Red de amor

Capituló 15

— ¿porque diablos vienes vestida así? — hace una mueca, veo a Lizzy levantarse de un sofá

— Sabes que odio las fiestas y no sabía de esta — le digo a Lizzy cerca del oído para que me pueda escuchar.

— ¡tienes que divertirte Beca! — me toma de la mano y nos alejamos del sofá para poder bailar en "la pista" la canción que aún seguía sonando.

Muevo mi cuerpo tratando de seguir el compás de la música, pero debo admitir que no soy una buena bailarina; veo como se acerca Joseph para tomar a Lizzy de la cintura para bailar al compás de la música, le sonrió amablemente y decido mejor no hacer mal tercio e irme a sentar de nuevo al lugar donde estábamos anteriormente.

Thiago tuvo la canallada de dejarme botada con Lizzy y el poder largarse a saber ni a donde, es obvio que Lizzy no me va a prestar atención porque está junto a Joseph y el últimamente hace que ella se olvide de mí.

Me siento como la chica anti social de una película, aunque lo sea, pero odio estar aquí sin compañía. Se me ocurre que sería buena idea navegar por la casa y poder investigar cosas de este palacio, me levanto del asiento sin antes ver dónde están los chicos, lo visualizo besándose en la pista de baile.

Salgo de la “pequeña” sala de estar y lo primero que veo son las escaleras, subo sin pensarlo dos veces, la gradas de madera y las fotos de paisajes e imitaciones de algunos pintores están en las paredes, debí imaginar que aquí también hay gente y es un segundo piso muy enorme debo admitir. Una mesa de madera en donde arriba se encuentra un espejo muy grande llama mi atención, hay unos retratos encima del mueble y lo que puedo visualizar son las personas que viven aquí pero antes de poder acercarme aún más y saber los dueños del lugar, una voz hizo que saltara de un susto.

— ¿estás bien? — pregunta un chico de cabello negro de tez morena y una vestimenta muy casual.

— si..., ¿porque? — preguntó, será acaso que la cara de pérdida de hace notar en mi rostro.

— no conoces muy bien el lugar cierto — dice con una sonrisa.

— la verdad no... — niego con mi cabeza.

— soy Brett, mucho gusto — extiende su mano hacia mí y la acepto de inmediato.

— Rebeca, el gusto es mío — sonrío, esta situación me hace recordar mucho a la oficina.

— ¿quieres algo para tomar? — dice con algo de nerviosismo.

— Sí, está bien — bajamos hacia la cocina para buscar algo que tomar y puedo ver aún más gente aquí, me da una lata de cerveza, no quise ser descortés al no recibirla, no me gusta la cerveza, él también toma una para él.

Nos sentamos en el mismo lugar donde estaba antes, entablamos una conversación muy amigable en realidad pero mientras pasaba los minutos él ya se encontraba un poco ebrio, yo decidí yo tomar unas tres cervezas, suficientes para sentirme un poco ebria, aún sigo consiente pero sí que el alcohol hace sus efectos.

Brett es un chico muy apuesto hay que admitirlo y tiene muy buen tema de conversación, el problema aquí es que... Es gay, si, ya decía yo que no era algo normal que estuviera hablando con alguien que me llego a gustar a primera vista. Luego de que él me comentó su orientación sexual, fueron fluyendo mejor los temas de conversación, parecíamos unos buenos amigos que se conocían de toda la vida.

— Brett, temo decepcionarte pero tengo que irme — le digo entre risas.

— ¡Oh vamos, Beca! ¡Quédate un poco más! — insiste haciendo pucheros, eso me hace recordar ah...

— ¡Beca! — escucho su voz, lo veo parado enfrente de nosotros con una cara de pocos amigos y con unos tragos de más. — ¡este quien es!

— Háblame, estaremos en contacto Brett — le digo despidiéndome de él, le doy un abrazo

— Hablamos luego cariño — dice, veo como Thiago lo fulmina con la mirada, me voy de allí pasándome de largo. Me adentro dentro de la gente que se encuentra bailando, lo único que quiero es tomar un taxi y largarme de aquí.

— ¡Rebeca! — toma mi brazo y me voltea con brusquedad hacia él.

— ¡suéltame imbécil! — le gritó exasperada, sigo caminando hacia la salida de la casa, tomó el pomo de la puerta y salgo literalmente corriendo con dificultad tratando de no caerme, agradezco que la música ya no esté molestado a mis oídos y lo único que escucho son los grillos cantar y la tranquilidad de la noche.

Siento nuevamente como me jala del brazo y me atrae hacia él.

— ¡qué te pasa! — farfulle.

— ¿qué te pasa a ti, estúpido? — bramó con brusquedad, pueda que este exagerando pero créanme que traigo un rencor con él por dejarme sola toda la noche.

— ¡deja de insultarme! — siento su aliento con olor a whisky chocar en mi rostro. — ¡qué mierda hacías con el!

— ¡déjate de mierdas! — me suelto de su agarre con brusquedad.

— ¡estás empezando a enfadarme!, ¡YA DIME DE UNA PUTA VEZ QUIEN ERA! — veo como se pasa la mano en su cabello con brusquedad y logró ver qué tan dilatadas están sus pupilas por culpa del alcohol mientras que su rostro delata enojo y pesadez



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En el texto hay: novela romántica, amistad, novelacontemporanea

Editado: 12.09.2020

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