Red de amor

Capítulo 34

Me remuevo en mi cama gracias a la luz tenue del sol que entra desde la ventana, lo primero que pienso al despertar es en que tengo que llamar a mi mamá, me siento y me recargo en mi almohada sin salir de mi suave y cálida cama, tomo mi celular y marco su número, luego de unos segundos escucho su dulce voz.

— ¿Rebeca? — contesta.

— ¿cómo estás mamá? — pregunto con una sonrisa a pesar que no pueda verme, estoy feliz de escucharla.

— estoy bien, hija ¿tú cómo has estado?, hasta que llamas eh. — medio regaña.

— lo sé mamá, he estado muy confundida con eso del cambio de hora, además ayer tuve la primera reunión con los inversionistas — musitó elevando mi hombros.

— estoy muy orgullosa de ti — escucho en la otra línea. — ¿ya hay alguien interesado en ti? — ruedo los ojos a pesar que ella no pueda verme.

— mamá... — ruego. — no empieces, ya te he dicho que ve haciéndote la idea que nunca conseguiré a alguien.

— hija...

— por favor..., — interrumpo antes de que pudiera decir algo más. — por cierto no he escuchado a mi tía Karen, ¿salió? — pregunto con curiosidad, es muy extraño no escucharla hablar junto con mi madre cuando hablan conmigo.

— se ha ido a ido a Canadá nuevamente, regresará en un par de días. — anuncia; debo admitir que me ha tomado por sorpresa, sé que siempre va a Canadá pero esta vez sí que fue muy pronto, ahora entiendo la tranquilidad de mi madre.

— bueno, eso está bien por ella, te hablo mañana ¿sí? Te amo — me despido, antes de colgar escucho un "te amo" por parte de mi hermosa madre para luego finalizar la llamada.

Salgo de la cama para tomar una ducha rápida y poder arreglarme, no tengo nada planeado para hoy, desde que ocurrió la situación de anoche no tengo claro que haré, no tengo ganas de estar con Thiago y no creo que sea tan estúpido como para venir a buscarme sabiendo lo molesta que estaba anoche. El vestido formal de color coral me sienta bien, además de eso me he cansado de usar pantalón últimamente, soy poca para vestidos a menos que no sea en un evento que lo necesito, pero normalmente utilizo de tiro largo sé que estas piernas necesitan un poco de respiro, así que las complaceré esta vez.

Rápidamente recuerdo nuevamente que tengo que llamar a Lizzy también, mierda, tomo mi celular y marco su número en el dispositivo.

— ¡vaya!, ¡hasta que apareces! — escucho su voz del otro lado de la línea.

— No empiece a sermonearme — le advierto y suelto un suspiro. — he estado..., muy ocupada y además el maldito cambio de horario es un caos — digo mientras empiezo a cepillarme el cabello.

— dime, ¿cómo has estado lejos de mí? — pregunta.

— Estoy bien, ayer fue la primera reunión y fue muy... — busco la palabra adecuada que sea acorde a la situación aunque no hay para poder describir el horror que fue anoche. — peculiar.

— ¿dime que aún no has matado a Thiago? — interroga con cierta preocupación en su voz.

Suelto un pequeño suspiro. — no, escucha, ¡con el no ha pasado nada, es trabajo, él es mi jefe! — elevo mi voz, por una extraña razón me hizo los recuerdos de anoche llegaron a mi mente y no solo eso sino todos los recuerdos en general y las peleas desesperante que tenemos. Sé que no debí haber dicho eso, porque sé que ella empezará a dudar sobre las mentiras que le estoy diciendo.

— no grites, me dejaras sorda. — Se queja — cálmate, no he dicho nada más que preguntarte si no ha habido una nueva pelea entre ustedes — dice un poco ofendida. — parece que el paraíso no es como lo describen.

Antes de poder contestarle y seguir contradiciéndole por todo la estupidez que dice, escucho pequeños golpes desde la puerta.

— tengo que colgarte, hablaremos mañana. — me despido.

— de acuerdo, espero sea verdad, te amo — dice colgando la llamada, camino rápidamente hacia la puerta preguntándome si es Thiago el que está detrás de esa puerta, giro la perilla encontrándome con, ¿Alex?, ¿qué hace el aquí?, y..., ¿cómo supo dónde estaba?, agrando un poco mis ojos sorprendida al verlo parado frente a mí, una sonrisa dulce aparece en sus labios.

— buenos días, Rebeca — saluda amable.

— buenos días..., ¿qué haces aquí? — pregunto de golpe, una risita con gracia se escucha desde su garganta.

— Recuerda que dije que quería seguir tratándote — lo miro fijamente a los ojos reflejando toda la seguridad en sus palabras. — No pienso desistir..., — dice dejando un pequeño silencio en el ambiente. — me interesas. — vuelve a decir.

Las palabras de Thiago regresas a mí como un golpe fuerte en la nariz, "...es increíble que aún no haya cambiado ese idiota, veo que aún quiere perjudicarme..., él fue quien me robo a mi novia..., siempre quiere robarme todo lo que tengo. Es su envidia y creo que quiere tu presencia en su empresa"; las palabras de Thiago no pueden competir con las actitudes de Alex, confió en Thiago es mi mejor amigo y lo conozco aún más, pero Alex, es un completo extraño para mí y no pienso arriesgarme.

— ¿así? — alzó una ceja, el asiente aún si despegar su ojos de los míos. — de acuerdo, no tengo problema en que estés interesado. — aclaró, una idea ha inundado mi cabeza y me gustaría averiguar quién de los dos dice la verdad y si ese es su principal objetivo, perjudicar a mi jefe.



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En el texto hay: novela romántica, amistad, novelacontemporanea

Editado: 12.09.2020

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