Han pasado muchos años desde la última vez que vi el sol, o que lo sentí. Ya no recuerdo como era. O a la luna, a ella también la añoro. Mis ojos sólo han visto la fría oscuridad de esta caverna, en la que he quedado atrapada hace mucho tiempo, en una situación inútil que prefiero no mencionar.
Todo el progreso logrado se había ido al suelo de un soplo, débil como pluma. Extraño a la gente, a pesar que toda mi vida me aparté de ella. Y, principalmente, deseo vivir, aunque tantas veces quise fervientemente morir.