Red

capítulo 13

13

Red p.v

Sentía como el aire me empezaba a faltar, y aunque quería seguir, me detuve. Apoyé mis manos sobre mis rodillas flexionadas y me tomé mi tiempo para respirar pausadamente. Una vez que me recuperé, tomé la goma para el cabello que tenía en mi muñeca y recogí mi cabello en una coleta, quedó algo corta y de seguro desaliñada, pero funcionará. 

¿Qué se supone que debo hacer?. No puedo llegar a casa y actuar como si nada hubiera pasado. Sé que debo afrontarlo, pero ni siquiera soy capaz que afrontarlo conmigo misma.

"Hola, sí, tuve una pelea y luego huí. Claro, estoy bien; me iré a dormir".

Comencé a caminar y luego me detuve frente a un kiosko. Busqué en el bolsillo de mis jeans, y por suerte aún tenía el dinero que papá me dio esta mañana. 

Que más da, quiero decir, la vida sigue. 

Me adentré al local, y ignorando a las pocas personas que había dentro me dirigí hacia la parte de atrás del lugar. Al llegar frente a las neveras con puertas de vidrio, observé el contenido de cada uno y luego abrí uno de ellos y tomé una lata de coca cola. Mientras me dirigía hacia la caja a pagar, me detuve a ver en un pequeño espejo que ahí estaba.

¡Vaya mierda!.

Él señor que atendía me miró extrañado. Era algo viejo, pero se veía muy amable. Le sonreí con los labios cerrados.—¿Solo esto?.– asentí. —¿Te encuentras bien, verdad?

—Si lo dice por mi aspecto, estoy bien. Tuve una pelea en el colegio, y probablemente estoy suspendida, pero que más da.

Él señor elevó ambas cejas como si estuviera sorprendido.—¿No quieres limpiarte?. Hay un baño en la parte de atrás.

Lo miré incrédula.—Estoy bien, ¿cuánto es?.– insistí con el precio. Una vez que le entregué al señor el dinero, me fui de ese lugar.

Lo más coherente que pude hacer fue caminar hacia mi casa. Tengo tanto que procesar, mi cabeza está hecha un lío. Abrí la lata de gaseosa y tomé un trago de él. ¿Saben cómo se siente?. No puedo explicarlo, pero es como si una parte de mi se hubiera vuelto a levantar.

Ok, recapitulemos.

A Olivia siempre le gustó Nathan, pero ella a él no. Ni siquiera estoy segura de que ahora realmente le guste. 
Summer y Nathan eran novios, y mientras ella estaba de vacaciones él empezó a mover sus piezas, como si fuera un juego de ajedrez. Yo era la Reina, y en un instante él ya me tenía acorralada. Pero supongo que ese siempre fue el plan desde un principio.

Ya no sé que pensar... si ni Summer ni Nathan fueron los que subieron esas fotos, ¿por qué razón Olivia lo haría?. Fue tan horrible lo que hizo que ni siquiera puedo creerlo. Todavía la recuerdo a ella en séptimo grado, era tan dulce y amable, incluso una vez me invitó a su fiesta de cumpleaños, a la cual no fui, pero la intención estaba.

Dime, Olivia. ¿Por qué tenías que ir y hacer que llueva sobre mi?.Oh, no. Ahora tú y yo tenemos muchas cosas de las que hablar.

—¡Mierda!.

Me quejé al sentir como por mi nariz bajaba sangre. Ni siquiera tengo una servilleta; esto apesta. Tomé el borde de mi camiseta y lo usé para limpiar mi nariz. Y como soy tan patética, lo único que hice fue llorar mientras tomaba mi refresco e iba a casa.

—I heard that you're settled down. That you found a girl and you're married now... I heard that your dreams came true...

Estaba en plena interpretación al estilo Adele caminando dramáticamente triste cuando me sobresalté al escuchar el sonido de un claxon. Giré para ver de quién se trataba, realmente iba gritarle a esa persona. Pero cuando di la vuelta, lo único que podía ver era la expresión de enojo que traía papá.

—Sube al auto.– dijo secamente. 

Realmente me asustó el tono de voz que utilizó. ¿Debería obedecer o salir corriendo?. Tragué duro y sin decir nada me senté en el asiento del copiloto. 

—Ponte el cinturón.

Asentí.

Ninguno de los dos dijo nada. Y así fue por unos minutos. Lo único que podía escuchar de fondo era el sonido del viento y los demás vehículos pasando.

—Lo siento...

—¿Realmente lo sientes?.– cuestionó papá.

—En realidad no. De cierta forma se lo merecía.— dije secamente.—Lo único que lamento es tener que verte la cara cuando lo único que hago es decepcionarte.

Su semblante pareció suavizarse. Suspiré pesadamente. ¡Mierda!. Realmente me duele el rostro.

—No quiero que vuelvas a decir eso... siempre estaré orgulloso de ti, cariño.

—Solo lo dices porque eres mi padre, pero sabes que solo creo problema tras problema.

—¿Realmente sería un padre si no tuviera que ver como mi hija se equivoca y estar ahí para ayudarla?.

Soy tan patética que lo único que hice fue llorar.—Ella fue quien subió esas fotos a internet...– lo miré, su expresión cambió drásticamente.—Y sentí tanta ira que lo único que quería era que ella sufriera.

Silencio...

—¿Podrías decir algo?.– dije llorando aún más.—Al menos di que estoy castigada y que no quieres que sea tu hija...

—Pero me gusta que seas mi hija... Red, sé que esto es difícil para ti y que apenas estás saliendo de todo esto pero, ¿quieres volver a ese círculo vicioso o simplemente seguir adelante y superarlo?

—¡No puedo, papá!.– de repente el frenó el auto.

—Escúchame bien Red, no quiero que vuelvas a decir que no puedes, porque no es así. ¿Dónde está la Red que me dijo que quería recuperar su vida, la que quería hacer amigos y empezar de nuevo?.

—¡Esa Red se quedó en mi habitación, así como yo debí hacerlo!.– dije alterada.—¿Por qué no puedes ver que soy débil y que todo esto es demasiado para mi?.

—¡Porque creo en ti!

—Siempre has creído en las personas equivocadas, ese es el problema...

Él no dijo nada más, ni yo lo hice. Me sentía avergonzada. Ni siquiera quería mirarlo a la cara. Papá condujo en silencio todo el camino a casa.

Quería decir algo. Hacer algo. Simplemente nada salía.

—Taylor está en la casa, ve con ella, te ayudará con tus heridas.– él ni siquiera me miraba mientras hablaba. Logré pronunciar un "ok" casi inaudible. —Por si no te has dado cuenta, tu mochila está en el asiento trasero.

Rápidamente giré mi cabeza hacia atrás. Efectivamente ahí estaba mi mochila. Papá bajó del auto sin decir nada más. Suspiré resignada y con algo de dificultad logré tomar mi mochila. 

Me quedé en el auto por unos minutos más antes de salir. 

Al entrar a casa, lo primero que hice fue tirar mi mochila en el sofá. —¡Red!.– Luke me recibió más emocionado de lo normal. Lo abracé confundida.—¿Entonces sí ganaste en la pelea?

—¿Has visto mi rostro?.– él elevó su cabeza para verme mejor e hizo una mueca.—Exacto, no me fue tan bien, pero tampoco es como que me haya dejado...

—¿Te duele?.– señaló mi rostro. Negué.

—No mucho... ¿y Taylor?

—En la cocina, con papá.

Suspiré.

—Iré con ella, ¿puedes sacar la comida que está en mi mochila y guardarla?.– él asintió. —Sabes que... ¿podrías decirle a Taylor que la espero en mi habitación?.

—Está bien...– Luke me miró confundido pero tampoco dijo nada más. Él fue a la cocina y yo dirigí mis pasos a mi habitación.



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En el texto hay: traicion, amor, errores

Editado: 24.01.2021

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