe, pide mi mano derecha y yo se la sedó, para después plantar un beso en mi guante blanco como saludo y el deseo de no llevar ese material en mis brazos, me hace golpearme internamente.

Sonrió ante su caballerosidad y un carraspeo de garganta es el que me hace explotar la burbuja de fantasia que cree con el duque. ¡Tienes que aprender a controlar la atracción que sientes hacia él!

— Duque, los invitaba a ir por algo de vino, para terminar la reunión aplazada — Repite mi hermano, que fue quien llamo nuestra atención, este Asiente, para posterior hacerme una leve reverencia y caminar con los hombres de mi familia, miro como abandona el baile.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.