Red de amor

Capituló 12

Escucho el timbre sonar por todo mi apartamento haciendo que me levante de mala gana para averiguar quién es el que se dignado a molestarme veo rápidamente la hora 7:00 am. Tomó el celular del apartamento y escucho la voz de Nelson el portero del edificio, un señor mayor de 40 años.

— buenos días señorita Moore, espero no haberla molestado — suelto un pequeño bostezo evitando que este lo pudiera escuchar. — hay un muchacho que desea pasar a verla, no me dio su nombre, pero me dijo que era importante — inmediatamente se va el sueño en un abrir y cerrar de ojos, ¿quién es el que está allí tratando de fingir que es algo importante?, no tengo amigos a excepción de la señora Pops, Thiago y Lizzy.

— Que suba —logró articular. — muchas gracias señor Nelson. — dejo el teléfono en su lugar y me limito a esperar quién es el estúpido que ha interrumpido mis dulces sueños.

No pasan más de 3 minutos y escucho la puerta, me pongo de pie y abro la puerta, ¿es un chiste?, deja demostrar su sonrisa retorcida y mal intencionada hacia mí, un escalofrío se hace recorrer por mi cuerpo al momento que veo sus ojos llenos de malicia, está igual como lo recuerdo, el hombre alto y corpulento de pelo negro y ojos cafés que un día creí que iba a respetarme y amarme, ya hora después de un año está enfrente mío.

Inspeccionó su atuendo, la misma temática de vestir, sencilla, unos jeans negros junto con un polo blanco.

— ¿terminaste de inspeccionarme ya? — alza una de sus cejas, la furia se está apoderando de mí y estoy aún centímetro de mandarlo a la mierda.

— ¿qué demonios haces en mi casa? — bramó, no entiendo que hace aquí, como demonios, como consiguió la dirección de mi casa y aun no entiendo el cómo había obteniendo mi número de celular.

— Vengo a verte — suelta en un tono burlón — ¿estas fascinada de verme? — dice sin ocultar aún sus dientes alineados.

— ¿quiero que te largues de mi casa? — digo elevando la voz, me importaba una mierda a quién podía despertar, necesito ayuda para sacar a este tipo.

— dime bombón, ¿me dejarás pasar? — ese tono de voz que está utilizando me está cayendo como espina en el dedo.

— ¡VETE A LA MIERDA!, ¡LÁRGATE! — el tipo que tengo enfrente tiene el descaro de soltar una pequeña risa.

— nunca olvides lo primero que te dije cuando salí, cielo — dice antes de alejarse de mi puerta y tomar el ascensor. Me lleva el diablo, no puedo creer que ese imbécil me haya venido a recordar sobre su estúpida venganza, estoy aterrada en estos momentos y no consigo aún tragarme lo que acaba de ocurrir.

Cierro la puerta y me siento en mi sofá sin tener idea qué es lo que puede hacerme este tipo, lo que más me preocupa es que se meta con mi madre y mi tía que lo único que tengo, no encuentro explicación del porqué William Rushell se vino a parecer a mi casa.

¿Debo tener miedo sobre esta situación?, créanme que sí, y la tengo pero no puedo vivir con miedo y menos por este estúpido, no creo que ir a la estación de policía sea buena idea porque no tengo los suficientes elementos para decir que me cuiden de ese dementé.

Escucho mi puerta sonar y me levanto para ver de quién se trata.

— ¿estás bien Beca? — hago un ademán para que entre a mi casa y rápidamente toma asiento en el sofá en donde estaba anteriormente. — escuche tus gritos beca, ¿te encuentras bien? — vuelve a decir la mujer de 54 años.

— sabe quién llegó... William — suelto un suspiro. — Señora Pops, William estuvo aquí y seré sincera con usted, estoy asustada…— me siento al lado de la señora que está muy atenta a lo que hago, la veo muy preocupada por lo que le acabo de contar, al decir verdad su rostro de perturbada me tiene inquieta.

— ¿con el que tuviste ese juego erótico?, ¿Estuvo aquí? — la fulminó con la mirada, tengo muy claro que ya sé en qué concepto tiene mi relación con ese chico, vaya, si no fuera tan mala la situación créanme que estaría en una de mis experiencias más locas.

— si... El — ruedo los ojos.

— escucha niña, ¿porque no lo denuncias? — pregunta.

— señora Pops no puedo denunciarlo por haber venido a mi casa, se sus intenciones pero ante la ley no tengo pruebas para demostrarlas. — ella hace una mueca de decepción; tanto como ella y yo sabemos que es una situación muy delicada y es frustrante no saber cómo resolverlo.

Por otro lado mi madre sabe sobre esta situación, con mi cara llena de vergüenza tuve que decirle, en realidad no quiero preocuparla a estas alturas de su vida, quiero verla feliz así como está ahora, mi tía la ayudó muchísimo con la depresión que tuvo después de la muerte de papá.

Me despido de la señora Pops y ella sale de mi apartamento dejándome antes un consejo muy clave, cualquier cosa pide ayuda un consejo que tomare muy en cuenta, no estoy tan alterada debo decir, el tener al lado Thiago... Me trae mucha tranquilidad y seguridad.



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En el texto hay: novela romántica, amistad, novelacontemporanea

Editado: 12.09.2020

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