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Red p.v
"Es una muy mala chica"
"Es una perra"
"No entiendo porqué todos aquí son tan rudos con ella"
"No entiendo porqué regresó"
"Zorra"
"Debió haberse quedado en la cueva de donde salió"
"Mentirosa"
Solo intenté silenciar esos comentarios. Pero esto no es una red social, es la vida real. No puedo bloquear a una persona, no puedo dejar de seguirla, no puedo solo hacer como si ese comentario no existiera. Porque lo hace. Pero supongo- y como últimamente he hecho‐ que solo intentaré hacer oídos sordos, aún cuando eso me lastime, solo no voy a tomarle la importancia que se merece.
Está bien, solo respira. Lo que te pasó no te define, y ellos son ignorantes. Eres lista, no caigas en sus provocaciones.
Me decía a mi misma mientras avanzaba por aquel pasillo, bajo la atenta mirada de quienes ahí estaban.
Puta ansiedad, ni se te ocurra hacer acto de presencia ahora.
¡Que no, mierda!
—Deberías ser más cuidadosa, cariño.- dijo burlonamente.
Levanté mi rostro, y ahí estaba ella. Con su cara de Joker recién arreglado. Miré a los costados; ellos solo reían. Respiré hondo y rápidamente me puse de pie.
—Deberías ser más cuidadosa, cariño, algún día podrías matar a alguien con tus pies chuecos.- hablé de la misma forma que ella. Hizo una mueca; solo rodé los ojos fastidiada.
Retomé mi camino y sin mirar atrás logré llegar a mi salón de clases. Para mi suerte estaba vacío.
Tomé asiento en el fondo, en la parte más alejada de todos y coloqué mi mochila sobre mi mesa.
Pasé mis manos por mi corto cabello de forma frustrada para luego recogerlo en una coleta. Saqué mis auriculares del bolsillo de mis jeans y lo conecté a mi Ipod. Solía tener un celular, era realmente lindo, pero lo destruí, y no me arrepiento. Después de lo que me pasó lo que menos quería era tener algún medio de comunicación. Eliminé todas mis redes sociales y luego de eso estrellé mi celular contra la pared de mi habitación, y como no tuve suficiente, lo pisé varias veces.
Papá me regaló su viejo Ipod como consuelo. Al menos puedo decir que él me quiere; nunca me permitió usarlo, y el que me lo haya regalado significa mucho para mi.
Mientras divagaba en mis pensamientos, de fondo podía apreciar la voz de Lana del Rey cantandome al oído.
Poco a poco los estudiantes comenzaron a tomar posesión de sus lugares.
—Al menos disimulen, idiotas.- dije fastidiada porque no dejaban de mirarme. Ellos rápidamente apartaron su vista de mi.
Cuando la maestra llegó a la sala guardé mis cosas y me dispuse a "prestar atención".
Lo único que sé es que dijo muchas mierdas.
Me quejé en voz baja al sentir que alguien me removió. Abrí mis ojos lentamente encontrándome con la mirada de la maestra. Ella hizo una mueca.
Rápidamente reaccioné.—Aquí tiene.- dije mientras le pasaba mi tarea a la maestra. No le di tiempo de hablar puesto a que ya me había marchado de ahí.
Me quedé dormida y ahora estoy llegando tarde a mi siguiente clase. ¡Excelente!
—Llega tarde señorita Evans.
—Ya lo sé...- dije como si fuera lo más obvio.—Lo que quiero decir es que tuve una complicación.
Él asintió y me dejó pasar. Al entrar al salón lo primero que hice fue buscar un lugar vacío donde pudiera sentarme. Para mi suerte había uno, y además estaba en el fondo.
Ignoré los murmullos y miradas sobre mi y tomé posesión del lugar. A mi lado había un chico, este ni siquiera volteó a verme cuando lo saludé. Parecía demasiado ocupado con su libro.
No le di importancia y me dispuse a prestar atención a la clase.
Sentí como alguien tocó mi hombro varias veces así que giré mi cabeza hacia la izquierda para ver de quien se trataba.
—Solo quería avisarte que el salón de zorras es el de primero.
—No lo creo, tú estás aquí, así que estoy en el lugar correcto.
No iba a caer en sus provocaciones; volví a mirar al frente ignorando a Madison y a cualquier otra persona que estuviera a punto de decir estupideces.
—Oye...
—¿Podrías dejarme en paz?
Me volteé fastidiada. Pero no fue lo que esperaba. No fue Madison o alguna otra persona la que me estaba llamando para insultarme. Sino el chico que estaba a mi lado, el del libro.
—Yo...
Miré a mi alrededor y todos tenían su vista en mi.
¡puta mierda!
—Tu lapiz...
Lo miré apenada.
—Lo siento...
Fue lo único que dije. Volví a mirar al frente, el profesor estaba explicando algo sobre la reproducción.
La verdad durante toda la clase no presté mucha atención, pero al menos no me dormí. No volví a mirar al chico de al lado, me daba mucha vergüenza.
¡Él solo quería devolverme mi lápiz y yo siendo así!
No pueden culparme,–bueno sí, pero...–he estado viviendo a la defensiva desde lo que ocurrió. No volveré a dejar que me hagan sentir inferior, ellos no deberían tratarme así, pero lo hacen, y no voy a quedarme callada si vienen a mi.
Cuando toca el timbre para el almuerzo, me apresuro en salir. Sin mirar atrás me dirijo al baño. Para mi suerte está vacío. Al terminar mis necesidades me preparé para salir. Iba a hacerlo, pero escuché voces, en otra ocasión no lo hubiera tomado en cuenta, pero sabía que aquellas personas hablaban de mi.
—No entiendo como es que volvió, si fuera ella no querría volver a salir de mi casa.
—¡Exacto!, ¿y viste su cabello?
—¡Dios, sí!
Instintivamente llevé mi mano a mi cabello. ¿Qué tiene de malo?. Rápidamente descarté ese pensamiento, porque no debería guiarme por sus opiniones; a mi me gusta, y listo.
Sin pensar demasiado salgo del cubículo. Las chicas automáticamente se quedaron calladas, me vieron, pero no dijeron nada. Claro que no me fue desapercibida la mirada de desprecio que me dieron antes de marcharse. Negué con la cabeza.