Red

capítulo 10

10

Red p.v

—¿Red?.– miré hacia la puerta. Papá asomó su cabeza y me sonrió.—Solo quería hacerte saber que tomaré una siesta, Luke también está durmiendo. Así que si necesitas algo solo dímelo.

—¡Claro, descansa!.

Luego de que papá se marchara, volví que prestar atención a mi tarea. Tengo muchas cosas con las que ponerme al día. Luego de una hora de estar metida en los libros, decidí que sería buena idea tomar un descanso. Fui a la cocina por un vaso con agua, y mientras lo bebía observaba el reloj de pared, marcaba las 4:22 p.m. 

Solo necesito que este día termine cuanto antes.

Luego de colocar el vaso en su lugar, salí de la cocina. Realmente no sabía que hacer así que empecé a recorrer la casa. Todo estaba tan malditamente ordenado, hasta mi habitación, hoy por fin lo limpié. Solía ser muy exigente con la limpieza, pero estos meses el limpiar era lo que menos que me importaba. Durante el pasillo que conectaba la sala de estar con el comedor había algunos cuadros, los de mamá, son muy hermosos, ella sin duda alguna era una gran pintora. Mis cuadros favoritos se encontraban en mi habitación. En uno de ellos ella estaba sentada frente al piano con la mirada perdida mientras que en sus manos sostenía una taza de café. Al contrario de papá, ella odiaba el té. Ese cuadro es hermoso, cada vez que lo veo me transmite tanto, y si soy sincera, hoy en día puedo sentir el dolor de mamá reflejado en él. Fue el último que pintó antes de morir.

Hablar de ella no me hace tanto daño como creen, claro que la extraño y la añoro, pero intento conservar todo lo bueno que vivimos. No quiero depender de su recuerdo, hay veces en las que la necesito mucho, pero cada vez que la necesidad se hace más grande no puedo evitar pensar en lo que iba a hacer ese día de no ser porque aquel accidente, y posterior muerte se lo impidieron. Y sé que debo dejarlo ir, ya pasaron años, pero no puedo.

Intento concentrarme en otra cosa para sacar a mamá de mis pensamientos. Llevé mi vista a la pared de la sala de estar, había muchas fotos familiares. Luke de bebé era simplemente adorable, y sinceramente puedo decir lo mismo de mi, pero supongo que todos somos adorables cuando somos pequeños. A medida que crecemos eso cambia, y ni siquiera estoy hablando de la apariencia física. Es claro que de niños no había algo que nos envenenara el alma, no había algo que nos hiciera odiar la vida o a las personas. Y justo aquí, parada mientras observada mis recuerdos más lindos, deseaba ser una niña otra vez.

Al llegar a la puerta que conectaba al sótano, quedé parada frente a ella. Pensando en si entrar seria una buena idea o no. Encendí la luz, y luego lentamente fui bajando cada escalón, uno por uno. Me digo a mi misma que es algo que necesito hacer, ha pasado más de un año desde la última vez que bajé aquí. Al llegar al último escalón me quedé ahí, por un largo minuto. Observé cada rincón. Todo se veía tan bien, no era el típico sótano mugriento y repleto de telarañas como suelen representar. Papá bajaba muy seguido a limpiar, a veces simplemente a pasar tiempo. 

Me adentré más al lugar. Ahí estaba el estante repleto de libros, la mayoría de mamá, me acerqué a él y escogí uno al azar. "La letra Escarlata". Nunca había leído este. Coloqué el libro debajo de mi brazo y seguí observando el lugar. A un costado estaban los lienzos de mamá, la mayoría sin ser usados, y en un lugar un poco más apartado se encontraba su guitarra. Estaba guardado dentro de su estuche, me acerqué a él, coloqué el libro sobre una pequeña mesa que se encontraba ahí y luego abrí la guitarra. Seguía intacta. Y no, no sé ejecutarla, mamá me enseñó algunas cosas, pero de aquí a ese entonces ya pasó casi una década. Sin prestar mucha atención al instrumento, volví a guardarlo. 

Llevé un mechón de mi cabello detrás de la oreja. No sé que hacer. Talvez debería ir a mi habitación a terminar mi tarea. Tomé asiento en el pequeño sofá que ahí se encontraba y me recosté por el respaldo. Realmente puedo entender porque papá viene aquí muy seguido, es un lugar tranquilo, sin personas, sin ruido, solo se está con uno mismo y los pensamientos. 

—¿Vas a decirme qué está pasando?. Llevas una hora encerrada y has estado llorando desde el colegio.– papá entró a mi habitación repentinamente.—Red, solo quiero que me digas que es lo que te pasa. Soy tu padre, hemos tenido miles de conversaciones, puedes confiar en mi.– sentí como una parte del colchón se había hundido. No quería verlo. No quiero ver su mirada de decepción.

—No puedo hablar contigo...– dije algo agitada y volví a sollozar.—No quiero hablar contigo.– él me tocó el brazo, lo aparté bruscamente y le grité de una manera muy fea que se marchara. Cuando escuché el sonido de la puerta cerrarse lloré aún más. Estoy actuando como una maldita con papá, con la persona que menos se lo merece.

Limpié mi mejilla que se había humedecido por algunas lágrimas. Talvez estar mucho tiempo solo con mis pensamientos no sea buen idea.

Al final del día, papá es la única persona que siempre estaría a mi lado.

Observando cada rincón del lugar, mi vista quedó atrapada por unas cajas. Estaban en el fondo, sobre un estante. Me puse de pie y me acerqué a ellas. Eran varias, de colores pasteles, así que tomé la tercera, que era de un color celeste. Pesaba un poco y tenía algo de polvo, cosa que me hizo estornudar. Lo coloqué sobre el sofá y luego lo abrí.

Me tomó un segundo darme cuenta de que se trataba de las cosas de mamá. La caja estaba repleta de pinceles y pinturas, no estoy segura de que aún sirvan. Volví a cerrar la caja y lo coloqué en su lugar, tomé otra y lo abrí. Este era de un rosa pastel y adentro de ella había fotografías, tomé algunas y comencé a verlas, uno por uno, analizando cada imagen.

Y ahí estaba de nuevo, de vuelta a cuando aún era feliz y tenía a mamá. Ella era hermosa, con su cabello negro y largo. Tenía ojos marrones, iguales a los de Luke. Ella tenía todo lo que yo no, belleza, inteligencia y talento. Tenía una vida por delante, y ella no quería vivirla, no así, no aquí. El último año, antes de su muerte, ella había cambiado. Solo tenía 11 años, pero podía sentirlo, no sonreía tan seguido y siempre estaba encerrada en su estudio. No puedo entender  si tenía depresión, o si solo estaba pasando por un mal momento. Talvez tenía problemas con papá, pero según recuerdo nunca los escuché discutiendo o algo por el estilo. Papá nunca me dió detalles, me tomó años sacar una conclusión por mi misma, y sé que no debería hacer suposiciones, pero nadie me saca la idea de que mamá quería huir de aquí. El día del accidente, en el auto encontraron una maleta repleta de ropa y había varias cajas con sus cosas. Se supone que yo no deberia saber esto, pero escuché a papá hablando sobre el tema con Lexie, era amiga de mamá, hace años que no la veo.



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En el texto hay: traicion, amor, errores

Editado: 24.01.2021

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