¿Cómo me había dejado convencer por Danely de acompañarla al pueblo para comprar lencería? Ah, ¿cómo lo olvidé? Ella y su hermano compartían esos genes de «no aceptaré un no por respuesta». Entonces convenció a Helen también y ella se encargó de que Ahron dijera que sí. Antes llevamos a Apolo con su veterinario privado y luego nos metimos a esa preocupante tienda de pura lencería extremadamente sexy. ¿Qué hacía una tienda como esta en un pequeño pueblo como Telluride?
Dany levantó un baby doll de encaje rojo y se miró al espejo de cuerpo entero que había en el vestidor para compararlo con un kimono corto de satén negro.
—¿Cuál crees que sea mejor? —me preguntó.
Observé ambas prendas, ninguna era de mi gusto. No podía imaginarme a mí metida en alguna cosa de esas, ¿si quiera lograba excitar a un hombre con mi ropa normal? Mi corta lista de romances me decía que no.
Dany resopló y se volvió hacia mí cuando no contesté.
—A ver, si no tuvieras opción, ¿cuál usarías tú?
Si no tuviera opción…
—Definitivamente el kimono—decidí, porque cubría más que el otro.
Dany levantó el baby doll de encaje rojo con una sonrisa perversa.
—Entonces será el baby doll.
Como que no me escuchó nada.
—Te debo parecer una pervertida.
Dany dejó el kimono en su lugar y le indicó a una de las chicas que trabajaban ahí que le envolviera ese con una seña.
—La verdad es que me gusta un chico—confesó. Dany era de mejillas rellenitas, por lo que cuando se sonrojó se le notó bastante—. Y es muy guapo… pero también es un jugador.
—¿Por qué te gusta si es un jugador? —inferí negativamente.
Ella movió sus ojos de un lado a otro mientras se tomaba su tiempo para contestar.
—No lo sé—se encogió de hombros—. O bueno, ¿sí lo sé? Ah, soy una tonta.
Seguro era un peligro enamorarse en estos tiempos.
—¿Estás bien? —pregunté por cortesía.
Dany se echó a reír y se encogió de hombros.
—Supongo.
Luego de que Dany pagara por su artilugio para seducir hombres nos fuimos a una cafetería para merendar algo. Yo era tan fan de los dulces así que no dudé en pedir unas tartaletas de melocotón y un latte de chocolate con Brownies.
—Cielo santo—murmuró Dany, observándome maravillada y a la vez sorprendida. Le dio un sorbo a su té helado—. Es increíble el tamaño que tienes en comparación con lo que comes. Creí que eras vegetariana.
Tomé una servilleta y limpié la crema pastelera que estaba en la comisura de mis labios.
—Eres la segunda que piensa eso de mí.
—¿Qué?
—Que soy vegetariana. En realidad me gusta la carne, pero hay algo en mi estómago que lo envía a otro lugar, supongo.
Me encogí de hombros y Dany parpadeó estupefacta.
—Querida, no creí que pudieras hablar tanto.
—Es que… me es difícil acostumbrarme a las personas—admití—. No es nada personal.
—Lo sé, estoy feliz de que te sueltes conmigo—Dany le dio otro sorbo a su té, así que yo decidí seguir comiendo—. Oye, ¿no tienes curiosidad por el chico que me gusta?
Me pregunté si Dany tenía otras amigas, en la reserva habían otras chicas de nuestra edad, pero Dany casi nunca estaba con ellas, ¿o yo qué sé? De cualquier forma ella era bastante transparente.
—Es Luke, ¿no? —le di un sorbo a mi latte de chocolate.
Dany abrió su boca nuevamente atónita.
—¿Cómo te diste cuenta?
—Tus ojos se iluminan cuando estas cerca de él, tampoco paras de reír por cada cosa que Luke dice, y no es que todo lo que salga de su boca sea muy gracioso o inteligente.
—Cielos…—Dany dejó el té a un lado y se inclinó para recostar la frente de la mesa—. Que ridícula soy, seguro ya se dio cuenta.
—Lo dudo.
Dany levantó su cabeza demasiado rápido y me miró con expectativa.
—Dime, ¿cómo lo sabes?
—Él no parece muy interesado en notarlo, además, dijiste que era un mujeriego, eso debería aclarártelo, pero por si no lo entiendes todavía, recuerda que Luke es el mejor amigo de tu hermano.
Dany resopló y se cruzó de brazos.
—Tienes razón, Nic es un cabeza dura. Nunca me deja estar con nadie.
Cuando hablábamos de Nic me ponía repentinamente muy tímida de nuevo. De sólo recordar su rostro venía a mi mente la estúpida escena del turista alemán, ¿es que acaso no se borraría de mi mente? Desde ese día decidí evitar a Nic a toda costa y me sorprendió que hubiera funcionado pero a la vez me preocupaba. Él parecía ser de esos impulsivos a pesar de que no hubiera intentado hacer nada de esa naturaleza conmigo.
—¿Pero qué hago? Luke me gusta mucho—Dany suspiró dramáticamente—. Supongo que estoy fastidiándote.
—No, es todo lo contrario—admití, en realidad me interesaba que Dany no se sintiera herida—. Pienso que deberías revisar mejor tus opciones con Luke y enfrentar las consecuencias que eso te traiga si es que realmente lo quieres.
Dany enarcó una ceja.
—¿Cómo?
—Eres mayor de edad, puedes hacer lo que tú quieras—expliqué calmadamente—. Diga lo que diga tu hermano son tus decisiones propias Dany.
—Tienes razón—murmuró—. Pero aunque somos una familia aparentemente perfecta…hay muchas cosas que no tengo permitido hacer, muchas reglas y… como sea, no importa. De cualquier forma es Nic quien las tiene más difíciles que yo.
Busqué en mi bolso y saqué mi última adquisición. Algo que mi obsesionada amiga Addison me había regalado. No lo había leído todavía, no le había encontrado el gusto a dicho tema.
—¿Alguna vez has leído libros como estos? —le dije—. No arreglará tu problema con Luke pero quizá te distraiga un rato.
La sonrisa de Dany desapareció por completo cuando leyó el título de la portada.
—Grace, ¿estás jugando conmigo?
—Siempre leo libros sobre chicos como Luke—y como tu hermano—, me supongo que algo encontrarás por ahí.
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Editado: 20.01.2022