Tres años atrás, Gibran se encontraba en el mismo asiento, frente al mismo ordenador, esperando los resultados del examen de selección al bachillerato. Su madre estaba en el asiento de enfrente, intentando disminuir su nerviosismo entrando y saliendo de las aplicaciones sin saber que otra cosa hacer.
Algunos de sus excompañeros tuvieron la suerte de conocer a qué licenciatura habían sido asignados por una falla en el sistema. Si ingresaban al apartado de trámites para titulación aparecía el nombre de la carrera que estudiarían a partir de agosto del 2019. Cuando Gibran intentó ingresar se le negó el acceso, informándole que no había ningún alumno inscrito con los datos ingresados al sistema. Sintió pánico, pues temió no haber sido asignado en ninguna licenciatura por un error en el registro al momento de llenar el pase reglamentado, pero hizo todo lo posible para no ser consumido por el miedo y el pánico y se sentó a esperar los resultados en la página en el que serían publicados.
Aún no había nada, no había una hora exacta para la publicación, era cuestión de esperar hasta que la página cargara. Se moría por saber qué le deparaba el futuro. Hacer la elección de qué carrera estudiar había sido complicada y sencilla al mismo tiempo. Complicada porque tuvo que descartar varias opciones debido al bajo promedio con el que había terminado el bachillerato, descartando medicina, química farmaceutico biológica y psicología. Sencilla porque en parte su decisión estuvo influenciada por las experiencias dentro de la familia. Sus padres estaban estudiando Derecho cuando se conocieron y Gibran tenía muy claro que no le interesaba nada que estuviera relacionado con las ciencias sociales. Y su hermana Cintia había estudiado Odontología, por lo que pensó que, tal vez, si ingresaba a la misma carrera tendría quién le ayudara cuando lo necesitara. Así fue como llegó a las dos opciones que ingresó en el pase: como primera opción Cirujano Dentista con sede en la Facultad de Odontología en Ciudad Universitaria, y como segunda opción Enfermería, sin sede porque era asignada al azar en base a los espacios disponibles. No estaba seguro de querer estudiar Enfermería, pero debía llenar ese campo con alguna carrera sin tanta demanda.
Revisó la pantalla de su celular y las escasas notificaciones que tenía: ninguna era de su interés y tampoco sabía con exactitud qué es lo que esperaba ver.
Pasadas un par de horas después, se abrió el acceso a los resultados, pero el sistema se cayó debido a todos los estudiantes que intentaron ingresar al mismo tiempo. Gibran se estaba desesperando de intentar entrar y no lograrlo, pero quienes sí pudieron hacerlo fueron Monse y Vianney. Mandaron mensaje al grupo que tenían en Messenger, compartiendo que ambas habían quedado en Odontología en FES Zaragoza, en el mismo turno y grupo. Evidentemente estaban felices porque iniciarían la etapa juntas y una parte de él deseaba unirse a ellas. El promedio que tenía estaba cerca de estar sobre el promedio de corte para poder ser aceptado en la Facultad de Odontología y el ingreso no estaba completamente garantizado a menos que el promedio estuviera una o dos décimas por encima del promedio que se incluía en el folleto de la oferta académica. Por lo anterior, sus esperanzas no eran tantas y probablemente sería enviado a la siguiente sede por pedir un promedio menor y esperaba que fuera así para estar en el mismo sitio que Monse y Vianney.
Cuando logró ingresar al sistema no le arrojaba el documento con la protesta universitaria en donde se incluía la carrera y sede asignadas y eso casi hizo que se desplomara ahí mismo porque fortalecía la teoría de que probablemente no había sido asignado a ninguna carrera y eso explicaría por qué no pudo observar sus resultados en el apartado de titulación.
Cuando estaba a punto de derramar lágrimas producto del estrés del momento se percató de una segunda pestaña en donde no esperaba encontrar nada. Al entrar tardó en cargar, pero la pantalla mostró la vista previa de un documento con varios recuadros.
Se trataba de su nuevo horario. Ubicó su nombre y posteriormente leyó el nombre de su nueva escuela: Facultad de Odontología.