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Red p.v
—¿No deberías ir a tu casa?, ¿tus padres no te dirán nada?.– pregunté mientras aún tenía la vista en la portátil, hace un minuto terminamos de ver el quinto capítulo de mentes criminales, realmente me gusta. Son más de las 12 y Gael aún no se ha marchado. Papá tampoco vino a echarlo, así que no creo que se vaya enseguida.
—¿Quién necesita ir a dormir cuando se está teniendo la cita perfecta?.– giré mi rostro para verlo, mis mejillas estaban algo sonrojadas y él me veía divertido.
—¿Desde cuándo esto es una cita?.– lo miré incrédula.
—Desde que me hiciste pasar a tu habitación.
Sonreí.—No quiero ser descortés pero, ¿hasta qué hora te vas a quedar?
—¿Y si decido quedarme hasta que el sol se asome por tu ventana?.
—Pues te quedas, pero no pretendas que te acompañe porque yo sí necesito dormir.
—Eso no es cierto...
—¿Por qué lo dices?.– coloqué la computadora sobre el buró y me senté bien.
—Las personas como nosotros no dormimos, no enseguida.
—¿Cómo son las personas como nosotros?
—Personas que piensan mucho...– me aclaré la garganta. Él me veía de una forma tan rara, su mirada era muy intensa para mi, no podía mantener mi vista en sus ojos, ni aunque quisiera.—Es normal tener insomnio...
—¿Hay una razón específica por la cual no puedes dormir?.– intenté llevar la conversación hacia él, no quería hablar sobre esos temas.
—Tengo problemas, como todos, y en la noche es cuando hacen presencia en mi mente.
—Eso es cierto...– le di la razón.—¿Has vivido aquí toda tu vida?.– me puse de pie y encendí la luz de la habitación. Miré a Gael, la goma para el cabello ya no estaba ahí; sonreí.
—No realmente, nos mudamos aquí hace como 3 años. Papá consiguió un nuevo empleo y mamá decidió que podíamos empezar de nuevo, ella es muy buena ¿sabes?, tres días a la semana va a ayudar en un albergue para personas sin hogares.
—Eso es muy bonito de su parte...– me acerqué a él hasta que volví a sentarme a su lado —¿Y cómo lo manejas tú?.
—El primer año fue difícil, no tenía amigos, no era muy social de todas formas. Hasta que conocí a Harry, un día solo se acercó a hablarme y desde entonces somos amigos.
—¿Harry Lamfort?.
Asintió.—Esta semana no vino al colegio, dijo que tenía algo así como gripe entonces fui a verlo, estaba jugando videojuegos mientras comía una hamburguesa. Se veía realmente mal, no me sorprendió, a veces tiene esos momentos en donde se aleja de todo y de todos.
Lo miré sorprendida.—... deberías cuidarlo.
—Eso intento.
—Inténtalo más, no es bueno estar solo todo el tiempo.– me miraba como si intentara descifrarme, me aclaré la garganta y volví a hablar.—Una vez leí que a veces la persona que más necesitas, te necesita mucho más.
Volvimos a mirarnos, él frunció el ceño.—Hablaré con él...
Asentí no tan convencida.—¿Aún no tienes planes para la universidad?.
—He enviado algunas solicitudes a varias universidades, solo tengo que esperar alguna respuesta. ¿Y tú?.
—Ni siquiera sé cómo ponerme al día con las lecciones del colegio, todavía sigo perdida, es por eso que he estado hablando con papá, talvez me tome un año sabático al terminar el colegio.
—¿Es enserio?.
—Sí, esa es la idea.– nos quedamos en silencio por un largo tiempo, hasta que decidí romper aquello.—Todavía no entiendo porqué quieres ser mi amigo.
—Ya te lo dije muchas veces, me caes bien.– suspiré cansada.—Y eres alguien muy interesante.
—De todas formas, lo único interesante que tengo es el papel de puta que todos me pintan. ¿Qué es exactamente lo que sabes de mí?.– he hecho esta pregunta demasiadas veces como para contarlas y las respuestas son de lo más estúpidas y graciosas.
Él parecía nervioso.—No me guío por los rumores, creo que siempre es mejor conocer a ese alguien antes de señalarlo.
—¿Así que estás intentando averiguar si soy eso que todos dicen?.– lo miré incrédula.
—No me gusta juzgar a los demás, y por lo que he oído Nathan es una basura.
—Lo es...- aparté mi mirada de él.—Eres de las pocas personas con la capacidad de analizar la situación y darse cuenta de lo que realmente significa.
—¿Debería tomarlo como un cumplido?.
—Talvez, y más teniendo en cuenta de que te estás basando en su versión, no en la mía.
—Siempre he sabido que una historia, al igual que una moneda, tiene dos caras.
—Me caes bien, Gael. Es por eso que cuando haga un masacre en el colegio, dejaré que escapes.
—¿Gracias?.– su expresión cambió a una preocupada.
—Relajate hombre, no soy tan sicópata como crees. Por más que odiara a alguien no creo que tendría el valor para hacerle daño.– dije sin más, me sentía un poco ansiosa.
—Sabía que eres más que esa máscara de chica mala que tienes.
—Cuando tenía 12 años, odiaba a las chicas que hacían sentir mal a otras o que insultaban a los demás con ambigüedades. Pero yo pasé a formar parte de ese grupo.
—Debo confesar que lo del pasillo fue muy loco, nunca había visto a nadie enfrentar así a Olivia.
—Cuando pasó lo de Nathan, Olivia fue de las personas que más me insultaba, a ella siempre le ha gustado él, así que enterarse de lo que se supone que hicimos no le cayó nada bien.
—¿Entonces no te acostaste con él?.– lo miré con una ceja enarcada; sonreí.
—Gael, todavía no confío lo suficiente en ti como para contarte mi versión.
—¿Pero no te gustaría que los demás supieran lo que realmente sucedió?.
—Claro que sí, pero antes de eso debo cumplir con algo...
—¿Te molestaría si pregunto qué es lo que debes cumplir?.
Lo miré a los ojos, había cierto brillo en ellos.—Sabes, mi reputación nunca ha sido tan mala, así que debo encontrar a alguien a quien le guste por lo que realmente soy.
—Estoy seguro de que lo harás.– él sostuvo mis manos y le dio leves caricias. Se siente, no sé, tan bien, como si eso fuera lo correcto. Pero vamos que no es así. Aparté sus manos delicadamente.