Brayden
La mejor parte de venir a la universidad es cuando llega el viernes, porque puedo ir a casa a verla a ella, me gusta mi carrera, pero me gusta más pasar tiempo con Edesia, la quiero más de lo que debería y sé que está mal.
Me aclaro la garganta y me deshago de aquel pensamiento.
Camino con calma hasta donde está mi auto, al estar enfrente abro la puerta del piloto, estoy a punto de subir, cuando algo llama mi atención, más bien dicho, una pareja.
Una chica de cabello negro, delgada, alta, ojos claros, está discutiendo con su novio, me parece haberla visto antes, pero por más que trato de recordar, nada viene a mi mente.
Cantidad de parejas he visto discutir, pero habitualmente eso lo hacen en los pasillos, en los salones, en la cafetería, no en el estacionamiento.
―Por favor ―suplica él tomándola del brazo ―no me dejes ―dice con la voz entre cortada.
―No te hagas esto a ti mismo, ten un poco de dignidad ―comenta con lástima.
—¿Es por Milio?
—No, pero entiende que lo de nosotros era para pasar el rato, nada serio, me dijiste que lo tenías claro.
―Me enamoré de ti ―dice él con lagrimas en los ojos.
—No es mi culpa —la forma tan fría en la que lo dice, me hace darme cuenta el tipo de chica que es, una basura.
—Estoy seguro que...
—Escucha, sé que encontraras a alguien que te ame con la misma intensidad que tú lo haces, pero...
―Yo quiero que seas tú.
―Yo no siento nada por ti y por mas que trato, no puedo obligarme a estar con alguien a quien no quiero —noto como no tiene tacto para decir las cosas, no le importa herirlo.
―Por favor ―se arrodilla y yo niego molesto.
¿Cómo puede hacerse eso? Ella ya le dijo que no lo quiere y por más que se arrodille no va a lograr nada, conozco a las de su clase, siempre ilusionando a todos, para luego botarlos como basura.
Es guapa, pero por mas atractiva que sea, no puede permitir que lo use o lo pise, porque si ella se da cuenta del poder que tiene sobre él, lo va a hacer siempre.
Chicas sobran en este mundo y mejores que ella, ¿por qué humillarse por alguien que no lo vale?
―Lo siento ―lo ayuda a levantarse ―eres un increíble chico, pero yo no busco nada serio ―se despide de él y se sube a su auto blanco.
Luego de asegurarme de que la chica ya no está, me acerco a él, al verme se limpia sus lágrimas y empieza a caminar, pero lo detengo.
―Debes pensar que soy un idiota, ¿no?
―La verdad es que sí —Si algo me caracteriza es la sinceridad, yo no le digo a nadie lo que quiere escuchar, si no la verdad, incluso a mi familia y eso a provocado ciertas rupturas amorosas y de amistad ―¿Por qué? ―pregunto mientras saco de mi auto una caja de pañuelos ―hay tantas chicas, ¿por qué humillarte, sobajarte, por alguien que no te quiere? ―le acerco los pañuelos y toma uno.
―Es el amor ―niego de inmediato, no debe estar hablando en serio.
―Eso no es amor.
―¿Nunca te has enamorado? ―su pregunta me deja sin palabras, porque los ojos más hermosos vienen a mi mente en ese momento ―ella me hace sentir algo que nadie mas puede ―comenta mientras se limpia la nariz con el pañuelo.
―¿Y cómo estás tan seguro de que nadie más puede hacerte sentir de esa forma? ―él piensa y no encuentra la respuesta a mi pregunta ―¿Ya lo intentaste? ―niega ―no te vendría mal inténtarlo.
―Ella es tan buena ―suelto una carcajada, no puede estar hablando en serio después de como le habló, la forma tan despectiva en la que lo miró, ¿cómo puede decir que es buena?
―Define buena.
―Tú solo viste una discusión, yo la conozco hace poco tiempo y sé que es una persona maravillosa.
¿Es cocniente de lo que acaba de decir? ¿La conoce hace poco tiempo y ya deduce que es buena? Sí que está mal.
―El "amor" ciega en muchas ocasiones.
―Créeme es buena, bondadosa, amable, se preocupa por los demás, es todo lo bueno.
—Si te soy honesto, no es algo que voy a discutir contigo, porque tú no te encuentras bien, ves bondad donde no la hay.
—Ella es...
―Nos vemos ―lo corto antes de que empiece a decir un sin fin de palabras que no describen a esa chica.
Pobre, sí que está mal, ya para decir que ella es buena, tiene que estar realmente cegado.
Me subo a mi auto y manejo hacia el departamento de mis padres, les daré la sorpresa, piensan que no voy a ir, porque les dije que estaría ocupado, pero logré terminar mis pendientes y estoy libre el resto del fin de semana, algo que casi nunca pasa. Luego de cuarenta minutos llego, abro la puerta y no escucho nada, lo que me parece raro.
Voy a la cocina y veo a Karla cortando unas verduras, la saludo y me comenta que aquí solo está Edesia, al parecer mis padres están en una reunión de trabajo.
Salgo de la cocina y me dirijo al cuarto de Edesia, toco la puerta y al no recibir respuesta entro, la veo acostada mirando hacia el techo, como si estuviera armando un rompecabezas imaginario.
Ni siquiera ha notado que estoy parado en el umbral de la puerta, la sigo mirando, ella niega con la cabeza y dice "no puede ser" su mirada sigue fija en el techo.
Me gustaría saber que está pensando y que rompecabezas está tratando de resolver.
Me aclaro la garganta para que note mi presencia.
―Ahora voy a comer ―comenta sin siquiera voltear a verme, así que esta vez toso para llamar su atención ―Karla, ahora voy —dice con esa voz tan dulce que tiene.
―No soy Karla ―al escucharme rápidamente la veo levantarse de la cama, me sonríe.
Esa sonrisa tan linda que tiene, lo ilumina todo.
―¿Qué haces aquí? ―cuestiona confundida.
―¿No te alegra verme? ―asiente, mientras yo extiendo mis brazos, de inmediato se acerca y me abraza ―te extrañé tanto ―digo mientras su perfume tan delicado invade mis fosas nasales.
―Yo también ―se separa de mí ―¿A que debemos el honor de su visita futuro cirujano? ―sonrío.